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Tufo electoral

 


Si el responsable de la política interna en el gobierno del “cambio generacional”, Héctor Anuar Mafud, no manifestara tanta fatiga, el conflicto de las colonias alrededor del tiradero municipal, no hubiera estallado de manera tan brutal.
Como he dicho, un secretario de gobierno es el que “calienta o enfría. Inserta o extirpa. Detona o apaga. Encarcela o excarcela. Premia o Castiga”. Ninguno de estos componentes de la política hubo en este caso que hoy, literalmente, tiene sumida a nuestra ciudad en la inmundicia. No hay autoridad capaz de persuadir a los rijosos del Morena o del PRI, a no seguir delinquiendo.
Aunque lo nieguen, el principal combustible que complica el problema es la disputa de la clientela política, con miras al 2018.
A este factor hay que agregar las reyertas personales, alimentadas también por el control del lumpemproletariado hacinado en esas colonias olvidadas de Dios, entre Flavio Sosa operador estrella del Morena, y “Pancho mugres” y su hijo. Por cierto ?saben quién insistió en llevar al dueño de la 14 de junio para tomarse la foto con el gobernador? Me dicen que fue el “Lobo Depredador”, exedil de Xoxo, Héctor Santiago y su tutorado Martín Rosado.
Pero hay un tercer ingrediente, más letal, la desidia del conductor de la política interna. La advertencia del conflicto, la vio todo el mundo, menos el secretario de gobernación. El pasado 9 de junio, en una especie de “narcomanta” en uno de los puentes peatonales, el señor mugres declaró la guerra a “El Demonio” Flavio. Se leía, entre otras amenazas: “…más de 40 mil agremiados de la organización 14 de junio-CNP…vamos a sacar a Flavio Sosa de su casa de San Bartolo Coyotepec, al agente municipal (de la colonia Vicente Guerrero) Francisco Valencia, a la presidenta municipal (de Zaachila) Maricela Martínez Coronel, al delincuente José Martínez Saavedra y a su hermano Juan Manuel Martínez, mercenarios políticos del partido Morena…”.

LOS DEMONIOS
Sólo en un pueblo sin ley se atreverían a amenaza pública tan temeraria. Los dejaron hacer y dejaron pasar. No hubo ninguna consecuencia salvo que unos matarifes cumplieron su advertencia de agredir a otros de su calaña y sembraran un ambiente de terror inusitado. Así sucedió el pasado lunes 3 en los asentamientos alrededor del tiradero de basura municipal.
Quien se atreva a hacer realidad una amenaza de esta manera, es un temerario o se siente demasiado protegido por algunos personeros del gobierno. Parece que las dos cosas. Hasta ayer no había un sólo detenido por hechos tan violentos.
Tales sucesos que hasta hoy siguen generando incertidumbre en toda la ciudad, nos llevan a la lectura de que este gobierno padece sus propios demonios. Les digo por qué:
A “El Demonio de Tasmania” lo han usado tirios y troyanos, como incendiario y, por lo mismo, uno y el otro saben de sus perversidades. Por eso se siente intocable.
A don “Pancho mugres” y su hijo, engendros del senador chilango Benjamín Robles, los cebaron con dinero y concesiones en el gobierno de Gabino. Al volver el PRI al palacio, cambiaron de chaqueta y hoy son cobijados por Germán Espinoza líder estatal de este partido. Este iluso personaje planeaba usarlos pero salieron más socarrones.
En las entrañas del otrora partidazo, los “panchos” conocieron temas recónditos y ahora ellos son los que usan al PRI. Sus fechorías no tienen límite, igual que su libertinaje. No hay otra explicación para entender porque en lugar de perseguir a Javier Martínez lo designan “líder” de CNP.
Decir que Mafud está agotado no es simpleza. No creo que el funcionario más informado, no sepa el trabajo sucio que hace el veterano Guadalupe Juárez. Este personaje acumula mañas desde su paso por la CROC como operador estrella. Hoy vende sus servicios a “Pancho Mugres” y a su hijo. Los que lo conocen me dicen que es una especie de cerebro malévolo en la consolidación de la CNP que acaba de adquirir Javier Martínez.
Hay que reconocer que don Guadalupe es tenebroso. Ayer dejó correr la versión de que los “desplazados” por la violencia en las colonias incendiadas por las huestes del “El Demonio de Tasmania”, estaba contra los abusos de “Pancho Mugres” y su vástago. Más tarde apareció como negociador para retirarlos del zócalo. Nuevamente “chamaqueó” a los negociadores de Mafud ?saben qué pidieron?
Que a los “desplazados” les entreguen las casas y el predio frente a Ciudad Judicial que son propiedad del gobierno.
La realidad es que Mafud destila ingenuidad. Primero, los “desplazados” no son tal. Bastaría una ligera revisión para saber que muchos son mercenarios llegados de Centroamérica, de Juchitán y otros lugares del Istmo de Tehuantepec, reclutados como sicarios de la 14 de junio. Ubicarlos en esa zona significaría entregar más poder a “Pancho Mugres” y a su vástago y condenar a los vecinos de esa zona a vivir entre la violencia y la incertidumbre.
Señor Mafud, no vaya a cometer tal atrocidad. Condenar a los vecinos a convivir con grupos tan violentos, será un grave atentado contra sus derechos humanos.
Acaso a los altos funcionarios no los mueve el drama que viven constantemente los ciudadanos atacados por las turbas de la 14 de junio o los activistas del Morena.
Un botón de muestra: Una señora tuvo el infortunio de chocar contra un taxi de la 14 de junio. El ruletero llamó a sus huestes que retuvieron hasta la madrugada a la dama para amenazarla y obligarla a pagar en efectivo el monto que le impusieron. Lo hicieron no obstante que la mujer y su aseguradora habían aceptado el pago de daños. Por más llamadas de auxilio, la Policía nunca se apareció.
Es evidente. En Oaxaca padecemos la ley de la selva. Si el gobierno ya rindió la plaza ante esos poderes fácticos, que lo diga.

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