¿Cuál austeridad?
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Opinión

Editorial

¿Cuál austeridad?

 


La llamada austeridad tan de moda en estos tiempos, está resultando una verdadera falacia, sin excepción alguna. Ya hemos visto cómo se despachan nuestros diputados federales, con aguinaldos tan generosos como en el pasado de dispendio. Y en Oaxaca no nos va mejor. Un Congreso local que, según el último informe del Órgano Superior de Fiscalización del Estado (OSFE), duplicó prácticamente en 2018, su presupuesto. Y ello no es nada nuevo. Con el fuero que les ampara pueden hacer y deshacer de los recursos públicos, materialmente lo que les plazca, porque no rinden cuentas, menos permiten que los órganos que verifican la transparencia hurguen en sus finanzas. Es decir, la LXIV Legislatura es, como mucho lo hemos dicho: improductiva, onerosa y voraz.
Una revisión minuciosa de la cantidad de iniciativas aprobadas y no traducidas en leyes, puede darnos cuenta de que hay legisladores (as), que han ido a su curul a vegetar. Eso sí, hay algunos atolondrados que pidieron declarar al defenestrado presidente de Bolivia, Evo Morales, como Huésped Distinguido y le querían hacer caravana, cuando son incapaces de cumplir medianamente con el compromiso institucional que tiene encomendado. El aludido canceló su viaje. Otros (as) más, andan del tingo al tango metiendo la nariz en donde no les compete, en su triste papel de asumirse los defensores del pueblo, cuando en los hechos y con sus erogaciones lo insultan. Por todo ello, la actual legislatura se ha perfilado como la peor en la historia política oaxaqueña. Un recuento de lo que han hecho nuestros (as) flamantes representantes populares, puede generar no sólo sorpresa sino indignación.
Hace al menos tres semanas se inició el segundo período ordinario de sesiones. Siendo pesimistas, no creemos que las cosas cambien. Menos habrá de declinar la voracidad, que ya se ha vuelto un escándalo. En efecto, viene ya la aprobación de la Cuenta Pública, el análisis de los Proyectos de Presupuesto de Egresos de los Municipios, etc. No se trata de que los y las legisladoras tengan mucho trabajo. No. Se trata de ver cuánto obtendrán tirios y troyanos para validar las barrabasadas de algunos ediles corruptos; para solapar a quienes consideran cuotas en sus distritos; para exigir obras, en donde las empresas sean las de suagrado. Ahí veremos aplicar con cinismo y voracidad, el llamado “pago por evento”, en abono al dispendio y la falsa austeridad.

Controversias e inconformidad

Por fortuna, como comentamos el pasado miércoles, una buena medida fue el retiro de la propuesta de nuevas cargas impositivas a la ciudadanía por parte del gobernador Alejandro Murat, ante el Congreso del Estado. Era una afrenta socavar más el bolsillo de los gobernados. En este tenor, no estaría por demás que el Cabildo Municipal de la Ciudad de Oaxaca de Juárez, analice y pondere el efecto social de la instalación de parquímetros en el Centro Histórico de la capital y en algunas zonas densamente pobladas como la Colonia Reforma. No es un asunto fácil. Habrá muchas resistencias e inconformidad. Es, tal cual los impuestos, una medida anti-popular que podría tener un efecto boomerang en el segundo año de gestión del edil Oswaldo García Jarquín.
Los parquímetros existieron en los años ochenta, pero desaparecieron. La mayoría fueron destruidos por el vandalismo o simplemente dejaron de funcionar. En el año 2006, en el gobierno de Ulises Ruiz, hubo un nuevo intento e inclusive se inició la instalación, la misma que no concluyó pues se vino encima el movimiento político y social de ese año, con su consecuente afectación a la paz social, la gobernabilidad y la economía. Los grupos que exigían la renuncia del ex gobernador tomaron los parquímetros como bandera. ¿Conclusión? El proyecto, inclusive se sabe que ya había sido licitado, fue cancelado justamente por la efervescencia violenta de los grupos más radicales. Es decir, aunque no fue el único, sí representó un factor de inconformidad y agresión a las instituciones de gobierno.
Apenas se aprobó el citado proyecto en la antepasada Sesión Extraordinaria de Cabildo, cuando ya empezaron a brotar síntomas de inconformidad y resistencia, empezando por ciertos (as) diputados (as) federales, que propusieron puntos de acuerdo en la Cámara Baja, a fin de torpedear al proyecto municipal, como fue el caso de Margarita García e Irán Santiago Manuel, que podrán haber sido omisos en el tema del presupuesto recientemente aprobado, pero en el papel de redentores sociales nadie les gana. Igualmente, los alfiles del senador Salomón Jara en el Congreso local, echaron las campanas al vuelo para exigir no ir adelante con el proyecto de los parquímetros. El razonamiento es simple: quieren quedar bien con toda la gente, abanderando una causa justa. No hay que olvidar que dichos personajes le están abonando a su capital político.