Inseguridad y crimen
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Opinión

Editorial

Inseguridad y crimen

 


La ciudad de Oaxaca y los municipios conurbados, ya son escenarios de atentados criminales. El pasado 6 de julio, un hombre fue ejecutado en conocida plaza comercial, ubicada en jurisdicción de Santa Cruz Xoxocotlán, pero a donde acuden citadinos a realizar sus compras, al mediodía. Se trata de quien fuera Secretario de Acción Política del Sindicato “Libertad”, Roberto Montes Cabrera. Otras fuentes lo ubican como ex dirigente del transporte de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y otros más, como miembro de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM). Por las referencias, se trata de un miembro de esa mafia criminal del transporte que sigue haciendo de las suyas, luego del enfrentamiento del pasado 25 de junio, cuando dos de los sindicatos en pugna por obras dejaron como resultado dos muertos, más de diez heridos y cuantiosos daños materiales. Los ajustes de cuentas entre Libertad y CATEM, como antes lo fueron entre la primera y la CTM, se han convertido en algo cotidiano en Oaxaca, durante el gobierno de Alejandro Murat.
Salvo los golpes que ha dado la Fiscalía General del Estado, con la aprehensión de algunos de los cabecillas de dichas organizaciones que en la fachada se dedican al transporte, pero en el fondo trabajan para grupos criminales, poco se ha hecho de manera legal para terminar con estas constantes vendettas y hechos delictivos. Los dirigentes formales de Libertad y CATEM están a buen resguardo, sin que las autoridades les toquen un cabello o se emprendan acciones legales como el retiro de “toma de nota” o la cancelación de contratos. Los oaxaqueños de los diversos sectores sociales se han pronunciado en diversos foros, porque ya termine esta situación. Luego del zafarrancho en la agencia de Trinidad de Viguera el pasado 25 de junio, a que ya hemos hechos referencia, los mismos vecinos prohibieron la entrada de taxis y moto-taxis de CATEM, bajo la premisa de que se trata de un sindicato violento que ha puesto en riesgo la vida de los vecinos. La respuesta del gobierno estatal ha sido tibia, vacilante. He ahí el por qué hasta el más ignorante percibe cierta complicidad con los grupos en pugna, sin que se sepa a la fecha una razón de Estado para ello. Lo cierto es que ya nadie puede estar en un lugar público y bajo el riesgo de ser destinatario de una bala perdida, pues ahora para las ejecuciones se utilizan hasta armas largas.

 

 

Cártel 22: Fascismo encubierto

 

La tendencia fascista que se ha incubado en el magisterio mal llamado democrático, que por miedo o conveniencia milita en el Cártel 22, no es nada nuevo. Su intolerancia raya en el absurdo. En la mente calenturienta de sus dirigentes, como Eloy López Hernández o Genaro Martínez Morales o de sus ex dirigentes como el septuagenario Erangelio Mendoza González, lo único que debe prevalecer es su ideología arcaica y convenenciera y ninguna más. Se cierran a cualquier pensamiento que no sea su visión anacrónica y obsoleta del mundo global. Siguen anclados en doctrinas de la revolución socialista que sólo existen en su mente, pues se han extinguido del espectro mundial. Los latigazos de esa intolerancia y cerrazón lo han padecido los también maestros de la Sección 59 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y los del recientemente creado Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación en México (SITEM). Con el afán monopólico, los radicales del Cártel 22 y sus capos titiriteros no admiten ninguna expresión que no sea la del fascismo encubierto que pregonan.
Ahora, ensoberbecidos con la complicidad que han tejido en el gobierno de la Cuarta Transformación, tratan de evitar a toda cosa el empoderamiento de Elba Esther Gordillo Morales, la otrora cacica del magisterio. Por ello, desde antes de celebrarse el pasado sábado el asamblea para la constitución de un nuevo partido, Redes Sociales Progresistas (RSP), afín a Gordillo, los capos del Cártel 22 y adláteres radicales, estuvieron haciendo llamados a sus seguidores a reventar la citada asamblea a sangre y fuego. Una persona, que supuestamente portaba un arma, fue golpeada salvajemente por la multitud –en ataques de ese tipo, los maestros se pintan solos, actúan como viles montoneros y cobardes-, además de incendiar el portón de la quinta en donde se realizaba el evento. La pregunta obligada es: ¿a qué le temen los maestros de la Sección 22, con actitudes porriles como las que aquí apuntamos? ¿Cuáles son los móviles para no permitir que maestros disidentes, hartos de viejos cartabones que les han sido impuestos, opten por una ideología diferente? Lo dicho pues, los radicales de la extinta revolución socialista actúan como vulgares fascistas, sólo que encubiertos bajo el manto democrático. Los oaxaqueños estamos hartos de este tipo de acciones gansteriles.