Ola criminal imparable
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Editorial

Ola criminal imparable

 


La semana anterior no fue excepcional en lo que se refiere a homicidios dolosos y ejecuciones. El recuento fue similar al de semanas anteriores. Grupos armando abriendo fuego en contra de policías municipales, como el de Asunción Ixtaltepec, el de un albañil en Tuxtepec, el propietario de un bar en Santa Cruz Xoxocotlán o la balacera en Matías Romero. Van más de 300 casos en lo que va del año y éste pinta igual que el 2018, por su incidencia criminal. En realidad no entendemos las mediciones del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que en sus estadísticas nos pinta como una entidad segura. He ahí el por qué, según ha trascendido, no ha arribado a Oaxaca la Guardia Nacional como había ofrecido el gobernador Alejandro Murat hace poco más de un mes, durante la reunión del Consejo Estatal de Seguridad en Tuxtepec, más que para atender asuntos de la migración de centroamericanos que pasan por la entidad en su ruta hacia la Unión Americana. Sin embargo, nada se sabe de su presencia para acotar a los grupos criminales que cada vez más siguen segando vidas. Es el caso de la Cuenca del Papaloapan, en donde el hallazgo de bolsas con cadáveres destazados se ha vuelto algo común.

Con la puesta en marcha del programa para detener los flujos migratorios, se advierte que la Policía Estatal, que habrá de coadyuvar en dichas tareas a la Guardia Nacional y al Ejército Mexicano, tendrá un trabajo adicional que la podría distraer de su función de prever la comisión de delitos. Ello podría tener consecuencias dramáticas para la seguridad pública estatal que, como todo mundo sabe, ha sido el Talón de Aquiles de la actual administración. No es un secreto que las caravanas de migrantes, convertidas en un negocio adicional de la delincuencia organizada, pasan justamente por las regiones de la entidad, el Istmo y la Cuenca, caracterizadas como las más violentas. Por lo pronto, creemos que el arribo de la citada corporación nacional, que se anunciaba para ciertas cabeceras municipales particularmente, será postergada ante la prioridad que representa el endurecimiento de las políticas migratorias que ha dispuesto el gobierno federal, para frenar las presiones del gobierno de los Estados Unidos de América. Ello por supuesto es un asunto diferente, nada que ver con la ola criminal imparable que hemos padecido en Oaxaca en los últimos años, cuestión que se ha recrudecido en los meses que lleva 2019.

¿Y la Ley de Austeridad?

Una severa crítica se ha volcado sobre la bancada del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) en el Congreso local, sobre todo por el doble discurso y las incongruencias. Desde hace ocho meses, justo lo que llevan los y las legisladoras de dicho partido mayoritario, un grupo de al menos siete, al calor de las declaraciones del entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, tomaron copia de las medidas de austeridad que el mismo se proponía impulsar en su gobierno. Y propusieron una iniciativa que se decía tenía como propósito, entre otras cosas, reducir los salarios en los funcionarios de primer y segundo nivel de los tres poderes del Estado; evitar gastos suntuarios; prohibir las remodelaciones, gastos excesivos en teléfono celular y viajes, etc. Todo ello se veía en congruencia con las políticas impulsadas por la administración federal. Pero como por arte de magia, tanto los y las diputadas que promovieron dicha iniciativa como el resto de la bancada, guardaron silencio respecto a las obligadas medidas de austeridad que ya se ponían en marcha a nivel central. ¿Qué ha provocado dicha situación? Que tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo cada quien haga lo propio y se excedan en gastos, como lo hemos publicado puntualmente en EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca.

Para quitarles la modorra a nuestros ilustres representantes populares sólo queda la denuncia pública. Que el pueblo oaxaqueño pondere el desempeño de aquellos que en lugar de reducirse sus dietas se han vuelto cómplices del dispendio y los abusos presupuestales. En el actual gobierno se dice a menudo que no hay recursos para obras, para fortalecer el campo, que es el sector primario de la economía y hasta se habla de reducir los presupuestos en salud, pero poco se habla de los gastos excesivos que se cometen en la compra de boletos aéreos para los funcionarios que viajan dos o tres veces a la Ciudad de México, por semana, lo que representa una sangría considerable para nuestra miseria presupuestal. La frivolidad y los excesos han contaminado no sólo las filas del poder ejecutivo sino asimismo a nuestra flamante LXIV Legislatura. No obstante, lo que hay que reprobar es la incongruencia y la doble moral. Si no hay disposición de seguir a pie juntillas las pautas ideológicas del gobierno de la Cuarta Transformación, es mejor no abrir la boca, más ahora que la bancada de MORENA se encuentra en una encrucijada de división y fractura.