El destino nos ha alcanzado
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El destino nos ha alcanzado

 


Es un hecho, y lo sabemos, que nuestros nietos, hijos y nosotros mismos no tendremos agua, alimentos y combustibles en los próximos años.
Para asegurar el bienestar de las generaciones futuras, debe haber una administración eficiente y racional de los recursos naturales, de tal manera que sea posible mejorar la vida de la población actual, sin comprometer la calidad de vida de las generaciones futuras o causando daños ambientales irreversibles.

Los oaxaqueños todavía tenemos esperanzas de protegernos contra el cambio climático, todavía los depredadores, los corruptos y los cínicos no han terminado con nuestros bosques y todavía podemos tener un desarrollo sostenible, disfrutando nuestros recursos naturales y heredarlos a nuestros hijos y a sus hijos, con soluciones sencillas, sin tanto brinco y sin ir a París, los oaxaqueños productivos, a la cumbre Un planeta, Oneplanet, en la que participan, en este momento, 130 jefes de Estado y de gobierno.

Sólo se necesita, de las autoridades en todos los órdenes de gobierno, sencillez, sentido común, honradez, integridad, credibilidad y transparencia, y nuestra vida cambiará sin militarizar al país.

Sabemos que esto es como pedirle peras al olmo, pero es la única esperanza.

El Papa Francisco, en su Encíclica Laudato Si, Sobre el Cuidado de la Casa Común, hace un llamado urgente a limpiar nuestra casa común —el único hogar de la humanidad—, resguardándola tanto de los gases de efecto invernadero como de las causas estructurales que someten a la mayor parte de la raza humana a condiciones infames de vida.

En Oaxaca, en donde nos hace más daño la corrupción que la ignorancia, el día de hoy trato de contribuir en algo para aumentar el conocimiento que tienen los oaxaqueños de un tema que parece complejo, pero que está en el centro de la vida diaria de la gente.

El Papa enfatiza la necesidad de transformar los estilos de vida, de producción y de consumo, para resolver la crisis del clima.

El Papa Francisco, en su Encíclica Laudato Si, reconoce que “hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático”. Y “numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana”.

Divulgada el 18 de junio de 2015, la carta papal define el clima como “un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana”, luego, el clima no debe ser objeto de lucro ni blanco de la depredación y la avaricia.

En el documento que ha sido denominado “la Carta Magna de la ecología”, el pontífice critica el afán de lucro del modelo económico dominante que ha convertido al mundo en “un montón de porquería”, y redefine el significado del mandamiento «no matarás» al subrayar que “un veinte por ciento de la población mundial consume recursos en tal medida que roba a las naciones pobres y a las futuras generaciones lo que necesitan para sobrevivir”.

Por otra parte, el 2 de julio de 2015, escribe Alfredo Acevedo, http://www.cipamericas.org/es/archives/15377 y cito: “El consenso científico admite que vivimos con casi un grado centígrado más de temperatura global debido al incremento de los gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, resultado de la quema de carbón, petróleo y gas natural desde el inicio de la era industrial. El efecto invernadero natural que hizo posible un clima favorable para el desarrollo de la vida en el planeta ha sido alterado por la incorporación de enormes cantidades de carbono en el ambiente, consecuencia de la combustión de hidrocarburos extraídos del subsuelo que ha provocado un desequilibrio en el ciclo del carbono. El aire contiene más bióxido de carbono (CO2) y es más caliente que en el siglo XVIII y que en los últimos 800 mil años.

“De hecho, el año pasado (2014) fue el más caluroso del que se tenga registro. La temperatura media en la superficie de la Tierra fue 0.69 grados superior a la media del siglo XX, cuatro centésimas de grado más que el pico anterior observado en 2010. La temperatura ha subido 0.8 grados desde 1880, cuando inició el registro histórico. La mayor parte del calentamiento se ha dado en los últimos 30 años, y nueve de los 10 años más calurosos de la historia han ocurrido en lo que va de este siglo.” Hasta aquí la cita.

En 2015, del 30 de noviembre al 11 de diciembre, los líderes mundiales se reunieron durante dos semanas, en París (Francia), en dónde celebraron la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático, dónde se alcanzaron nuevos acuerdos para impedir la aceleración del calentamiento global y expresaron sus esperanzas y aspiraciones sobre el mundo que queremos para nosotros mismos y para nuestros hijos.

El compromiso vigente de México es reducir de manera incondicionada sus emisiones de GEI en 22% y en 51% los de carbono negro) durante la próxima década. Fuente: http://www.24-horas.mx/

El objetivo de la conferencia fue firmar un acuerdo mundial para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Anteriormente, el clima mundial hacía cambiar a los seres humanos; ahora éstos están cambiando el clima. Los resultados todavía son inciertos, pero si las predicciones actuales se confirman, el cambio climático que tendrá lugar en este siglo, será de una amplitud sin precedentes desde los albores de la civilización humana.

Cuando la naturaleza nos ha recordado, y demostrado, que puede tocarnos con su poderosa mano en cualquier momento, debemos asumir la responsabilidad hacía nosotros mismos, hacia la comunidad y principalmente hacia nuestros niños.

Los talamontes continúan acabando con los montes de la Sierra Sur, de la Sierra Norte. Con la deforestación que causan y la intensificación de cultivos agrícolas en lugar de reforestar, el ecosistema no podrá sostener a nuestros hijos y nietos, que, irremediablemente, sufrirán de más escasez de agua y alimentos.
No hay duda, el destino nos ha alcanzado.