Oportunismo aldeano
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Editorial

Oportunismo aldeano

 


Desde el inicio de la emergencia debió haberse previsto la necesidad de formar una comisión, comité u organismos que, formado por autoridades civiles, militares, policiales, miembros de organizaciones como la Cruz Roja y hasta miembros de la sociedad civil, que administraran la ayuda humanitaria. Ello, con el propósito de cumplir con lo que ha reiterado el gobernador Alejandro Murat, en el sentido de que no se permitirá que haya quienes pretendan lucrar con el dolor y la tragedia que ha azotado a nuestros hermanos del Istmo. Es ofensivo que servidores públicos mencionen en sus discursos, que a algunas de las personas que perdieron a sus seres queridos, ya se les entregaron los ataúdes, las carpas, el café y sólo le faltó decir que los tamales. Hay ignorancia, soberbia, actitudes negativas ante una realidad dolorosa y lacerante. De igual manera hay que criticar a quienes en los centros de acopio se dan tiempo para tomarse la foto o la selfie. Sin duda alguna, el ejecutivo estatal debe tomar las providencias necesarias ante estos especímenes ajenos, por supuesto, al dolor humano.

Asimismo, es criticable la conducta de personas que si bien resultaron afectadas, han asumido actitudes de intolerancia y hasta violencia. Se trata de una emergencia grave en la que hay que cumplir con los protocolos correspondientes. Nadie debe exigir lo que no le corresponde. Suponemos que se ha hecho un padrón de quienes perdieron sus viviendas o a familiares; que no cuentan con un techo en dónde dormir o con alimentación. Pero ello no supone agredir a los cuerpos de seguridad, de socorro, mucho menos al gobernador o a funcionarios federales, estatales o legisladores que, en su mayoría, están tratando de hacer su trabajo. De momento han aflorado asimismo los resentimientos del por qué primero Juchitán y luego Asunción Ixtaltepec y más tarde Unión Hidalgo. Sin duda la tragedia se detectó primero en una parte y, posteriormente en otras comunidades, conforme fue fluyendo la información. Esta situación en nada ayuda a que la ayuda humanitaria fluya con la celeridad que se requiere. Es indiscutible el apoyo de las Fuerzas Armadas, de la Policía Federal y de organismos civiles, como “Los Topos”y de centenas más, así como de instituciones como la Cruz Roja, el Politécnio y otros que, con sus propios medios han venido a dar la mano para rescatar, en caso de que vivan, algunos habitantes de las poblaciones afectadas. La prudencia, la tolerancia y la sensatez, son los mejores atributos que se requieren en estos momentos.

Fatalistas y buitres

El abordar ambos especímenes puede ser ad hoc, aunque no necesariamente se interpretan en el mismo contexto. En medio de la desgracia las redes sociales han difundido informes falsos, sobre todo de quienes desde el anonimato tratan de beneficiarse del dolor humano. Lo mismo se mencionan desbordamientos de ríos o afluentes que no son, o llamados para registrarse en un padrón presuntamente de las casas destruidas.

Hay otros datos sobre derrames de crudo en las boyas que se encuentran frente a Salina Cruz e información sobre desastre ecológico que, obviamente, está resuelto. La tragedia que trajo consigo el sismo de 8.2 grados, ocurrido el pasado 7 de septiembre, ha despertado pues en algunos, deseos insanos de aprovecharse. Sin duda alguna, los organismos de inteligencia de las corporaciones deberían hacer algo al respecto y no dejar que esta situación siga afectando nuestra de por sí lacerada sociedad. Es importante subrayar la aparición de grupos de whatsApp, entre quienes ejercen el oficio periodístico, con el único objeto de compartir información, pero ello ha dado lugar asimismo a diluir en la red datos que poco o nada tienen que ver con la realidad.

Pero existe una especie abominable a la cual, la desgracia en decenas de comunidades del Istmo de Tehuantepec les vino como anillo al dedo. Se trata de especímenes que pululan en la clase política, en los diversos partidos, que presuponen que ésta es su gran oportunidad. Los hay que pretenden posicionarse para las candidaturas del 2018, no sólo cuajar la de diputación federal o local, sino también alguna presidencia municipal, en el mejor de los casos, pues no soslayan que pueden repetir en el cargo que hoy ostentan.

Y si nunca se habían asomado siquiera en sus distritos electorales, hoy lo hacen con mucha enjundia, en un ir y venir, obteniendo ayuda de aquí y de allá, para poder presentarse ante sus paisanos como los grandes salvadores. Los hay también, que sin recato alguno se llevarían a sus casas o negocios el apoyo humanitario. Experiencias hemos tenido muchas, por ello la ciudadanía que aporta algo lo hace con cierta desconfianza. Por ello, insistimos, los mecanismos para distribuir los apoyos deben ser claramente definidos. Que no haya confusión. Si bien es cierto que las especies nocivas de que hablamos antes están perfectamente identificadas, no sería una mala idea, como trascendió el fin de semana pasado, que fuera el Ejército Mexicano quien siga distribuyendo la ayuda.