Historia de vida: Sin piedad, echa a su padre a la calle
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Historia de vida: Sin piedad, echa a su padre a la calle

Celso cometió el delito de violencia familiar en agravio de su padre Adolfo y su madrastra Carmela


Historia de vida: Sin piedad, echa a su padre a la calle | El Imparcial de Oaxaca

Con pasos lentos y cansados, apoyado en su bastón, Adolfo arriba a los Juzgados de Control de Circuito Judicial, donde también llega su hijo Celso, quien supuestamente además de insultarlo y amenazarlo un día lo sacó a la calle, le aventó sus cosas y le dijo que se largara.

La audiencia de comunicación de la imputación se desarrolló en la sala B, donde Adolfo estuvo asistido por una intérprete, toda vez que habla la lengua indígena Mixe, así como un asesor jurídico, porque el adulto tampoco escucha bien.

De acuerdo con la formulación de la acusación que hizo el ministerio público, dentro de la causa penal 801/2017, Celso cometió el delito de violencia familiar en agravio de su padre Adolfo y su madrastra Carmela.

La historia

El 19 de noviembre de 2016, don Adolfo y su segunda esposa Carmela se encontraban en su habitación construida de lámina y madera, sobre un terreno que hace muchos años la víctima compró con el sudor de su frente en la colonia Aquiles Serdán, en Santa Lucía del Camino.

De pronto comenzaron a escucharse fuertes golpes en el espacio que le dieron a la pareja para habitar. Eran golpes causados con martillo y algún tubo.

Al salir don Adolfo, se encontró con su hijo Celso y su esposa, quienes pretendían destruir el cuarto, advirtiéndole a Adolfo que se salieran.

“Más vale que te largues de mi casa, ya estoy hasta la madre de ustedes y de esa bastarda (se refería a la hija de Adolfo y Carmela)”, fueron las palabras de Celso.

Enseguida, con el martillo que cargaba, Celso intentó golpear a su padre, pero Carmela intervino, diciéndole al hijo que era su padre, que no lo golpeara.

“No te metas pinche vieja o te voy a dar un martillazo, no tengo padre ni madrastra, ahora mismo se largan”, les sentenció.

Desde ese día, al ser arrojados a la calle con algunas pertenencias, la pareja salió de lo que fue su propiedad y se fueron al pueblo de donde son originarios, Santo Domingo Tepuxtepec, Mixe.

Don Adolfo declaró que no fue la única agresión sufrida, que constantemente lo hacía su hijo al igual que su esposa y sus nietos.
Detalló que cuando se casó con la mamá de Celso adquirió el sitio donde construyó, pero posterior y mañosamente, Celso se hizo de los papeles de la casa y los cambió a su nombre.

Como datos de prueba, el fiscal dijo contar con la denuncia de las víctimas, dictámenes sicológicos de cada una de ellas, actas de nacimientos y de matrimonio de la pareja, el testimonio de la hija de Adolfo y Carmela.

Así también el testimonio del tío de Celso, la inspección realizada por un elemento de la Agencia Estatal de Investigaciones en el lugar de la agresión.

Durante la audiencia don Adolfo comenzó a sentir dolores de cabeza, pero prefirió permanecer en la sala, aun cuando la juez sugería algún receso.

En su intervención, Celso decidió reservarse el derecho a declarar y en cuanto el fiscal solicitó la vinculación a proceso, este través de su abogado prefirió que se determinara su situación jurídica en las próximas horas, o sea durante la ampliación del término constitucional, ya que el abogado particular solicitaría el testimonio de personal del programa Prospera.

En su momento, según expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) aseguraron que el fenómeno, aunque es poco denunciado, va en aumento debido al consumo de drogas en los jóvenes, la falta de oportunidades y el alto índice de divorcios

Atribuyen la prevalencia de este fenómeno a la recomposición de las familias.

“Antes padre y madre estaban juntos y formaban un bloque de poder frente a los hijos. Ahora lo frecuente es que haya familias fracturadas por la separación de los padres. Un padre o madre que se encarga a solas de la crianza de los hijos los sobrevalora, sobreprotege y es más fácil que ellos abusen”, explicaron.

 

“En el pasado el papel de los padres era inexpugnable: tenían vida propia, las familias eran mucho más grandes y el papel de los hijos se diluía. “Los hijos crecían, obedecían las reglas de la familia y no tenían el lugar que ocupan ahora. Actualmente los hijos son uno o dos, y la mayoría de los ingresos de los padres es para cubrir las necesidades e incluso los caprichos materiales de los hijos”.

Coinciden en que el alto índice de divorcios y el creciente número de madres solteras conlleva a la reproducción del fenómeno.

“Cada vez hay más padres ausentes ya sea porque ambos deben trabajar todo el día para poder solventar los gastos o bien porque están separados. Al no estar presentes, sienten que deben consentir a los hijos. No ponen límites y ésa es la manera más segura de crear un hijo tirano. Los hijos requieren de coordenadas y marcos de referencia”, explicaron.

 

“Muchas veces los padres no tienen autoridad para exigirles que cumplan sus obligaciones básicas, como estudiar o cooperar en las labores de casa, porque son agresivos, alcohólicos o dependientes de alguna sustancia. Eso provoca que el hijo repita patrones de conducta y, por ende, enfrentamientos violentos entre padres e hijos”, comentó otro funcionario.


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