Ansias revanchistas
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Ansias revanchistas

 


Conforme se acerca la fecha para las fiestas de La Guelaguetza, más rabia destilan los industriosos del chantaje político. Su “accionar” muestra que Oaxaca tiene la desgracia de ser el estado donde reinan la impunidad y la venganza política.
Algunos bien informados me dicen que los grupos políticos siguen usando los mismos formatos para ajustar cuentas. Utilizan a los “maistros” del cártel 22 y a sus organizaciones rémoras. La ambición de no ser excluido del gran negocio que significa “dame para que no accione”, aglutina a los grupos más variopintos. Esto ocurre en este momento en las colonias alrededor del tiradero municipal de basura. En una jugada perversa, los capos del Morena, fieles a la consigna del temerario “Demonio de Tasmania” Flavio Sosa, ayer simulaban desconocer los acuerdos con el gobierno para reabrir el basurero.
Obvio, la maquinaria de esta perniciosa industria no se mueve sin dinero. La mano negra y los recursos se entrelazan entre las tribus del cártel 22 y los partidos políticos, algunos exgobernadores ávidos de venganza y, sobretodo, los partidos Morena, PRI y PRD. En este orden.
A estos organismos, cuyo único objetivo es mantenerse en el poder, no les importa inundar de basura a nuestra ciudad (literalmente) e incitar tanta violencia.
El Morena que en este momento pepena cualquier conflicto con miras al 2018, funciona con el sádico “demonio de Tasmania” como artífice de las quemazones como instrumento de terror; con la alcaldesa de Zaachila, Maricela Martínez Coronel, una ambiciosa mujer que para mantenerse en el poder (es por segunda vez presidenta municipal por partidos diferentes) se deja seducir por la pejemanía y el sueño de que estaría cerca del futuro presidente. Eso explica su candidez de creer que el fuego se combate con fuego. Otro actor importante en el conflicto es Francisco Valente, agente municipal de la colonia “Vicente Guerrero. Aunque sabe del alto riesgo que implica atreverse a trastocar el reinado de terror de “los panchitos”, aceptó usar los mismas atrocidades cuando Flavio le ofreció protección política (del Morena) y dinero. Otro elemento que mueve a Francisco Valente es la conciencia clara que tiene de que las hordas de la 14 de Junio son “bestias sangrientas al servicio del gobierno”. Tal aseveración no es exagerada. Aquí algunos ejemplos:

Ejemplos de terror
El pasado día primero dije que parecieran historias espantables, de la imaginación, pero no. Son realidad y corroboran que el terrorismo de Estado es otra faceta más de la degradación política del PRI. Lo sufrimos los oaxaqueños y, especialmente, los habitantes de esa ciudad perdida alrededor del tiradero de basura municipal. En esa zona apartada de Dios, no hay más ley que la de “Pancho Mugres”, su hijo Javier y su matarife apodado “El Congo”, capos indiscutibles de la caterva conocida como 14 de junio, hoy al servicio del partido en el poder. Así lo presumen y lo gritan.
1. Una joven mujer atendía su tiendita en una de las colonias perdidas cerca del basurero municipal. Llegaron “El Congo” (Antonio Pérez) y un grupo de maladrines, todos con pistola al cinto. Le exigieron el pago de derecho de piso. La dama no tenía dinero en ese momento. “El Congo” pidió gasolina y empezó a rociar el tendajón. Cuando iba a prender fuego la mujer se dobló y llorando pagó la extorsión.
2. Dos camiones repartidores, una de Bimbo y otra de Sabritas, fueron quemados cuando los choferes repartían en la colonia Las Peñas. Los autores fueron “El Congo” y sus matachines. Exigieron a los choferes el pago de piso, al no haber respuesta esparcieron gasolina y prendieron fuego a las unidades.
3. En la misma colonia, un joven que iba en su automóvil con su pareja, tuvo el atrevimiento de mirar a “El Congo” y a sus pistoleros cuando pasaban con aire de perdonavidas. Le reclamaron: “qué me ves”. Hubo palabras, golpearon a la víctima y lo hicieron correr. Quemaron su carro y el esqueleto quedó allí como muestra del terrorismo que padecen vecinos de ese cinturón de miseria.
4. El drama que viven cotidianamente los vecinos, sometidos por la 14 de junio y el imperio de la barbarie ante el disimulo del gobierno, se refleja en el siguiente relato. Un taxista chocó con otro carro. Entre sus pasajeros iba uno de los milicianos de 14 de junio que llamó inmediatamente a sus esbirros porque supuestamente le dolía la pierna por el golpe. El dueño del taxi habló a la aseguradora, estaban en arreglos cuando llegaron los matarifes encabezados por “El Congo”. Terminante, pidió 5 mil pesos “para curaciones” de su compinche. Al no ver el dinero empezó a esparcirle gasolina al taxi. “Me vale madre, págame o lo quemo”. La víctima no tuvo alternativa. Creyendo en la ley, el taxista pidió auxilio a la Policía. Llegó una patrulla estatal. “El Congo” amedrentó al comandante con una frase grotesca: “…a chingar a su madre, aquí mandamos nosotros”. El policía se fue colocándose el casco que casi se le cae con la cachetada que le propinó “El Congo”. De este tamaño es el poder que el gobierno permite a los de la 14 de junio.
La discapacidad burocrática que identifica a los responsables de la conducción de la política interna, los hizo ignorar la voz de alerta. Relatos de terror como éste y el clamor de justicia de las víctimas que tienen la desgracia de vivir alrededor del tiradero de basura, no movieron la consideración de los operadores del gobierno. Dejaron hacer dejaron pasar hasta que la violencia, sobre todo la basura con su gran pestilencia y el tufo de un gobierno insensible, nos invadió.

Cándido
El PRI, con un aprendiz de político como es Germán Espinoza, cayó en la inocentada de creer que aceptando en sus filas a unos matachines como Francisco Martínez y su hijo Javier, iba a utilizarlos. Resultó lo contrario. En nombre del PRI, los dueños del grupo “14 de junio” escalaron su impunidad al grado de saturar a Oaxaca de violencia y pestilencia en vísperas de nuestra máxima fiesta.
Como una atisbo de sensatez, por la tarde noche decían que Iban a reabrir el basurero.

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