¡Y votaron las “viejas”!
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¡Y votaron las “viejas”!

 


“Aquellos que no se mueven no notan que están encadenados”
Rosa Luxemburgo

¡Que voten las “viejas”! Era uno de los encabezados que podían leerse en los periódicos el 03 de julio de 1955, la primera vez que pudieron ejercer su voto las ciudadanas mexicanas (a nivel federal). Esta semana se conmemoran 64 años desde aquel domingo en que las mujeres salieron de su casa (las más valientes y entronas) después de enfrentar a sus padres y maridos para poder ejercer su derecho al voto, mismas a las que en las filas para llegar a la casilla les metieron prostitutas (pagadas por quienes estaban en contra) para que por la presión moral y cultural desistieran de seguir en la fila, puesto que ello podía significar que solo las trabajadoras sexuales estaban esperando. Las campañas de desprestigio fueron sucias y apabullantes, pero eso no detuvo a las sufragistas.
Si bien es cierto, el primer aletazo público que despertó la conciencia crítica de las mujeres, misma que las incitaría a exigir su derecho a ejercer su decisión democrática, fue el que dio Emmeline Pankhurst, cuando fundó el primer grupo de sufragistas en la Gran Bretaña, las cuales marcaron un punto de inflexión en el orden social (antes de la primera guerra mundial). Mismas que guiadas por Emmeline exigieron su derecho al voto con una violencia desconocida para su época, siendo ellas las precursoras de las huelgas de hambre, e innovaron con métodos de manifestación peligrosos y radicales como encadenarse a las vías del tren. Incluso llegaron a detonar una bomba en la casa de un ministro. Una de las acciones más escandalosas y comprometidas fue el suicidio de Emily Davison, quien se tiró a las patas de un caballo que corría por el rey en el Dervy de Epsom en 1913. A la par, desde el otro lado del mundo Elvira Carrillo Puerto (con una lucha campesina y socialista) daba los primeros aletazos en Yucatán al lado de su hermano Felipe Carrillo Puerto. Veterana de la Revolución Mexicana, en 1912 crea la Liga Feminista Campesina. Durante 1922, siendo gobernador del estado de Yucatán su hermano Felipe, Elvira Carrillo Puerto fue la primera mujer mexicana electa diputada al Congreso Local en Yucatán. Es al lado de Beatriz Peniche de Ponce que funda la Liga Feminista de Yucatán, y en 1923 logran el reconocimiento al el voto tanto municipal y estatal para tres mujeres electas diputadas al congreso local: Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib y Beatriz Peniche de Ponce. Sin embargo, un año más tarde debido a amenazas de muerte son obligadas a dejar sus cargos. Elvira sigue la lucha por los derechos de las mujeres, organiza congresos y en el congreso de 1931 es donde surge la idea de crear una organización exclusiva para exigir el sufragio femenino
La primera iniciativa de reforma al artículo 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos había sido presentada por el presidente Lázaro Cárdenas (con quien Elvira tenía una relación estrecha) en 1937, la cual fue aprobada por ambas cámaras y por las legislaturas de los estados, sólo faltaba el cómputo y la declaratoria para su vigencia. Pero esta etapa nunca se concluyó porque el Partido Nacional Revolucionario, argumentó que el voto de las mujeres “podría verse influenciado por los curas” además de que “era una reforma sin sentido debido al poco interés de ese sector de la población”, los cuales eran argumentos ridículos. No es hasta el 17 de octubre bajo el mandato presidencial de Adolfo Ruíz Cortines (quien presenta una nueva iniciativa) que se publica en el Periódico Oficial de la Federación la reforma al artículo 34: “son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años, siendo casados, o 21 si no lo son, y tener un modo honesto de vivir”. La cual entraría en vigor en 1954.