¿De verdad quieren a Nuño en Puebla?
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De Frente y de Perfil

¿De verdad quieren a Nuño en Puebla?

 


Ya lo hizo una ocasión el PRI en Puebla, pero cuando era todavía un partido homogéneo y poderoso, con una gran estructura y una militancia a prueba de todo y el experimento le resultó favorable.
Manuel Bartlett Díaz, entonces secretario de Educación Pública sabía que sus días en el gabinete de Carlos Salinas de Gortari estaban contados, que solamente lo que sabía y ahora cuenta lo mantenía vivo en la actividad política.
Ahora con Aurelio Nuño Mayer, hay fuerzas que lo orientan hacia allá, haciéndole flaco favor de enrolarlo en una entidad de la que se mantiene alejado.
Los tiempos son distintos y lo que llevó a Manuel a esa entidad no es lo mismo que podría dirigirse a ella a Aurelio.
Manuel optó por irse de candidato al gobierno de Puebla, un estado que desconocía, en el que jamás había vivido, pero del que tenía un acta de nacimiento en que constaba que era un niño vivo (siempre mostró serlo) que había nacido (por casualidad, cuando su papá era ministerio público) en la entidad en el lejano año de 1936.
El ex secretario de Gobernación se empecinó en Puebla por dos razones fundamentales: la primera, el proceso electoral era más cercano (1992) y los tiempos apremiaban y su salida del gabinete era inminente.
La otra opción era irse de candidato a Tabasco, una entidad con la que mantenía mayores nexos, pero con la que se encontraba contrariado, luego de que su padre (Manuel Bartlett Bautista) fue obligado a pedir licencia como gobernador.
Bartlett hijo mantenía vínculos cercanos con los tabasqueños y algún tiempo se ostentó como tal, pero la oportunidad política se presentaba en Puebla, ya que el relevo del gobierno del estado del sureste sería dos años más tarde.
Los tiempos apremiaban y el secretario de Educación Pública conocía a Carlos Salinas de Gortari y sabía que mientras mantuviera vivo el secreto de los comicios de 1988, su vida política seguiría activa y podría negociar hacia el futuro.
De no hacerlo, en breve tiempo sería removido de la SEP y mandado al baúl de los recuerdos, con todo y su carga electoral del 88, de la que siempre se le responsabilizó al poblano y no al entonces Presidente como ahora pretende endilgarle el senador del PT.
Lo que ahora se pretende hacer con el titular de la SEP, es sacarlo de la contienda presidencial y con los buenos oficios de algunos de sus “amigos, lo re direccionan como prospecto sólido al estado de Puebla.
Aurelio Nuño se encuentra metido en la sucesión presidencial como uno de los tres o cuatro aspirantes fuertes del Partido Revolucionario Institucional. Si es o no candidato y si puede ganar en caso de serlo, es otro cantar.
Puebla es uno de los estados más difíciles de ganar para el priismo, la fuerza de Rafael Moreno Valle es notoria y defender ese territorio es una de sus prioridades.
Contrario a Manuel Bartlett, Aurelio Nuño es un político bisoño, aunque fresco que podría representar un atractivo, pero no para un estado donde el panismo se afianzó.
Los promotores de una eventual candidatura de Aurelio al gobierno estatal destacan que con su presencia nacional podría poner en jaque al más pintado de los panistas, sin importar si es Martha Erika Alonso, la esposa de Moreno Valle, Gerardo Islas, secretario de Desarrollo Social o cualquier otro personaje del partido blanquiazul o de sus aliados de Nueva Alianza o el PRD.
La sola posibilidad de que Nuño Mayer sea convertido en el candidato priista al gobierno de Puebla, motivó inconformidad entre los militantes de este partido que están decididos a no dejar imponer un candidato foráneo como sucedió en 1992.
En aquel entonces, los priistas no tenían problemas, ya que su partido era sólido como dio cuenta que Manuel Bartlett Díaz ganó con el 70 por ciento de los votos, mientras que su adversario panista, Ricardo Villa Escalera solamente obtuvo el 17 por ciento y Antonio Tenorio Adame rebasó escasamente el seis por ciento de los sufragios.
Seis años después, Melquíades Morales Flores ganó con el 54 por ciento de los votos y el panismo creció hasta un 28 por ciento con la figura de Ana Teresa Aranda. Mario Marín no alcanzó ya el 50 por ciento y el panista Francisco Fraile creció hasta un 36 por ciento, por lo que en los siguientes comicios, Rafael Moreno Valle representado al PAN ganó con el 50 por ciento de los votos contra el 40 del priista Javier López Zavala y el año pasado José Antonio Gali registró el 45 por ciento contra 33 por ciento de la priista Blanca Alcalá Ruiz.
Por lo que respecta a Aurelio Nuño Mayer, secretario de Educación Pública, él al igual que sus compañeros de gabinete que queden marginados de la candidatura presidencial se apuntan para ser enlistados como candidatos de su partido al Senado de la República, o en su defecto la Cámara de Diputados, buscando la protección del fuero.
Ir por el gobierno de Puebla, le significaría que de no ganar quedaría expuesto a su suerte política.
Por eso los priistas ven con detenimiento lo que sucede alrededor de la figura de dos diputados de su partido, vinculados cercanamente con el ex gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Se ha intentado desaforar, sin éxito, a los legisladores federales Antonio Tarek Abdala y Alberto Silva Ramos y estos continua gozando del protección del fuero federal, lo que merece la atención de quienes quieren incursionar pronto en el Congreso federal y, tal vez, sean requeridos por algún tipo de autoridad.
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