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Editorial

Investigación a fondo

 


El pueblo oaxaqueño requiere de una satisfacción plena y convincente respecto al escándalo desatado por la presunta contratación de la empresa “Alianza Empresarial Larbin”, sin antecedentes en temas sanitarios ni en el manejo de residuos sólidos, pero además calificada como empresa “fantasma”, sin registro como proveedora en el Sistema de Administración Tributaria (SAT), la cual podría haber sido contratada fuera de norma, para manejar el relleno sanitario que se ubica en jurisdicción de Zaachila, en donde no sólo el municipio de Oaxaca de Juárez, sino de al menos 28 municipios conurbados depositan su basura. Los domicilios que publica la citada empresa son falsos o existen sin ninguna huella de la misma. Sin embargo, lo que aquí está en tela de juicio es la virtual corrupción en la administración del gobernador Alejandro Murat. Es impresionante que dichas maniobras no hayan sido detectadas ni por la Secretaría de la Contraloría y Transparencia Gubernamental ni por la llamada Fiscalía Especializada en Delitos de Corrupción. La información que tiene EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, advierte una red de corruptelas y complicidades que habrían de involucrar a otras instancias.

No es un secreto que Oaxaca ha sido saqueada hasta el hastío por las últimas tres administraciones y ya no tolera este tipo de acciones. Por tanto, esperamos que a la brevedad haya una respuesta de parte del gobierno. Es un crimen de lesa humanidad robarle a los más pobres; saquear el erario y echarle la culpa a los de atrás. Porque de una cosa podemos estar ciertos: el atraso, el rezago y la parálisis gubernamental jamás se habían hecho tan evidentes como en este gobierno. Hay que ver por todos lados para advertir que no hay obras ni relevantes ni intermedias; que hay una crisis generalizada en el sector salud; que el campo está en completo abandono y que existen aún resabios en la reconstrucción en las zonas afectadas por los sismos de septiembre de 2017, que no han podido resarcirse. En general, ahora se le quiere echar la bolita al gobierno federal. Y en éste se cifran las esperanzas. No obstante, no se observan por ningún lado que haya acciones severas en contra de aquellos servidores públicos que siguen haciendo mal uso de los recursos asignados a sus respectivas áreas o haciendo negocios detrás de la puerta. Y esto ya no podemos tolerarlo. Un medio responsable y con gran arraigo en la sociedad oaxaqueña tiene que hacer su trabajo profesional como siempre lo ha hecho.

 

Desazolve o inundaciones

 

Resulta inexplicable la omisión tanto de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de la Ciudad de Oaxaca (SAPAO) como de los servicios municipales para actuar cuanto antes y evitar encharcamientos e inundaciones. Con las primeras tormentas se han observado grandes lagunas en zonas conurbadas como Pueblo Nuevo o en las áreas aledañas al Mercado de Abasto. Uno de los factores que más influyen para la acumulación de agua es el estado en que se encuentran las alcantarillas y desagües. No obstante lo anterior, no se ha procedido al desazolve de las mismas estando ya las lluvias constantes en la capital y el área conurbada. Otra de las prioridades que ha omitido el ayuntamiento de la capital es la poda de árboles añejos, cuyo peso les hace muchas veces ceder ante las lluvias. Por ejemplo, el pasado viernes por la noche, un viejo laurel de la India ubicado frente a la iglesia de Nuestra Señora de Los Pobres se vino abajo. Si bien es cierto que no hubo desgracias personales, hubo daños materiales, pero además, esas frondosas especies sirven de sombra cuando al mediodía decenas de personas descansan en el atrio de dicho templo.

Aún es tiempo de poner en marcha planes y programas para evitar tragedias por las lluvias. Lo importante es que tanto las dependencias del gobierno estatal, la Secretaría de las Infraestructuras y Ordenamiento Territorial Sustentable (SINFRA) y su sectorizada SAPAO, al igual que el ayuntamiento de la capital tomen conciencia de la situación y partan de la premisa de que es mejor prevenir que reparar. Nada se ha visto de parte de la Dirección de Obras Públicas Municipales, para evitar desgajamiento de cerros, de derrumbes u otros, en colonias populares o ubicadas en laderas peligrosas. ¿Se esperan acaso tragedias o pérdida de vidas humanas? La ciudad asemeja un paisaje lunar, llena de baches y hoyancos, desplomes de la carpeta asfáltica y otros, incluso en pleno Centro Histórico. Pero no se hace nada. El pretexto que todos ponen es la falta de recursos para operar, haciendo saber a todos que son gobiernos en la indigencia y la miseria. Ello por supuesto no es una justificación válida, habida cuenta que la responsabilidad de los dos órdenes de gobierno es el bienestar y la satisfacción de los gobernados. A estas alturas ya no valen las disculpas o la parálisis premeditada