Varios hechos de sangre han tenido como destinatarios en los últimos meses, a actores o dirigentes de los transportistas, sobre todo los ligados a ciertos sindicatos como la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y Libertad. La disputa por posiciones, cuotas de poder o viejas rencillas, han dejado una estela de muerte, la mayoría como si fueran ajustes de cuentas entre grupos criminales. Hace algunas semanas fue asesinado, como todo mundo se enteró, el dirigente de la Sección 198, de la central obrera aludida, Wilfrido Sánchez Cruz, quien era no sólo líder transportista, sino además un próspero empresario, propietario de flotillas de unidades de todo tipo, renta de maquinaria, venta de materiales pétreos, etc. Meses antes, su hermano, Marco Antonio, ex Secretario de Finanzas, fue puesto en prisión, acusado de ser el presunto autor material del homicidio de cinco personas en la comunidad de Totolapam. La secuela criminal, sin embargo, no ha cesado. Poco después del crimen de Wilfrido Sánchez, el dirigente de la misma CTM en Matías Romero, Alfredo Ramos Villalobos, fue asesinado al llegar a su domicilio. El difunto, quien recientemente había sido diputado federal con los colores del Partido Revolucionario Institucional (PRI), unos días antes de su sacrificio fue reelecto en el cargo de dirigente.

La semana pasada, un ingeniero, contratista del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Oaxaca (SAPAO), afiliado a la referida central obrera, fue alcanzado por sujetos armados, presuntamente a bordo de un moto-taxi, cuando conducía su camioneta. Malherido fue ingresado a un hospital en donde los médicos ya no pudieron salvarle la vida. Previamente, un camión de volteo fue incendiado, con su operador dentro del mismo, en los rumbos de San Juan Chapultepec. Según versiones, dos sujetos a bordo de una moto lanzaron gasolina al vehículo y lo incendiaron. El operador resultó con quemaduras en el 90 por ciento del cuerpo y falleció. Se dice que era miembro del Sindicato Libertad. No se trata en efecto, sólo de una competencia por contratos o la disputa de espacios, que se dan entre ellos y sus miembros, sino de una guerra sin cuartel que existen en dichos gremios, caracterizados como verdaderos cárteles. La situación de violencia que se dan aquí en los Valles Centrales y la misma capital oaxaqueña, tiene que ver con el poder que han adquirido sindicatos y grupos que, anteriormente, sólo se dedicaban a defender a sus agremiados pero que de repente devinieron verdaderos grupos criminales.

Operativos de seguridad

El pasado viernes 23 de marzo, los titulares de la Secretaría de Turismo, Juan Carlos Rivera Castellanos y de Seguridad Pública, José Raymundo Tuñón, pusieron en marcha el Operativo Semana Santa Segura 2018. En dicho operativo participan diversas dependencias de seguridad de los tres órdenes de gobierno, con lo que se pretende dar certidumbre a la ciudadanía en esta temporada vacacional. Según el boletín respectivo, también participan: Vialidad Estatal, la Policía Auxiliar Bancaria e Industrial y Comercial, (PAVIC), la Policía Federal en Oaxaca, Seguridad Pública y Vialidad Municipal, obviamente de la VIII Región Militar y del Cuerpo de Bomberos. Sin duda, dadas las circunstancias de inseguridad que se vive en la entidad, el desplazamiento de al menos 3 mil 500 efectivos en todo el estado, otorga confianza en la sociedad, pero básicamente a los visitantes que llegan a nuestros destinos de playa o los Valles Centrales; a los balnearios naturales o simples afluentes, en esta temporada de Semana Santa. Hay que recordar que una de las modalidades de los delincuentes, que en Oaxaca se creían ya inexistentes, son los asaltos carreteros. Confiemos en que el operativo referido evite la comisión de ése y otros delitos.

Ello no omite que la ciudad capital y los Valles Centrales requieren con urgencia de operativos permanentes, habida cuenta de la cantidad de asaltos, robos a casas-habitación, a bancos, a tiendas de conveniencia y a personas, que se han dado en los últimos meses. Muchos de dichos delitos son perpetrados por bandas de delincuentes, muy bien organizadas, que vienen de otros estados del país, particularmente Veracruz, Puebla, Estado de México y la capital de la República. Entre estos ilícitos está la extorsión telefónica, la clonación de tarjetas bancarias, el asalto a cuenta-habientes o personas que retiran cantidades considerables de dinero, etc. Y decimos que se trata de bandas bien organizadas, pues cuando se trata de solitarios delincuentes, algunos de ellos no han corrido con buena suerte y, de ser sorprendidos, algunos han sido golpeados hasta ocasionarles la muerte, en tanto que otros han sido liberados de turbas violentas, por la acción policial. Existe entre la sociedad tal indignación por los asaltos y robos, que conscientes de que el nuevo sistema de justicia penal es demasiado benévolo, han tomado la decisión de aplicar la Ley del Talión.