Sembradores de agua
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Sembradores de agua

 


Una experiencia colectiva, muy valiosa y aprovechable, comparte la Coordinadora de Pueblos Unidos por el Cuidado y la Defensa del Agua (COPUDA), integrada por 16 comunidades indígenas de las zonas de Ocotlán, Zimatlán y Ejutla, las que lograron encontrar una fórmula para superar la escasez del vital líquido a través de acciones conjuntas y a la vez hacer conciencia sobre la importancia de apropiarse de otros valores patrimoniales tan esenciales como son el territorio, la cultura y la identidad como pueblos originarios.

Los representantes de los pueblos narran la nada fácil tarea de convencerse a sí mismos y luego a los demás para enfrentar en forma solidaria, conscientes y decididos, una crisis que no solo afecta a las comunidades de los Valles Centrales de Oaxaca involucradas, sino la alerta ya preocupa a otras poblaciones de la entidad, el país y el mundo. Por eso hicieron acopio de testimonios de acciones exitosas de diferentes partes para aprovechar lo que funciona y se puede replicar en sus municipios.
Las comunidades beneficiadas han contado con el apoyo del Centro de Derechos Indígenas Flor y Canto, A.C., y del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) para realizar sus trabajos de organización y socialización del proyecto. Desde luego que el avance hasta ahora ha sido tortuoso, difícil, sobre todo cuando se enfrentaron a la Comisión Nacional del Agua, administradora de los recursos acuíferos del país, pero ganaron la batalla en los tribunales. La urgencia de tener agua para el consumo humano y sus labores de producción agrícola posibilitaron acciones que se fueron consolidando cada vez más, librando resistencias e incomprensiones en el ámbito gubernamental.
“La experiencia que hasta ahora ha sostenido la COPUDA, se funda en una idea de organización micro regional, mediante la alianza de varias comunidades; su estrategia de acción corre en un discurso liberador y contestatario de las formas estatales pero dentro de los cauces legales (demandas ante tribunales, mesas de negociación, denuncia pública); asimismo, han desarrollado la capacidad de identificar el tope máximo exigible y el mínimo negociable”, explica la coordinadora en el cuadernillo titulado Sembradores de agua, la apuesta de una vida digna, justa y de respeto a la naturaleza. Sus acciones se basan en una agenda debidamente orientada y consensuada.
La organización explica también el por qué del testimonio escrito sobre las reuniones y talleres realizados, donde han participado activamente mujeres y hombres del campo; es “para no perder su historia y poder compartir sus conocimientos con las nuevas generaciones de las comunidades, para que conozcan que hace años sufrieron escasez de agua y que hoy en día, gracias a sus esfuerzos, la han recuperado paulatinamente”, pero a la vez que el documento sirva “para involucrar a otras comunidades que no necesariamente están en lucha, pero que, al conocer el cuadernillo, éste podría detonar su conciencia y convicción en la defensa de sus bienes naturales como pueblo originario”.
El hecho de que los riesgos están identificados y la postura a seguir en su relación con el Estado estén también definidas garantizan el seguimiento y sobrevivencia de la agenda a corto, mediano y largo plazos. Saben lo que quieren y no quieren de las autoridades de los tres niveles. Reconocen que hay otros problemas colaterales como la emigración constante de las y los jóvenes; que el campo está siendo abandonado; que las nuevas generaciones deben conocer la historia de sus pueblos para que les motiven a quedarse, a amarla, a luchar y trabajar por ellos.
Pero hay que vencer otras inercias, porque “desde que se empezaron a dar apoyos de gobierno la gente comenzó a cambiar; las personas se hicieron más flojas, ya no quieren ni aportar a la comunidad, ya solo esperan a que les llegue su programa. Les llega su dinero y compran lo que no necesitan. Con el tiempo se echa a perder la gente, en especial los más jóvenes”, señalaron en los talleres.
También que las autoridades municipales ya no dan su servicio como antes en que todo era gratuito. “Ahora mucha gente quiere trabajar en el municipio porque hay dinero; ahora cuando hay votaciones todos van a los partidos políticos porque ven ahí una mina de oro; ya no hay servicio al pueblo, a la comunidad. Ahora todos quieren ser presidentes rápido, antes se decía que tenías que aprender y pasar por todos los cargos”.
Los campesinos coaligados están contra el abuso de los agroquímicos en los diferentes cultivos porque dañan el suelo y generan enfermedades, en lugar de bienestar y salud; quieren armonizar sus prácticas tradicionales con la nueva tecnologías. Como se observa, los retos son varios y mayores; hay que trabajar también en otros aspectos.