Semana Mayor en Oaxaca
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Editorial

Semana Mayor en Oaxaca

 


Aunque en Oaxaca se ha diversificado el universo religioso, con la existencia de sectas, grupos o doctrinas que mucho o poco tienen que ver con el Cristianismo, lo cierto es que sigue prevaleciendo la religión católica. Para el culto pueblo oaxaqueño que profesa dicha religión, la Semana Santa o Semana Mayor, que se celebra en la séptima semana de Cuaresma, es un período de vigilia, abstinencia y estricto rigor religioso. Desde el inicio de esta etapa, los seis viernes que anteceden al Viernes Santo, cuando ocurre el sacrificio de Cristo, son días de vigilia, de no comer carne y guardar devoción. En Oaxaca le damos una connotación diferente gracias a ciertas tradiciones que son irrepetibles en otros entornos geográficos como son los Paseos Florales de El Llano; la celebración de La Samaritana, el cuarto viernes o inclusive, los llamados “Martes de Brujas”, en la cercana población de Santa Cruz Xoxocotlán. Todo ello nos ha dado un plus a la tradición de por sí arraigada de la Semana Mayor en Oaxaca, la cual empieza con el Domingo de Ramos y la entrega de las palmas benditas para nuestros hogares, muchos de los cuales las conservan prácticamente durante todo el año.

Otra de las tradiciones profundamente arraigadas en nuestra conciencia colectiva local, de la que comentaremos in extenso, es la visita a las “siete casas” el Jueves Santo. Familias enteras recorrerán la tarde/noche del jueves próximo, siete templos católicos, en donde encontrarán los retablos cubiertos por lienzos morados, en señal de profundo fervor y dolor, ante el inminente sacrificio de Jesucristo, que para ese entonces y según las Sagradas Escrituras, se encontraba ya preso de los soldados romanos. En la época de los sesenta y setenta, en todos los hogares católicos no se escuchaba música estridente o romántica. Era, se presume, momentos de devoción que no podían desviarse hacia los placeres mundanos. Inclusive en la programación de la radio sólo se escuchaba música clásica o sacra. Nada de extremos, vicios, diversión u otros, que contrastara con el duelo, el luto y el dolor. Los tiempos han cambiado sin duda. Hoy las playas y bares están a reventar. Jueves y viernes santos dejaron de ser con la modernidad, días de guardar para devenir, días de diversión y esparcimiento. No se diga en los destinos de playa de Oaxaca y de todo el país. Las creencias religiosas dejan el lugar al pragmatismo de la carne y los excesos.

Forjar cultura turística

Oaxaca tiene, eso lo sabemos bien, un gran potencial turístico. Según los expertos es un destino completo, ya que tiene bellezas naturales, gastronomía, legado cultural, monumentos artísticos, coloniales, zonas arqueológicas, etc. No hay en México una entidad tan completa como la nuestra. Pero hace falta no sólo talento sino creatividad para explotar ese rico patrimonio. Tenemos al menos cinco zonas catalogadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Patrimonio Cultural de la Humanidad: la ciudad de Oaxaca de Juárez, el conjunto dominico de Cuilápam y la zona arqueológica de Monte Albán. Hace al menos cinco años, se incorporaron las Cuevas de Yagul y más recientemente, una zona natural en la Mixteca. Es importante subrayar que tampoco hay una entidad en el país con tal diversidad, porque aparte de todo, somos un estado con la mayor riqueza natural de México. Miles de especies tienen aquí su origen y hábitat. Nuestro litoral en el Pacífico mexicano es ni más ni menos que de 600 kilómetros, con playas únicas y excepcionales en todo el país y que, además, tienen un gran atractivo.

Nuestro problema, sin embargo, es que no existe una cultura de atención al visitante del país y del extranjero. Cámaras y organizaciones de prestadores de servicios no capacitan a sus miembros para dar un buen servicio y evitar abusos con los turistas. Los transportistas hacen de las suyas. Taxis que en lugar de cobrar la tarifa normal la incrementan hasta en un 100 por ciento. Restaurantes y fondas que dan alimentos de mala calidad o con precios que asemejan estar en Europa. Hoteles que durante la mayor parte del año tienen pocos huéspedes aprovechan las temporadas de más afluencia para inflar los precios, sin que ello corresponda a la calidad del servicio que prestan. Las denuncias están a la orden del día. Y en este entorno hay que subrayar que la Secretaría de Turismo estatal no tiene facultades sancionadoras. Sólo es receptora de denuncias pero no más. Es la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), la responsable de verificar que no se cometan abusos. Pero ello se debe a la falta de capacitación, de formación en los prestadores de servicios, para la creación de una cultura de atención a quienes nos visitan. Aunque la Semana Mayor terminó prácticamente, siempre es bueno valorar lo mucho que aún nos falta por aprender.