Repensar las zonas arqueológicas
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Opinión

Toltecáyotl

Repensar las zonas arqueológicas

 


Algunos extranjeros y muchos mexicanos en las zonas arqueológicas se comportan de manera irrespetuosa o depredadora. Desde tirar basura, comer en su interior, hasta trepar por los edificios y construcciones. Pero también existen depredadores, personas que se dedican irracionalmente a destruir o dañar los vestigios arqueológicos. Otros lo hacen por razones económicas (saqueadores), o también religiosas (fanáticos). El caso es que el patrimonio cultural ancestral del pueblo, está sometido diariamente a agresiones, peligros y asechanzas. Esto es por parte de los visitantes, pero también, y no menor, las zonas arqueológicas están en riesgo por el mal uso y abuso al que las autoridades del INAH las someten.
En efecto, no existe una “filosofía sobre la política cultural del Estado, enfocada a el patrimonio cultural ancestral”. Existen leyes y reglamentos, que no es lo mismo, en general creados por necesidades urgentes y no como una estrategia y menos como una política cultural sustentada en una filosofía que responda a las necesidades del pueblo para fortalecer y acrecentar su memoria histórica y su identidad cultural ancestral. En los hechos, el Estado y el INAH, actúan de manera irresponsable e irrespetuosa en los temas de investigación, rescate, preservación y difusión del patrimonio cultural. Comenzando con que nunca ha sido el patrimonio cultural ancestral, materia de un genuino interés, comenzando con la carencia de una filosofía y una política cultural, un soporte presupuestal digno y una voluntad política explícita y puntual, como sí la tienen China o India en esta materia, países que tienen una civilización tan antigua como la nuestra, y en donde, la historia y cultura ancestral, ocupan un lugar fundamental en sus proyectos de nación. Aquí en México, el anterior presidente no recordaba qué libros había leído, y el actual, solo llega su 4T hasta 1824, ignorando completamente los siete mil quinientos años de historia ancestral del Anáhuac.
En este mal uso y abuso de las zonas arqueológicas, por parte del Estado a través de la alta burocracia del INAH, no existe ni la más mínima intención de descolonizar la historia y la arqueología. Lo cierto es que, no existe un proyecto de investigación, recuperación, sistematización y difusión de la memoria histórica y la identidad cultural ancestral para fortalecer la conciencia histórica del pueblo. Para el INAH, el pasado ya pasó y está muerto. A lo que se dedica es a hacer “autopsias forenses del pasado”, que ellos llaman colonizadamente historia y arqueología de la época “prehispánica”. En dónde enfocan su raquítico presupuesto, es en la construcción de “Disneylandias prehispánicas” para atraer el turismo, en realidad, el instituto debería ser de arqueología y turismo, porque hasta la fecha, poco ha trascendido en materia de antropología. Esto se puede comprobar fácilmente al visitar la parte superior del Museo Nacional en Chapultepec, que se encuentra abandonado por autoridades y desierta por el público, otras instituciones como el CIESAS y universidades han hecho más en este terreno que el INAH.
Se ha comercializado de manera indigna, con un afán burdo y torpemente mercantilista las zonas arqueológicas, sus museos y la difusión del Patrimonio. Por lo cual, no existe ningún respeto y valoración por parte del pueblo visitante porque no ha sido educado e informado. Los visitantes nacionales, en general, consumen, las zonas arqueológicas, no poseen la información básica para saber, lo que representa para ellos los espacios que están visitando. No existe la conciencia de estar en un lugar histórico y, sobre todo, sagrado. Pero en parte tiene responsabilidad el Estado mexicano que no le da recursos al INAH para preservar y cuidar el patrimonio ancestral, y por otra parte, no tiene protocolos eficientes y eficaces para que las autoridades y trabajadores del INAH, cumplan de manera correcta su alta responsabilidad. Abusan de aquellas personas que buscan en los Tollan encontrar un referente de su Cultura Madre, y por otra, dejan a las empresas y funcionarios turísticos usar indebidamente las zonas arqueológicas, como escenografía para sus espectáculos y filmaciones basadas en extraterrestres.
El Estado mexicano y el INAH deben de revisar el uso que se les da, y el que deberían tener, y, por otra parte, investigar el abuso del patrimonio cultural ancestral, porque de la manera que lo están usando actualmente, es decir, como promotor del turismo, a mediano plazo se destruirá, pues no fue planeado para ese tipo de actividad y sobre todo el número de personas que entran sin ningún protocolo. Se requiere repensar el patrimonio cultural y descolonizar su uso y abuso. El patrimonio de la civilización Madre, debería ser la raíz y la esencia que sustente una filosofía y una política cultural, para acabar con la neo colonización y generar una identidad cultural basada en los miles de años de la civilización del Anáhuac, igual que China o India. Las zonas arqueológicas deberían volver a ser centros de enseñanza de la Toltecáyotl. La visita a estos lugares en todo el país, deberían hacer que el pueblo acrecentara su autoestima, su responsabilidad histórica y su dignidad. Educayotl, AC. “Educar para el futuro con la sabiduría del pasado”. www.toltecayotl.org