Soy Guelaguetza
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Soy Guelaguetza

 


– El amigo: Flavio Bailis

Dentro de las maravillosas fiestas de julio de Oaxaca se ha editado un libro extraordinario intitulado Soy Guelaguetza, producto del esfuerzo de tres fotógrafos de la nueva hornada que llenos de un espíritu aventurero, una gran sensibilidad artística y un deseo de expresar más allá de la fotografía fija, la historia humana con sus tradiciones y valores. Es el primer álbum que se hace de todos los pueblos que participan en las fiestas del Lunes del Cerro.
En su introducción nos dicen: “La Guelaguetza es Oaxaca y Oaxaca es un viaje. Para empezar a descubrir Oaxaca se tiene que soñar en grande. Así inició “Soy Guelaguetza”, con la imaginación que despierta sus 8 regiones y el infinito de su espíritu. Reconocer la grandeza de Oaxaca es aceptar lo pequeño que somos ante un universo de colores, sabores, fiestas y formas de ver la vida.”
“Este libro, es el primer paso para reconocer la historia que se escribe desde los pueblos para llegar a compartir en lo que conocemos como la Guelaguetza de los Lunes del Cerro”
“Hubo que atravesar montañas, llanuras, ríos y cientos de caminos para llegar a cada pueblo. Fueron más de 6,600 kilómetros recorridos en 30 días para retratar las tradiciones que se reflejan en rituales, ceremonias, ofrendas, danzas, sones, jarabes y otras manifestaciones.”
“Ir hasta allá fue la mejor manera de experimentar la Guelaguetza, siempre siendo recibido con una sonrisa, escuchando las historias de los abuelos, el origen de su tradición y compartiendo la mesa para comer y beber juntos como grandes amigos.”
A través de este viaje -el del libro maravilloso- encontrarás lugares y gente de este mundo llamado Oaxaca; oaxaqueños indígenas, afrodescendientes y mestizos cobijados por sus paisajes, casas y calles, portando con orgullo su indumentaria, bailando su música y mostrando todo aquello que los define e identifica ante otros pueblos.
Habrá que comprarlo, (@soygelaguetza) es el primer esfuerzo editorial serio, masivo que se hace. Al adquirirlo podemos decir “Soy Oaxaca” “Soy Guelaguetza”.

Flavio Bailis tiene un nombre raro para los mexicanos del sur. Nunca lo había escuchado. Suena como a investigador, antropólogo o medico de cuerpos y de almas. Si además lo vemos cara a cara, desde lejos se sabe que es un hombre de otras latitudes. Su estatura, color de piel, trato y modo de hablar corresponde a otros meridianos. Flavio como todos los hombres extraños a nuestro medio oaxaqueño despierta inquietudes. Genera leyendas. Su modo franco, abierto y voz fuerte; su don de mando, su experiencia en el trato humano y el conocimiento profundo del estado mexicano y sus sistemas administrativos lo hacen un personaje que sobresale. Tiene además una bonhomía y una calidad humana sorprendente, una sonrisa a flor de cara y un trato amable. Es imposible no sentir simpatía por él.
Lo conocí a fin de un sexenio donde había sido uno de los funcionarios más importantes de esa administración. En ese momento estábamos editando unos libros que resumirían las tareas realizadas en el sexenio de uno de sus “ cuadernos de doble raya”.
Como un general en campaña tomó las riendas y en un cortísimo tiempo bajo su dirección se editaron 10 volúmenes que dejaron el testimonio impreso de ese pedazo de la historia estatal. Bailis, amable y conocedor de los temas revisaba los originales. Hacía comentarios positivos y siempre inteligentes. Inmediatamente iniciamos una buena relación.
Habíamos tenido una vida casi paralela. En la UNAM estudiamos en los mismos años, él en economía y yo en derecho, mis amigos sinaloenses, sonorense y baja californianos eran los mismos que tenía él. Con una memoria prodigiosa se acordaba de todos, del “Piry” Payan, de Rojas Bernal, del “Polaco” del “Camarada Pereyra”, sus amigos eran mis amigos y extrañamente nunca nos identificamos en esa época maravillosa llena de efervescencia, académica, social y política extraordinaria.
Profundo conocedor de los fenómenos y las manifestaciones económicas, de la interrelación entre política y economía, de la diversas corrientes del pensamiento político como forma de gobierno, del valor del conocimiento de los temas, pero también del valor de la amistad y de los contactos políticos Bailis ocupo diversos puestos en el sector público, en la SHCP se movía como pez en el agua, tuvo importantes responsabilidades. Amigo de secretarios de estado, de subsecretarios, de la burocracia en general, respetuoso y solidario, saludaba desde al elevadorista, hasta los secretarios de estado cuando tenía la suerte de encontrarse con ellos
Llego a Oaxaca con un amigo suyo que iba a ser gobernador, Se incorporó como uno de los primeros comandantes de la campaña política, fue secretario de finanzas, contralor y amigo de todos. Cuando terminó el sexenio siguió viviendo en Oaxaca, ciudad donde lo habían adoptado como uno de los esos personajes típicos, folclóricos, interesantes, llenos de información, de sabiduría a los que se les miraba con gran respeto. El conocía a todo el mundo político, sabia vida y milagros de los oaxaqueños y los no oaxaqueños. Conocía las capacidades administrativas y políticas de las personas y los grupos Bailis es el hombre mejor informado que conozco, tanto de los personajes y de las fuerzas que coexisten y tienen una presencia en las regiones, en el Estado y en el país.
Siempre que llegaba un personaje los abrazos y saludos ruidosos que le proporcionaban no se hacían esperar, lo mismo ocurría con gobernadores, secretarios de estado, subsecretarios, delegados. Era raro que no tuviera alguna relación afectuosa con los grupos en el poder. Con la prensa ocurría otro fenómeno, sabia las noticias antes de que fueran publicadas. Cuando le empecé a mandar a mis amigos una información seleccionada que incluía las primeras planas, columnas políticas y algunos artículos de interés, se los mandé a Bailis. Durante algún tiempo me lo agradeció y no hizo ningún comentario, después me confesó que a las 7 de la mañana leía todos los periódicos nacionales y locales a través de internet, maneja la nueva tecnología con una habilidad sorprendente. Tiene una capacidad de análisis y de síntesis extraordinaria.
Flavio Bailis es un sembrador de amistades y de buenos recuerdos, de excelentes análisis políticos y movimientos sociales, es un político al cien por ciento y se mueve como pez en el agua en las recelosas aguas de la política nacional o local.
Siempre que llego a Oaxaca lo busco, nos vemos en el aeropuerto donde me va a esperar o dejar, tomamos café en los portales, desayunamos con amigos, intercambiamos noticias, comentarios, chismes de la “grilla” nacional y local. En México Lo invitaba a la presentación de los libros que editaba en ese tiempo.
En una ocasión nos encontramos en Puebla donde cumplía una tarea de esas que construyeron su leyenda. Me invito a cenar, me atendió con gran generosidad y buen gusto en una ciudad que conocía como si hubiera vivido en ella siempre. En otras ocasiones nos veíamos en la ciudad de México. Tomábamos cafre y platicábamos de lo único que sabíamos, de la política y de los amigos.
Flavio es de los hombres que dejan huella en las personas que lo conocen, en los pueblos y en los lugares donde habita. Es un referente de lealtad y amistad, de generosidad y decencia en el trato humano. Nunca me ha pedido que escriba sobre un tema determinado, tampoco que hable a favor o en contra de nadie. Esta nota salió pensando en que la amistad es un bien, que algún dios compasivo y benévolo le regalo a los hombres, condolido de los infortunios que tienen los mortales.
Gracias por tu amistad y tus enseñanzas querido Bailis.