Primera piedra

Santa Lucía es la patrona de quienes no ven
El Mapache Guasón

Los partidarios del nuevo aeropuerto de la CDMX en Texcoco sienten que todo está perdido y que la suerte está echada.
En efecto, se ha impuesto la decisión del señor presidente López Obrador, y la obra o al menos la primera piedra se colocará en Santa Lucía el próximo lunes; para usted, amigo lector, querida lectora, mañana lunes 29 de abril de 2019.
Seguramente, quienes vayan al actual aeropuerto militar de Santa Lucía, verán ya alineados decenas de camiones de volteo, retro excavadoras listas para entrar en acción, maquinaria diversa y bodegas de almacenamiento de materiales, así como cientos de trabajadores de la construcción alineados, ingenieros y topógrafos teodolito en mano y felices de iniciar la magna obra de este sexenio, o al menos la segunda en importancia, ya que la primera será seguramente el Tren Maya y la tercera la Refinería en Tabasco, estas últimas, por cierto, sin fecha de iniciación de obra.
En Santa Lucía no importa un cerro que nadie había notado y que se interpone en la seguridad de los vuelos, pero que será devastado a la brevedad posible.

Se inicia la obra, o al menos se coloca la primera piedra simbólicamente, aunque no se conozca el proyecto arquitectónico, tampoco el presupuesto y, desde luego, ningún otro aspecto como el impacto ambiental y quién sabe cuántos requisitos más.
La obra se inicia y ya.
Tampoco se sabe de licitación alguna, ni nombre de la compañía o compañías constructoras; tampoco los proyectos de ampliación en el Aeropuerto de Toluca y del Aeropuerto Benito Juárez de la CDMX, los cuales —según informes mañaneros superficiales— se conjugarán para formar una suerte de tricornio o sistema de tres aeropuertos que recibirán cosa de 100 millones de pasajeros al año.
Admirable.
No importa que no sepamos cuál será la infraestructura de acceso a Santa Lucía, ni el tiempo de traslado de un aeropuerto a otro para quienes lleguen del extranjero a la CDMX, para luego proseguir digamos a Guadalajara.
Como sea, insisto, el lunes se coloca la primera piedra y espero —son mis mejores deseos— que se logre concluir la magna obra en este sexenio.
Yo también soy pueblo.
Por allí nos encontraremos.