Rehabilitación bajo la lupa
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Editorial

Rehabilitación bajo la lupa

 


La semana pasada, de manera amplia y bien documentada, nuestro diario dio cuenta del operativo que dispuso la Fiscalía General del Estado, para liberar a más de cien personas que estaban en un Centro de Rehabilitación, ubicado en San Antonio de la Cal. Los informes de las autoridades revelan malos tratos a los internos, la mayoría enviados ahí por sus familiares para alejarlos del alcohol o la droga. Se trata de personas enfermas que son anexadas, a veces de manera involuntaria, como una alternativa desesperada para sanar sus adicciones. Hay que decir que muchos (as) lo logran. Hay quienes escapan o salen para reincidir. El tema, desde luego, está muy lejos de tipificarse como un delito de trata de personas y es viable, pese a tratos severos a los internos, para la sanación final de enfermos afectados por adicciones.
En los últimos años se han dado ya varios casos. Las denuncias de los mismos internos que son llevados ahí por sus familiares y en contra de su voluntad, han permeado en la sociedad, poniendo en tela de juicio los métodos para la recuperación. Asistencia a juntas en jornadas intensas –a veces en la madrugada-; trabajos de limpieza forzados; estancia en dichos centros sin comunicación con la familia al menos por tres meses; terapias de grupo humillantes; derecho a comidas restringidas; el uso frecuente de palabras altisonantes o majaderías, etc. Empero, los ejemplos de recuperación para muchos que estuvieron sumergidos en el infierno de la droga o el alcohol, han sido en realidad milagrosos. Los testimonios pueden escucharse en los grupos tradicionales de Alcohólicos Anónimos (AA).
Pero también es cierta la existencia de centros de rehabilitación que, como una mal copia de los anexos de AA y sin la filosofía de la misma comunidad, han desviado el camino. Muchos de ellos funcionan, en efecto, con autorización de las autoridades municipales, sin más que convertidos en negocios y sin capacidad para asegurar una franca recuperación. He ahí el por qué las visiones encontradas respecto a su eficacia. Insistimos: hay infinidad de testimonios de recuperación, que sólo se puede asegurar quienes continúan a diario en las terapias de los centros de rehabilitación o anexos. Los tres meses que dura la primera etapa del saneamiento no es suficiente. Sin embargo, la terapia es dura y lacerante, nada que ver con privación ilegal de la libertad o trata de personas.

Método abominable

Estamos ciertos de que, en ninguna parte de México o el mundo, está tan arraigada la boyante cultura del chantaje. Los oaxaqueños nos pintamos solos para hacer de ello una institución. Hay quienes insisten en que grupos, organizaciones, comuneros, indígenas, etc., llegan a eso, precisamente porque no hay atención de parte del gobierno. Sin embargo, eso es cierto sólo en parte, pues si bien hay omisión de parte de ciertas áreas gubernamentales, también lo es que muchos ya están cebados en la práctica de los bloqueos carreteros, a cruceros y oficinas, como el resorte que abre las válvulas –a través de la presión- de las arcas gubernamentales.
Cosas nimias se convierten en daño colectivo. Por ejemplo, desde el jueves de la semana pasada, justo en vísperas de la fiesta de la Virgen de Juquila, cuando arriban miles y miles de peregrinos, vecinos de la agencia Rincón Tlapacoya, perteneciente al municipio de Santa Ana Tlapacoya, cerraron la carretera en el tramo Oaxaca-Sola de Vega, en protesta porque el edil de esta comunidad les adeuda poco menos de 150 mil pesos. Pues bien, esa cantidad fue motivo suficiente para que esos miles de peregrinos pasaran un verdadero suplicio, varados en la carretera, sin agua y sin poder llegar a su destino. Una semana antes, otros peregrinos se quedaron asimismo varados ante el bloqueo que mantuvieron los chatinos de Santiago Yaitepec que, con toda la mala fe, impidieron el acceso a Juquila, en virtud de la disputa que mantienen por el paraje conocido como “El Pedimento”.
No hay que olvidar que esta última población y comunidades cercanas se mantienen del turismo religioso y la derrama se extiende a la renta de casas para hospedaje, venta de artículos religiosos, jamoncillo, tostadas de corozo y muchas cosas más. Se estima que en esta temporada arriban alrededor de 300 mil visitantes. Este Santuario está ubicado como uno de los más visitados en el país después de La Basílica de Guadalupe, Nuestra Señora de San Juan de Los Lagos y el Santo Niño de Plateros, entre otros, socorridos por los visitantes católicos. Atentar en contra de la única industria que deja una importante derrama económica no es sólo reprobable o justificado por la ignorancia de la gente, sino por los intereses perversos que están detrás de grupos y pobladores chantajistas. ¡Vaya manera de matar a la gallina de los huevos de oro!