Ocaso del cártel 22
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Ocaso del cártel 22

 


Desde aquellos sus días de mayor poder -con Erangelio Mendoza a la cabeza- hasta su ocaso con la Reforma Educativa, la Sección 22 del SNTE, su “accionar” (en sus propias palabras) ha sido el del ente que es: un verdadero cártel.
Los expertos en el tema de la delincuencia organizada, sostienen que la guerra contra el narcotráfico, que se inició desde la época de Fox, se exacerbó con Calderón y continúa con Peña Nieto, ha fracasado. Acabaron con los altos mandos de los principales carteles pero se multiplicaron los “cartelitos” que son más peligrosos porque han diversificado sus actividades delincuenciales con los secuestros, extorsiones, robo de combustible y son más sanguinarios en la disputa de las plazas. Algo similar pasa hoy con el cártel 22.
En el momento en que el gobierno federal les quita el dinero, los capos de mayor peso se retiran a disfrutar sus multimillonarias fortunas pero surgen varios “cartelitos” (las tribus) cuyos jefes se aferran ingenuamente a las mismas estrategias. Quiere seguir lucrando con un movimiento magisterial que perdió su esencia y, como consecuencia, sus bases dejaron de creer en ellos.
La grotesca figura del dirigente Eloy López con un grupito de fanáticos “maistros” arrojando piedras contra los cristales del palacio legislativo, para impedir la comparecencia del director general del IEEPO, Germán Cervantes, confirma tres cosas:
1. Su desesperación por la devaluación de su movimiento que ya no les reditúa las utilidades multimillonarias de antaño. Ningún funcionario los llama a “negociar” como lo hacía antes en cuanto anunciaban huelga, bloqueos o cualquier acto de presión.
2. El desprestigio que se han ganado los sucesivos dirigentes por su “accionar” corrupto, exacerba a las bases que les han dado la espalda.
3. Saben que las banderas que siguen enarbolando, han perdido vigencia. El magisterio, por ejemplo, descubre que pedir libertad de delincuentes y secuestradores de niños es una actitud siniestra.

Resultante
Al acabarse el dinero que recibían a carretadas los capos del cártel 22, acabó también el llamado movimiento “democrático” magisterial pero en su debacle arrastró la integridad del magisterio. Pervirtieron la figura del maestro.
Así es la convicción de la inmensa mayoría de los verdaderos maestros. Algunos me relatan el modus operandi de esos “cartelitos” que conforman, principalmente, los empleados “grillos”, ignorantes, que se oponen a la evaluación porque carecen de perfil académico, muchos compraron su plaza.

Padres de familia, reivindicados
Me describen lo que sucede en dos escuelas. La secundaria cien de San Antonio de la Cal y la primaria Enrique Pestalozzi.
Lo único positivo del movimiento magisterial es que, ante tanto abuso del cartel 22, los padres de familia y las autoridades municipales aprendieron que ellos son los que deben ordenar y vigilar que los profesores acaten los reglamentos de la SEP. El viejo anhelo de la descentralización educativa. Reivindican su papel.
Eso pasa en la Secundaria de San Antonio de la Cal. Desde septiembre pasado, la autoridad municipal y los padres de familia no aguantaron más el ausentismo sistemático y la flojera de cuatro docentes y tres empleados administrativos. Pidieron que los removieran. Después de tantas mentiras, obstáculos del director de secundarias técnicas del IEEPO, un tal Juan Ruiz Aquino y trapacerías del supervisor de la zona escolar Darío Caballereo Enríquez, por fin lograron ayer el relevo.
Durante los últimos años los “democráticos” del cártel 22 impusieron su ley. No trabajaban alegando siempre que tenían comisión de su sindicato. Mantenían como aviador al intendente Isaac Keltic Sanjuan y el director firmaba su asistencia para que pudiera cobrar. La anarquía en esta escuela la toleraba el director con la amenaza de que si hacía algún reporte lo correrían. Los estudiantes recibían clases a medias hasta que el presidente municipal y los padres de familia exigieron el reemplazo del director pero ¿Quién cree que protestó?
La profesora Cinthia Vázquez Silva, hijastra de Erangelio Mendoza, uno de los capos más beligerantes del cartel 22. Ayer, al presentarse los nuevos maestros, con perfil académico acreditado, esta dama organizó a los despedidos y a algunas madres de familia. Su intransigencia no prosperó.
El caso de la escuela Pestalozzi es similar. En esta primaria la planta de docentes es de 35 pero todos hacían los que les venía en gana. Casi no trabajaban, alegaban sus derechos sindicales y de asistir siempre a las marchas y plantones.
Así actuaban hasta que los padres de familia de organizaron. Exigieron a los maestros que cumplieran con las normas. Hubo resistencias y hasta amenazas de parte de los enviados a cada reunión de los capos del cartel 22.
Uno a uno, los maestros abusadores fueron relevados. Hoy de los 35 docentes apegados a las disposiciones autoritarias de su sección sindical, han sido echados de la escuela aunque, obviamente, siguen cobrando en el IEEPO.

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