Padecemos el chantaje de los vividores
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Padecemos el chantaje de los vividores

 


La terrible realidad de Oaxaca no puede ser tapada con fiestas y algarabía, a pesar de que estamos en uno de los meses más importantes para la economía y la sociedad, por las festividades de julio, la crisis social supera cualquier convite.

Y esta vez, todos somos afectados por organizaciones sociales encabezadas por mafiosos que malinterpretan la lucha, ya que los “líderes sociales” que presuntamente representan al pueblo, terminan con sus acciones aniquilando a la clase trabajadora.

El Frente Popular 14 de Junio, Sindicato Libertad, CTM y Sección 22 son algunos de los que deciden el rumbo de la ciudadanía, porque controlan el tránsito y provocan hambre, despidos, miseria y problemas sociales como la división en las familias.

En un discurso dogmático en el que los políticos y los empresarios afectan al pueblo manipulan a las personas, ya que éste se escapa por mucho de la realidad, porque los representantes de sindicatos son los que realmente dañan a la sociedad.

Con una lucha falsa por ir en contra de las políticas públicas, laceran a la población menos privilegiada, miles de oaxaqueños todos los días salen a buscar el sustento de sus hogares y se enfrentan con bloqueos, asaltos, despidos, retardos, hambre y miles de malestares físicos y emocionales.
Vivimos siendo rehenes de nuestros propios hermanos, que se escudan en grupos sindicalizados para anular el progreso, y es obvio, porque un grupo que lucha sólo para llenar sus bolsillos, está excluyendo a los pobres, palabra que utilizan en sus discursos, porque en su realidad son a los que menos ayudan.

Cada día, algún grupo bloquea, por la razón que sea, como los integrantes del cártel de la 22, que dejaron a un lado, lo más importante que es la educación del pueblo, ellos se han convertido en vividores del sistema, quieren todo sin trabajar.

El bloquear el libre tránsito los vuelve unos delincuentes escudados en una institución que tenía que velar por los derechos de los trabajadores, no para volver a los líderes de los mentores en mafiosos que controlan a sus agremiados, de tal forma que también los vuelven víctimas, porque a sus familias las afectan directamente con sus falsas acciones de lucha.

Los oaxaqueños cada día nos hacemos más pobres, los salarios no aumentan y los servicios y productos de la canasta básica sí.
Es terrible para los ciudadanos sobrevivir en medio de bloqueos generados por agremiados que han visto más redituable bloquear y cobrar peajes en las carreteras que trabajar honradamente.

Es terrible ver a madres con niños en brazos caminando kilómetros con tal de llegar a sus destinos de trabajo y escuela, porque con las calles tapadas tienen que descender de los transportes públicos; la mayoría de las veces sólo llevan el dinero exacto para su traslado, no pueden pagar más que un camión de ida y uno de regreso, o un taxi foráneo al igual que los estudiantes, y creo yo que es la misma situación de la mayoría de personas las cuales utilizamos el transporte público.

Oaxaca, me dueles, todos culpan al gobierno, y una parte de razón la tienen, ya que los líderes de elección popular han favorecido a los sindicatos con tal de obtener votos, o simplemente como grupo de choque, a lo largo de muchas generaciones.

Pero todo se ha salido de las manos, los bloqueos y atracos de los sindicatos que controlan el estado, han afectado, sobre todo, el progreso que podría existir.

La derrama económica que se esperaría obtener durante este mes, se aniquila, no hay dinero, ni transporte y el turismo cancela su visita a nuestro estado, y los locales también sufren, en los trabajos padecen descuentos por retardos provocados por los bloqueos, pasan hambre porque tienen que tomar más de un transporte público para llegar a su destino y lo que se tenía presupuestado para la alimentación, es utilizado para otra cosa.

Me dueles Oaxaca, me duelen los oaxaqueños, pero lo que más me duele es que todo se solucione mediante el chantaje para obtener recursos económicos por parte del gobierno, los cuales nunca serán suficientes para los líderes, en lugar de que se utilice ese dinero en cosas de primera necesidad como medicamentos e insumos para los hospitales públicos.