Para creer en los Reyes Magos
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Para creer en los Reyes Magos

 


La guerra moderna no tiene como objetivo “vencer al enemigo”. La guerra ahora tiene un sentido económico, hoy el objetivo es destruir la infraestructura del enemigo para dejarlos “sin nada”. Un país hecho polvo en su infraestructura es débil y se encuentra de rodillas. La reconstrucción es un gran negocio. Revise las últimas guerras de E.U. y verá que no “las ha ganado”, pero sí, ha destruido totalmente los países que ha tocado. Vietnam, Irak, Agfanistán, Libia, Siria y desde luego Palestina, que como sabemos, Israel es el corazón y el cerebro de E.U. El caso más patético es Siria. La destrucción de la infraestructura es verdaderamente impresionante, casi los han dejado en la edad de piedra, Libia no se queda atrás, eran los países con mejores condiciones de vida para los pueblos árabes y hoy literalmente están hechos polvo.
El pueblo de México está totalmente amnésico y ausente de sí mismo. Le puede pasar un tanque encima y no se da cuenta, ni al parecer, le importa. El día que despeñadero entregó el petróleo a las empresas trasnacionales a través de sus “reformas”, los mexicanos celebraban en el Ángel de la Independencia la derrota de la selección de futbol de Alemania a manos de los ratoncitos verdes. Esto es justamente lo que digo.
Es muy claro que, desde Miguel de la Madrid, el capital financiero trasnacional se adueñó de México. Pero especialmente, Carlos Salinas, ha fungido como el “mayordomo” de la hacienda llamada México. En efecto, Salinas ha sido el capo de la mafia en el poder. Toda esta gente, desde Salinas hasta despeñadero, han actuado siguiendo instrucciones superiores para destruir a México. Ellos, en el fondo, nunca se han sentido “mexicanos”, ellos son gente de ideología criolla. La ideología criolla es ver a este país como un racho, a su pueblo como animales de corral y sus recursos naturales como la fuente inacabable de riqueza. Cuando decimos que es una “ideología”, no nos referimos al fenotipo, sino a su forma de sentir, pensar y actuar. Existe gente en el poder de ideología criolla, desde las humiles presidencias municipales hasta el Palacio Nacional. Me consta ver a anahuacas chamulas en Chiapas, actuando desde la ideología criolla en el ejercicio del poder. Aunque, “casualmente”, entre más alto es el nivel de poder económico y político, el fenotipo de los poderosos no es anahuaca, y por supuesto, sus apellidos son de difícil pronunciación. En México las familias en el “top del bigpower”, son de descendencia extranjera, desde Hernán Cortés hasta Carlos Slim Helú. Existen 17 familias que poseen el dinero suficiente para pagar la deuda externa del país y no se quedan pobres.
La gente de ideología criolla desprecia a las personas de este país. No tienen empatía por ellas, no las aman, respetan y se preocupan por ellas. Demagógicamente afirman lo contrario, tanto los empresarios, como los políticos, que no es lo mismo, pero es igual. Pero en los hechos, en la vida diaria, los criollos les pagan salarios de hambre a sus trabajadores. Los políticos los engañan una y otra vez de manera cínica y grotesca, con total impunidad. El pueblo para los empresarios y políticos, no merece su preocupación y atención real y sincera, son solo, un vehículo, un objeto para obtener poder económico y poder político.
Desde Salinas a despeñadero, empresarios y políticos se han dedicado a destruir sistemáticamente a este país. No solo han saqueando al erario, sino de manera premeditada, analítica y concertada, se han dedicado a destruir a las instituciones del Estado. Han actuado, literalmente, como comandos cumpliendo escrupulosamente las órdenes superiores. La destrucción no solo ha sido económica, sino han destruido a instituciones fundamentales para la existencia del Estado, como son Pemex, CFE, Ferrocarriles Nacionales, SEP, IMSS, ISSSTE, Sedena, entre muchas otras. A estas instituciones las han saboteado desde adentro y desde lo más alto. Han creado un “frenesí de corrupción”, que ha roto todas las apariencias y de la forma más cínica y grotesca se han dedicado a robar y han dejado robar, destruir y desmantelar.
Pero tal vez, lo más grave, es que han corrompido los valores y principios más esenciales de la nación. Los elementos de la conciencia sacra y espiritual de la vida, de las personas, familias y la nación, han sido, casi destruidos, en esta vorágine. Despeñadero cínicamente declaró que la corrupción en México era un elemento cultural.
Esta es la herencia que recibe AMLO, especialmente de Fox, Calderón y despeñadero. Le entregaron un país literatamente, no solamente en ruinas, sino moral y espiritualmente desahuciado, enajenado y corrupto. Los empresarios que participaron y se beneficiaron de la rapiña, así como los partidos políticos y los políticos que dirigieron la destrucción del país, ahora, sin vergüenza alguna atacan, bloquean y sabotean los intentos por recuperar y salvar a la nación. Toda esta gente debería de estar en la cárcel. Los medios, que solaparon la destrucción, ahora que les han quitado el bozal, muerden la mano que les ha dado plena libertad. Aunque usted no lo crea, amable lector, mediando las distancias, estamos igual que Venezuela. Los pobres y el gobierno tratando de salvar la patria, y los ricos y los corruptos, tratando de hundirla y tomar de nuevo el poder.
AMLO no es un revolucionario, ni siquiera un reformador, es en cambio, -tristemente-, un mandatario que pretende regresar al país cincuenta años atrás, cuando la corrupción estaba controlada, cuando teníamos unidad nacional, una economía mixta en un moderado crecimiento constante, un crimen organizado acotado y controlado. Días en los que vivimos los que ahora tenemos canas. Días en los que había trabajo, el salario medio alcanzaba, donde había respeto y valores, donde los políticos no robaban… tanto, los empresarios daban aguinaldo a los trabajadores y los niños creían en los Reyes Magos. Educayotl, AC “Educar para el futuro con la sabiduría del pasado”. www.toltecayotl.org