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Editorial

Reto al Estado

 


De algo estamos ciertos: la Fiscalía General del Estado ha ido a fondo en contra de las madrigueras en las que se esconden los grupos criminales, tal como han sido los operativos realizados, primero en Jalapa de Díaz, en donde fue detenido el ex presidente municipal, ya fallecido y, en segundo lugar, en la zona conocida como “Mil Islas”, perteneciente a San Pedro Ixcatlán, en donde se han encontrado alrededor de once fosas clandestinas y 21 cadáveres. Si bien es cierto que, aunque el Fiscal General ha soslayado la presencia de grupos criminales, aludiendo sólo a bandas delictivas, situación que no comparte el comandante de la VIII Región Militar, General Juan Arturo Cordero Gómez, quien sostiene que ahí permea el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), las ejecuciones diarias en Tuxtepec, Loma Bonita, Ixcatlán o San Felipe Jalapa de Díaz, hacen presumir la lucha a mu erte por la plaza.
La semana pasada, luego de que se convocara a una rueda de prensa, posterior al segundo operativo en “Mil Islas” y el Fiscal, Rubén Vasconcelos Méndez, diera a conocer el alcance de las acciones llevadas a cabo por la dependencia, la Guardia Nacional y la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), fue ejecutado en el estacionamiento de un centro comercial en Tuxtepec, el subdirector del Instituto de Estudios Periciales, acreditado en la Vice-fiscalía de dicha ciudad, el doctor Cristian Soto Palma. Inmediatamente después, los sicarios se acreditaron el homicidio con mensajes que demeritaban al funcionario estatal sacrificado. Más que ello, el mensaje fue para las autoridades estatales que están socavando su poderío en la zona de la Cuenca del Papaloapan.
Lo anterior conlleva dos lecturas: una, que dicho grupo criminal pretende intimidar o acotar las acciones de gobierno en lo que estima es “su plaza” y dos, que, en verdad, ante la miseria que reciben los mandos medios y superiores en las áreas de procuración e impartición de justicia, que haya policías o funcionarios que están en las nóminas de los grupos de delincuencia organizada y que, por tanto, los operativos que se han llevado a cabo, sean considerados como una traición. Oaxaca no sería a excepción en que haya servidores públicos que estén coludidos con los grupos criminales. En todo el país, es lo que ha permitido el crecimiento y la impunidad con la que los capos y jefes de los sicarios se desplazan por todo el territorio nacional y estatal.

Una agenda pendiente

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha estado en la mira de la crítica y la descalificación. Algunas de sus declaraciones han sido calificadas por sus críticos y adversarios, como verdaderos disparates, como es el caso de la venta del avión Boing Dreamliner TP-001, a través de un sorteo de la Lotería Nacional, con 6 millones de “cachitos”, con valor de 500 pesos. Sin embargo, comunidades como San Antonio Sinicahua, Santos Reyes Yucuná, Santo Domingo Xagacía o Santa María Tepantlali, pueden no estar de acuerdo con la crítica, pues después de décadas o tal vez siglos de estarlo pidiendo, al fin tienen un camino digno y decoroso para comunicar a su comunidad con los centros urbanos. Son decenas de comunidades que están pendientes de terminar dichos caminos en el marco del Programa de Pavimentación a las Cabeceras Municipales. Más allá de la crítica que hemos plasmado en este espacio, podemos decir que a dichas comunidades se les ha hecho justicia.
Hay, sin embargo, temas que siguen a la espera del apoyo presidencial. Hay hospitales que fueron construidos sin reparar en el avituallamiento de los mismos y que necesitan una inyección de recursos para poder operar; existen aún en muchas comunidades altos niveles de migración, justamente porque sus habitantes no encuentran un empleo o el campo productivo que los arraigue a su terruño. En esas comunidades, de la Mixteca u otras regiones, hay creatividad, deseos de superación, de trabajo. Se requieren proyectos productivos que comercialicen la artesanía de palma, barro, madera u otras, y rinda a quienes elaboran las piezas, de recursos para poder sobrevivir. No es un secreto que dichas comunidades perviven gracias al apoyo de los migrantes, que radican en los Estados Unidos de América o el Norte del país y que, con sus remesas o transferencias bancarias, ayudan a sus familias.
En el imaginario colectivo del oaxaqueño común, particularmente del medio rural, la figura presidencial es el arquetipo del tlatoani mexica y esperan de él las bondades que le es dada a su investidura. Por ello, en el pasado –como también lo hemos comentado en este espacio editorial- el arribo del presidente de la República era una especie de bendición, pues traía debajo del brazo, un voluminoso portafolio lleno de recursos para apoyar una y mil obras: hospitales, escuelas, centros de capacitación, recursos para el campo, semillas mejoradas, etc. Esperamos que las siguientes visitas presidenciales sean algo más que supervisión y promesas de volver.