Tortura los deja en libertad
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Tortura los deja en libertad

Acusados de asesinato podrían demandar y hasta exigir una disculpa pública y una remuneración económica, además de la destitución de los elementos policiacos que los arrestaron si el Ministerio Público no prueba lo contrario


Tortura los deja en libertad | El Imparcial de Oaxaca

Francisco Ramón y Luis Felipe, señalados como los autores materiales del homicidio de una mujer de la tercera edad ocurrido en febrero de 2014 en un domicilio de la calle Purcell, en la zona centro de Saltillo, Coahuila, fueron dejados en libertad recientemente y ahora podrían hasta demandar por daños morales y físicos.

Las investigaciones revelan que Francisco Ramón sólo pretendía ganar dinero fácil, pero su ex jefa los descubrió robando en el interior de su domicilio y los planes cambiaron, pues sin pensarlo tomó una prenda intima de la mujer de la tercera edad para ahorcarla hasta quitarle la vida.

Planearon el robo

Autoridades establecieron que el robo comenzó a maquilarse desde finales del 2012, cuando Francisco Ramón y Luis Felipe, terminaron su trabajo con María Cristina, de 63 años, y su madre Mercedes, de 90, en Guillermo Purcell número 566, del primer cuadro de la ciudad de Saltillo.

La fecha indicada llegó, así que Francisco y Luis brincaron la barda del domicilio dirigiéndose a la habitación de Mercedes, donde ya tenían ubicado el lugar donde madre e hija guardaban el efectivo y algunas pertenencias.

Parecía que todo marchaba conforme al plan, les faltaba menos para acabar el trabajo de esa noche, pero los ruidos despertaron a María Cristina, quien asustada se dirigió a la habitación de su madre, descubriendo en el interior a sus ex trabajadores, en respuesta, uno de ellos la atacó sexualmente.

El crimen ocurrió ante los ojos de Mercedes, la madre de 90 años quien, al padecer una discapacidad, no pudo hacer nada para defender a su hija.

Los gritos de la mujer y la mirada de desesperación terminaron por sacar de sus casillas a Francisco quien rápidamente observó a su alrededor, tomando un sostén que se encontraba cerca de él, se dirigió a su víctima y comenzó a estrangularla.

Los descubre y muere

Con la mirada perdida y sorprendido por lo que Francisco Ramón había realizado, Luis Felipe tomó los cinco mil pesos disponibles y un televisor de 32 pulgadas, luego abandonaron el domicilio, dejando atónita a la mujer de 90 años, quien debido a su edad no pudo moverse para defender a su hija.

No fue hasta la mañana del día siguiente cuando familiares se percataron de lo ocurrido, cuando llamaron al domicilio sin obtener respuesta de María Cristina, quien siempre se encargaba de contestar a los llamados.

Al llegar a la zona centro e ingresar a la casa vieron el cuerpo de la mujer de 63 años, dando aviso a las autoridades ministeriales, quienes iniciaron las averiguaciones en torno al caso, descubriendo en esos momentos que semanas atrás albañiles pisaron el domicilio.

Con estos datos, los agentes investigadores dieron con el paradero de los dos implicados, a los cuales ubicaron en una borrachera en la colonia San José, precisamente en el domicilio de Francisco Ramón.

Se contradicen

Luego de una serie de contradicciones los agentes investigadores los dejaron como presuntos responsables del homicidio, así que mientras los presuntos asesinos continuaban en libertad, por parte de las autoridades, las investigaciones seguían.

A pocas semanas de su declaración los sospechosos terminaron en la Primera Agencia del Ministerio Publico acusados de robo y mientras el área de delitos con detenido hacia lo propio, la PGJE del área de atención de delitos cometidos en agravios a mujeres y periodistas hacia lo mismo, citando nuevamente a declarar a los inculpados.

Antecedentes por robo

Con esta segunda cita Francisco y Luis terminaron por confesar el delito y las autoridades finalmente integraron la averiguación por los delitos de homicidio agravado por delito de robo y robo especialmente agravado a vivienda.

Finalmente la orden de aprensión girada por la Juez tercero de lo penal llevó a los inculpados al reclusorio varonil y el día de ayer rindieron su declaración preparatoria, aceptando nuevamente el delito, por lo que será el día 22 de abril cuando la juez penal defina la situación legal de los implicados.

Logra liberarlos

Poco después Francisco y Luis fueron internados en el reclusorio; sin embargo, su abogado aseguró que la detención se dio de manera ilegal; además los mantuvieron en unas celdas de la entonces Procuraduría de Justicia en donde sufrieron torturas y por ello fueron liberados.

Fue así que Francisco Ramón y Luis Felipe, señalados como los autores materiales del homicidio fueron dejados en libertad.

Informes extraoficiales de la Delegación Sureste de la Fiscalía General del Estado (FGE) dieron a conocer que los inculpados fueron víctimas de torturas físicas y psicológicas, donde los obligaron a declararse culpables.

Con ese argumento, la juez del tradicional sistema de justicia, Lucía Anahara Escareño, activó el tratado internacional denominado Protocolo de Estambúl, ordenando que dos médicos asistieran a los detenidos para someterlos a exámenes médicos y psicológicos.

Ambas pruebas resultaron positivas, donde se informó que fueron violentados, por lo que se decretó la libertad definitiva de los inculpados, aunque el proceso sigue sin detenido, y en el que el ministerio público va tener que ofrecer medios de prueba.

El abogado Miguel Campos indicó que con la libertad de los presuntos asesinos de María Cristina Saucedo, podrían demandar y hasta exigir una disculpa pública y una remuneración económica, además de la destitución de los elementos policiacos que los arrestaron si el Ministerio Público no prueba lo contrario.

“Aquí hay de dos: una remuneración monetaria y una disculpa pública. Con esta situación puedes hablar hasta de 800 mil pesos: por el tiempo encarcelado, el sufrimiento y el daño moral. He sabido de casos que se les indemniza hasta con 800 mil o un millón de pesos”, señaló.

Sin embargo, agregó que muchas personas en casos similares deciden no demandar por temor a represalias.

 


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