Descolonizar es dignificar
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Toltecáyotl

Descolonizar es dignificar

 


En el “sistema-mundo”, Europa ha escrito “la historia universal”, en la que, el pluriverso ancestral, se convierte en “historias regionales insignificantes”. Es decir, la historia de las seis civilizaciones con origen autónomo y las más antiguas del planeta, como son: Egipto, Mesopotamia, India, China, Tawantinsuyu y Anáhuac, pasan a segundo plano, quedando Europa como la génesis de la historia de la humanidad. Sabiendo que, Europa, es la civilización más reciente y que se apropió de los conocimientos de las civilizaciones Madre, difundiéndolos como propios. El filósofo alemán Federico Hegel, en el siglo XVIII, afirmó que, el origen de la historia estuvo en Asía, pero que cumple su plenitud en Europa. El llamado, por Europa, “Continente Americano”, no aparece en este discurso eurocentrista.

La invasión y ocupación española y portuguesa al continente, inician con las Bulas otorgadas por el Papa Alejandro VI en 1493. Esto implica que la invasión, genocidio y epistemicidio cometido contra pueblos que nada habían hecho en contra de los reinos de Castilla, Lusitania y el Vaticano, fueron legales y morales. Es decir, aprobados por el Vaticano y los reyes respectivos. Esta práctica “legaloide” se sigue hasta nuestros días bajo “tratados, acuerdos, préstamos y asesorías de instituciones multinacionales a los países del continente”.

La invasión, ocupación, explotación y depredación, están sustentados en la amputación de la memoria histórica y la identidad ancestral a través de un modelo colonizador que se sustenta en la pérdida de los pueblos invadidos-ocupados de: la lengua, la memoria, los conocimientos, los espacios y la espiritualidad. Al amputarle a los pueblos invadidos-ocupados estos cinco elementos culturales, la colonización logra cerrar su círculo perverso, al convertir al invadido-ocupado, en un “colonizado-colonizador”.

De esta manera, los pueblos invadidos-colonizados, al caer en este círculo perverso, se ven imposibilitados a tener conciencia, responsabilidad y dignidad. En vez de buscar su liberación, luchan por colonizar a sus compatriotas y su propio país. Aceptan, como algo normal e histórico, que “otros” lleguen y exploten a las personas y depreden los recursos naturales. En su lógica colonizada, ellos educan a sus hijos en ser explotadores con los más débiles y a someterse mansamente a la explotación de los más fuertes que ellos.

Así, desde que Cristóbal Colón escribió en su diario que “los descubiertos no tenían religión”, se inició lo que se conoce como “el racismo económico”, es decir, quitarles a las personas su calidad de seres humanos y someterlos a una explotación como si fueran animales al servicio del “descubridor-conquistador-colonizador”. Al animalizar “al otro”, al quitarle su esencia humana, pierde todo derecho y es sumido en una dimensión por debajo de “lo humano”.

Desde esta perspectiva, “los descubridores”, encontraron un continente deshabitado por “humanos”, solo seres que no tenían alma, no tenían propiedad privada, no eran guerreros y no conocían al “verdadero Dios”. Con el permiso de Dios y del rey, los europeos iniciaron uno de los peores holocaustos y epistemicidios de la humanidad. Y es aquí, y de esta manera, que el invasor-colonizador no solo destruirá todo el conocimiento que pudo de los pueblos invadidos, para mantener la afirmación, que eran animales irracionales, sino que, ha despreciado el conocimiento que logró sobrevivir a la hecatombe.

Uno de los puntos fundamentales es que nunca nos han nombrado por nuestro propio nombre en nuestras lenguas ancestrales. Porque, “si no te nombro, te desconozco, no existes”. Como “nos descubrieron”, por esta razón nos bautizaron. En efecto, no solo no se nombran los pueblos y culturas del continente con sus nombres y lenguas originales, sino al mismo continente le han cambiado su nombre. En efecto, los europeos le pusieron “América” al continente, en honor del florentino naturalizado castellano, el comerciante y cartógrafo Américo Vespucio.

El objetivo de esta nota, es justamente, entender que los europeos nunca han podido, y no han querido, conocernos en verdad. Que, lo que han hecho, desde 1492, es subsumirnos en su mundo conocido, razón por la cual nos llamaron “indios”, porque creían que habían llegado a la India. Y restituir al continente con un nombre “propio-nuestro”, que lo podamos compartir entre todos nosotros. Sumar, en vez de dividir y fragmentar. Necesitamos re-descubrirnos, re-nombrarnos, para iniciar la descolonización y volver a ser pueblos libres y dignos. Descolonizar es dignificar. www.toltecayotl.org