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De Frente y de Perfil

Expresidentes

 


Durante varias décadas, la figura de expresidente de la República fue vista desde lejos ya que los que guardaban ese carácter se mantenían alejados de la actividad pública, en una especie de regla no escrita de la política nacional.
Suscitaban comentarios y hasta reproches por su actuación al frente del Ejecutivo federal, pero, regularmente, ellos guardaban hermetismo y se refugiaban en una posición de administrativa discreta, ya que además de su pensión como expresidentes devengaban un salario extra, pero menor.
Se les dotaba todavía de seguridad personal y algunas canonjías más, las que iban desde el pago de una oficina, personal a su cargo, un piquete de escoltas del ahora desaparecido Estado Mayor Presidencial, etc.
A cambio de ello, los expresidente hacían mutis de casi todo, vivían una vida plácida y se refugiaban en la academia o en otras labores, pero alejados de los reflectores de los principales espacios de la política.
Algunas situaciones les permitían salir a la luz pública, como el de Lázaro Cárdenas que amagó con irse a defender Cuba de una eventual invasión estadounidense o encabezó protestas en contra de esas políticas o el de José López Portillo, con aquella publicación críptica de Tu También Luis.
Los expresidentes sabían que habían terminado su misión política con el encargo de mandatario, aunque las cosas cambiaron cuando algunos de ellos reclamaron protagonismo en la séptima y octava década del siglo XX.
Luis Echeverría es el primero de los ex Presidente que alcanza mayor rango, cuando es designado como Embajador en la Unesco y después Gustavo Díaz Ordaz fue enviado con el mismo rango a España.
Antes de ello se les concedía una comisión, como la del Río Balsas, el Consejo Nacional de Turismo, el Comité Olímpico Mexicano que los mantenía entretenidos y alejados de los principales espacios políticos.
Carlos Salinas de Gortari otorgó a su antecesor un maravilloso pago de marcha con la designación de director del Fondo de Cultura Económico, donde sobrevivió al sexenio siguiente, sin reflectores encima, lo que tampoco le habría permitido su sucesor en la Presidencia de la República.
Salinas aspiró a mucho más (la OMC), pero fuera del territorio nacional, aunque fue frenado en su intentona, luego del error de diciembre y la captura de su hermano Raúl, por lo que consideró mejor exiliarse y manejar espacios políticos tras bambalinas.
Ernesto Zedillo, se retiró discretamente y dedicó su tiempo para asesor a empresas extranjeras y por lo mismo se fue a vivir al extranjero.
Sin embargo, Vicente Fox y Felipe Calderón, los dos ex Presidentes ajenos al PRI no soportaron vivir fuera de los reflectores y ambos mantienen el activismo político. Uno alentando la formación de un partido político, luego de vivir casi un sexenio alejado de la política y el otro vociferando desde su reducto.
Aquel pacto no escrito de que los ex Presidentes de la República hacían mutis, se alejaban de los reflectores y se acogían a los designios de la nueva administración, quedaron atrás y más cuando les fueron retirados los cargos honoríficos, la pensión vitalicia y las ayudas de personal.
2. Renunció Carlos Lomelí a su función de superdelegado federal en Jalisco, luego de que fuese señalado por conflicto de intereses, por lo que senadores de diversas fracciones piden que se someta al mismo procedimiento a Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia y señalado por Carlos Urzúa en los mismos términos.
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