Contribución de los migrantes a la economía de Estados Unidos
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Opinión

El hombre y su palabra

Contribución de los migrantes a la economía de Estados Unidos

 


Donald Trump nos ha mostrado que ni los países más desarrollos se salvan de mantener prejuicios en contra de ciertos grupos, en este caso de los inmigrantes latinoamericanos. Desde su campaña, ha mantenido un discurso de odio contra las personas que cruzan o intentan cruzar la frontera de aquel país y que provienen de países marginados del continente; los ha calificado de “criminales, narcotraficantes y violadores”.
Pero más allá de estos mensajes de odio, vale preguntarse ¿cuál es el papel de los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos? La realidad dista de ser aquella que tanto pregona el presidente del vecino país del norte, es por eso que debe dimensionarse la contribución que tienen los migrantes en la economía de una las principales potencias del mundo.
Primero, mientras en Estados Unidos su población nativa se encuentra en un proceso de envejecimiento, Latinoamérica se compone una población joven y productiva amplia; este grupo de edad al no encontrar oportunidades laborales y educativas se ven en la necesidad migrar hacia el Estados Unidos, engrosando la fuerza de trabajo y ocupándose en aquellas actividades que la población nativa no desea, así como en aquellas donde la paga es mínima y las condiciones labores son precarias; además, contribuyen a rejuvenecer la población.
Segundo, el país receptor, en este caso Estados Unidos, se apropia de una población por la cual no tuvo que invertir ningún peso en su educación, salud, seguridad, etc., es decir, ganan al obtener gente que va a contribuir en su economía sin haber invertido nada en su formación; mientras que en el país de origen esto representa una pérdida, toda vez que pierde uno de los recursos más importantes como la fuerza de trabajo y que no compensan tal merma a pesar de la entrada de remesas.
Tercero, debido a su participación migratoria desde hace varias décadas, los latinoamericanos en Estados Unidos representan una de las poblaciones económicamente activas de mayor crecimiento y que contribuyen en más del 10 por ciento del Producto Interno Bruto, según estimaciones.
Mientras en los países de origen ceden gente en edad productiva y reproductiva; hay pérdida de inversión en capital humano que podría haber contribuido a la economía nacional; así como dependencia de las remesas, que en mucho de los casos sólo puede aminorar la condición de marginación y pobreza.
Entonces, la migración representa una ganancia para Estados Unidos y una pérdida o costo para la región de Latinoamérica. Si bien la migración se ha mantenido en niveles constantes desde principios de esta década, la condición económica de región no ha mejorado, por lo tanto, están vigentes los factores por los cuales la migración sigue siendo una obligación para poder acceder a una mejor calidad de vida.
Si el gobierno norteamericano quiere frenar la migración, debe contribuir en la solución de los problemas que causan este fenómeno; mientras no existan soluciones, la gente va a seguir buscando cruzar la frontera. Por otro lado, resulta valioso el anuncio del gobierno mexicano para impulsar el desarrollo económico de la zona sur y Centroamérica a través del Plan de Desarrollo Integral, proyecto elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y que incluye, además de México, a El Salvador, Guatemala, Honduras.
En el plan se reconoce los problemas estructurales de la región: crecimiento económico excluyente que genera desigualdad y pobreza, alto crecimiento poblacional, falta de empleos, bajos salarios y violencia, así como el cambio climático los cuales son elementos que hacen que la gente se vea forzada a emigrar. Ante esto, se proponen tres ejes: primero, desarrollo productivo, ingresos y crecimiento incluyente; segundo, humanizar el tránsito y la regularización; y tercero, gestionar el retorno.
Hoy, México debe voltear para ver a aquellos países que presentan una misma situación económica y social; generar y participar en las soluciones; y abandonar su papel de subordinación a los intereses de Estados Unidos.