La pasión del descubrimiento: Marie Curie.
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La pasión del descubrimiento: Marie Curie.

 


No existe una científica conocida universalmente como Marie Curie, tampoco se le ha galardonado a  una persona con dos premios nobel en diferentes ramas como los que ganó Marie Curie en Física y Química, por su trabajo con la radioactividad y el descubrimiento del radio y el polonio. Hablar de Marie Curie es evocar al recuerdo de una mujer inalcanzable, con hambre de conocimiento y con una pasión desmedida por el descubrimiento. Al mencionar el apellido Curie se debe hacer un repaso sobre el trabajo que desarrollaron los integrantes de esta familia de científicos y abonar en cuanto nos han servido sus descubrimientos en el progreso del estudio de la ciencia y la medicina moderna. Marie fue la primera mujer en impartir una clase en la Universidad de Soborna, y la primera mujer enterrada en el Panteón francés que alberga a los “hombres” ilustres de esa nación, Curie también fue una mujer que llevó al límite su amor por la ciencia y la científica que ha servido de inspiración a muchas otras que como ella no se detienen frente a las adversidades que se les imponen. Marie Sklodowska–Curie nació en 1867 en una Varsovia de penurias ocupada por Austria, Rusia y Prusia, durante su infancia ocurrieron dos sucesos trágicos, su madre y su hermana murieron por las terribles condiciones en que tenía sometido el régimen zarista a la población, lo sucedido con la familia de Marie sería una razón fundamental para que años más tarde siendo una científica consolidada, al estallar la Primera Guerra Mundial recorriera el país al lado de su hija adolescente en camionetas que equiparon con sistemas portátiles de Rayos X con los que detectaban las balas en los cuerpos de los soldados heridos. Sus estudios universitarios se vieron retrasados debido a que sus recursos económicos eran muy limitados, a pesar de trabajar como institutriz para una familia de polacos, sin embargo, en esos años tuvo una primera aproximación a la ciencia en el marco de la Universidad Volante de Varsovia, una institución que impartía educación superior de forma clandestina, fundamentalmente dirigida a las mujeres a las cuales estaba vedado el acceso a la universidad en el imperio ruso. Cuando en 1891 Marie pudo viajar por fin a París, el poco dinero del que disponía apenas le bastaba para comer. Pero su ansia de conocimiento era tan fuerte que en apenas tres años obtuvo un grado en física y otro en matemáticas, ambos con las mejores calificaciones. Se casó en 1895 con Pierre Curie, un científico brillante con grandes aportaciones a la ciencia durante su trayectoria, con él formaría una familia y también en él cual encontró un compañero perfecto de trabajo. Con el objetivo de obtener el grado de doctora en ciencias, Marie comenzó un nuevo trabajo de investigación, el primero que se le concedería a una mujer de Soborna, le interesaba la naturaleza de las misteriosas radiaciones que acababa de descubrir Henri Becquerel, y decidió estudiarlas desde una perspectiva química. El descubrimiento del radio y el polonio desencadenaron una revolución en la ciencia y atrajeron la atención de científicos de todo el mundo que a su vez comenzaron a estudiar el fenómeno. Pero los elementos eran una entelequia, unos espectros de los que se tenía noticias sólo por los rayos que emitían. Marie se embarcó en la ingente tarea de aislarlos puros. Sin sueldo, sin financiación para comprar materiales o aparatos, trabajando de prestado en un cobertizo anejo a la Escuela en la que trabajaba Pierre. El fenómeno de la radioactividad fue tomando cuerpo en la comunidad científica y en 1903 Marie presentó su tesis doctoral dedicada al estudio de la misma. Poco después, junto con Pierre Curie y Henri Becquerel, le concedieron al premio Nobel de Física por su descubrimiento. Este trabajo abrió un nuevo y fascinante campo de investigación, que finalmente daría lugar al descubrimiento del núcleo atómico.  No obstante, la aplicación más conocida de la radioactividad, la que dio más popularidad a su descubridora a pesar de que nunca trabajó directamente en ella, fue su empleo en medicina. Esta aplicación fue intuida de forma visionaria por Pierre Curie inmediatamente después de su des– Marie Curie cubrimiento, conocida en Francia como “curieterapia”. La investigación de las capacidades curativas del radio comenzó a realizarse en hospitales de todo el mundo a los pocos meses de su descubrimiento. Aunque lo que hoy denominamos radioterapia tiene poco que ver con lo que se conocía con tal nombre en los hospitales a principios del siglo XX, sin esas investigaciones pioneras hoy no contaríamos con esta herramienta imprescindible en el tratamiento del cáncer. Debido a la exposición directa de Marie a la radioactividad, se quedó ciega de unas tempranas cataratas, llegaron anemias feroces, que sólo se curaban cuando pasaba temporadas fuera del laboratorio, pero incapaz de irse de él definitivamente, sus estancias fuera de él eran muy cortas. Murió en 1934, pocos días después de haber estado en él por última vez, durante una estancia en los Alpes donde había ido a curarse de una afección pulmonar