Oportunistas y cínicos
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Editorial

Oportunistas y cínicos

 


Como nunca en períodos anteriores, estas fiestas de julio fueron un verdadero festín del oportunismo, la ambición monetaria y el manipuleo. Hasta el más imbécil cerró carreteras, calles u oficinas públicas. Es decir, organizaciones, grupos y sindicatos, liderados por sujetos sin escrúpulos esperaron a que Oaxaca registrara una de las mayores afluencias de visitantes del país y el extranjero, para exhibir al gobierno y mostrar ante propios y extraños a la entidad, como una tierra de nadie. Un sujeto, con no más de veinte personas, mantiene cerradas las vías férreas a la altura de Matías Romero, desde hace más de una semana, bajo el pueril argumento de que a los jubilados ferrocarriles no les consultaron sobre el Proyecto de Tren Transístmico, que es una prioridad del gobierno federal. Ayer mismo, que se celebró la tradicional “Guelaguetza”, miembros de Antorcha Campesina realizaron su marcha, sin faltar las protestas en los accesos del auditorio del Cerro de “El Fortín”. Otro grupo minoritario de personas cerró la autopista Oaxaca-Cuacnopalan, a la altura del Puente de Santa Teresa, en jurisdicción de Nochixtlán, por el sólo hecho de extorsionar a los automovilistas y al turismo que viene a Oaxaca.
No se trata simplemente de que no haya interlocución con el gobierno estatal, a través de la Secretaría General de Gobierno. No. Se trata de viejos cartabones y vicios que se vienen arrastrando de antaño, a través de los cuales, vivales y supuestos dirigentes, comuneros, comisariados u otros, buscan golpear duramente a la industria sin chimeneas, como una forma torpe para que el gobierno voltee los ojos hacia ellos y les resuelva sin más sus peticiones, así sean descabelladas. Es el oportunismo preñado de cinismo, lo que mueve a estas personas. Detrás de todo ello hay un elemento que no podemos soslayar: muchas de dichas protestas están manejadas desde adentro, es decir, algunos funcionarios les dan cuerda para exigirle cosas al gobierno. Más aún, hay legisladores (as) que traen sus propios grupos y organismos de presión, a los cuales manejan a su arbitrio y sin recato alguno. Son pues, malos oaxaqueños, mentes perversas y nocivas que mucho dañan al estado. Oportunistas, ventajosos y hambreadores, pues lo único que buscan es dinero. Lo grave es que nadie los detiene, porque en Oaxaca hay mucho miedo para aplicar la ley.

CEPCO: Extremar precauciones

La tormenta brutal que se abatió sobre la ciudad de Oaxaca y municipios conurbados el pasado domingo, con su retahíla de daños: caída de árboles, inundaciones en calles y avenidas, incendios y cortes de energía eléctrica, debe alertar a las instituciones que tienen a su cargo la protección a la ciudadanía, particularmente la Coordinación Estatal de Protección Civil de Oaxaca (CEPCO) para emitir comunicados de cuidados y advertencias dirigidas a la ciudadanía en general. Estamos ya en período de huracanes y tormentas tropicales, de cuyos efectos y daños jamás estaremos exentos. Uno de las afectaciones más graves se da en la red carretera. Vale la pena llamar la atención a los turistas que habrán de viajar a Puerto Escondido, Huatulco o Puerto Ángel, de las pésimas condiciones en las que se encuentran las carreteras que conducen a dichos destinos. Usuarios de las redes sociales han dado cuenta en fotografías y videos de tramos cortados en la carpeta asfáltica, deslaves y derrumbes. Las pésimas vías de comunicación carretera con las que cuenta la entidad, no son las más idóneas, dadas las condiciones de nuestra orografía montañosa.
Capítulo aparte merece el comentario respecto a la alta sismicidad que padece Oaxaca. Tramos carreteros que advierten asentamientos y deslizamientos de tierra. A ello hay que agregar que las precipitaciones pluviales se dan con más frecuencia en las zonas serranas. Sólo el pasado sábado se dio un brutal accidente en el tramo que va de Díaz Ordaz a Cuajimoloyas, rumbo a la región mixe. Ocho personas, incluyendo niños perdieron la vida al desbarrancarse el vehículo en que se transportaban. Es evidente el mal estado de la carretera que una y otra vez es reparada, sin que quede en condiciones de tránsito adecuadas. Es oportuno pues que las instancias, insistimos, como la CEPCO, anuncien medidas de precaución sobre posibles siniestros y a fin de evitarlos. Nada tan doloroso como la pérdida de vidas humanas en accidentes que pueden ser evitados cuando hay avisos oportunos previos. En nuestra capital, las inundaciones en ciertas zonas son motivadas por la abulia y el desinterés de los gobiernos estatal y municipal, para castigar con multas, tomar los registros de agua potable o alcantarillado como depósitos de basura. Gente inconsciente lo sigue haciendo sin recibir reprimenda alguna.