Principios áureos de los contadores
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Principios áureos de los contadores

 


Los contadores públicos para trascender deben ser proactivos y parsimoniosos, pero principalmente deben ser humildes para nutrir su vida como el humus, desde la raíz.
Sin que lo tomen como una exageración, puedo afirmar con toda la convicción del mundo, que efectivamente, los contadores públicos son un ejemplo a seguir; sin embargo conquistar esta posición privilegiada ha costado y sigue costando mucho trabajo. Para lograrlo ha sido necesario construir sobre valores sólidos aprendidos en la familia, fortalecidos en las aulas y trasmitidos en el ejercicio profesional. Los valores, en el caso de los contadores se llaman principios.
La actuación de los contadores públicos se rige por valores; principios como dejé asentado, contenidos en un Código de Ética Profesional –que contiene recomendaciones morales de gran perfección, derivadas fundamentalmente de la necesidad de ajustar la conducta humana a los cánones de armonía y justeza que se derivan de la naturaleza misma de las cosas–, que se pueden complementar con tres conceptos esenciales para la profesión: proactividad, parsimonia y humildad. Los contadores públicos deben ser proactivos y parsimoniosos, pero principalmente deben ser humildes.
Proactivo según el diccionario quiere decir a favor de la acción; es la respuesta personal, voluntaria, a un estímulo externo. Acepto hacer esto porque quiero, porque asumo que es mi responsabilidad; porque de acuerdo con mis valores decido que debo hacerlo, aquí y ahora, cuando se espera que lo haga, cuando es útil para los demás y para mí.
Por naturaleza todos somos proactivos. De pro, a favor de y activo que quiere decir diligente, eficaz, que produce efecto sin dilación. Activo como todos sabemos es lo opuesto a pasivo.
Debemos tener la iniciativa y la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan provocando el resultado; como seres humanos, somos responsables de tomar nuestra vida con nuestras propias manos. Nuestra conducta es una función de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones.
La capacidad para subordinar los impulsos a los valores es la esencia de la persona pro activa. Las personas proactivas se mueven por valores: valores cuidadosamente seleccionados, meditados y asimilados.
Todas las personas se ven influidas por los estímulos externos; sean físicos, sociales o psicológicos. He aprendido que la respuesta de las personas proactivas a los estímulos, consciente o inconsciente, en la mayoría de los casos, es una elección o respuesta basada en valores.
Una definición sencilla y objetiva de proactividad la aprendí de un amigo que había vendido una revista para ejecutivos en el Distrito Federal; al final de cada día debían hacer el reporte de lo que habían vendido; me contó que tuvo un supervisor que, cuando trataban de justificar porque no habían vendido, les decía: “a mí díganme como lo hicieron, no me vengan a contar como fue que no lo hicieron”.
En mi opinión, tendremos éxito como contadores, si sabemos ser una profesión de vanguardia, respondiendo con toda oportunidad a los cambios que estamos viviendo.
Pasando al segundo concepto: parsimonia, según el diccionario de la Enciclopedia Encarta, viene del latín; es femenino y significa frugalidad, circunspección, templanza; también debemos entender por parsimonia lo sobrio, moderado, lo que es conciso en oposición a lo redundante, ampuloso; es decir, que guarda el justo medio.
La parsimonia en nuestra profesión y en todos los actos de la vida es la sabiduría, según la educación del ser en los valores, que aunada al conocimiento de las cosas materiales nos ayuda a encontrar el equilibrio “fuente de todo ideal, encontremos en la mesura el método y el camino para llegar a nosotros mismos, para elevarnos al reino de Dios, hagamos una cultura de nosotros mismos, veamos en la superación continua y en el método de la mesura, de la tolerancia, del equilibrio, el espejo de la contemplación que nos llevará a ser mejores”.
Lo que hemos de procurar, decía Plutarco, es la moderación y, Catón enseñaba: “Ser sencillo hace justos, generosos, enormes y bondadosos a los hombres”.
La vida es la suma de muchas oportunidades y el éxito o el fracaso depende del uso que le demos a cada una; es esencial que percibamos el momento en que se presenta cada oportunidad y con esto quiero decir que se nos presentan muchas oportunidades, pero lo básico es que aprendamos a aprovecharlas; que hagamos algo con nuestra vida, que cambiemos permanentemente para mejorarla.