Avanzar hacia un futuro mejor…
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Avanzar hacia un futuro mejor…

 


El miércoles pasado asistimos, mi nieta de 12 años y la que suscribe, a una función de teatro en el Complejo Cultural Universitario (BUAP), en la ciudad de Puebla. El tema principal versa sobre la gran desgracia que caería sobre nuestro planeta, si permitimos sus habitantes que conservamos el don de pensar, sean niñas (os), adolescentes, jóvenes y adultos (quienes llevarían la mayor responsabilidad en ello), que gente irresponsable, con ansias de lograr avances científicos no aceptables de ninguna manera por quienes deseamos un mundo feliz, obviamente no como el del escritor británico AldousHuxley (1894-1963), del cual su acento crítico se agudiza en la novela Brave New World (Mundo Feliz, 1932), sátira muy recomendable, pues trata precisamente de una futura sociedad automatizada. Cabe mencionar que, antes de iniciar la obra, se incluyó a un joven a quien pido disculpas desde este escrito por no conseguir su nombre, quien imita a Michael Jackson cual si hubiera reencarnado aquel.

“La obra de teatro mencionada se titula “Infinito”, y comienza con una pareja de adolescentes que visitan un museo, haciendo un recorrido para cumplir con una tarea escolar; y de pronto una detonación del choque de planetas, mostrada en una enorme pantalla a sus espaldas, les transporta a un viaje mágico en dónde se conocerán más entre sí. Y tendrán la grata experiencia de conocer a grandes científicos de la historia: Isaac Newton y Galileo Galilei. Fuera del museo, dos de sus amigos, otra chica y otro joven, se preguntan: ¿Dónde están? Y deciden buscarlos.” (Este segundo párrafo venía impreso en los boletos de entrada).

Los participantes logran atraer a los espectadores con sus magníficas actuaciones, tal vez hasta sentirían estar ellos y ellas en el escenario (al menos esta articulista sí lo sintió, y mi nieta parecía sentir lo mismo. Probablemente también quienes estaban cerca a nosotras, pues lo mostraban con sus expresiones y comentarios en voz baja).

Los cuatro adolescentes mostraron muy buen conocimiento tanto de sus diálogos como de su actuación. Los mayores también mantuvieron la atención del público, muy joven en mayoría, con sus convincentes actuaciones: excelente la del actor que interpretaba a Isaac Newton (1642-1727), físico-matemático, británico, quien ejerció como profesor de matemáticas, lo que aprovechó para redactar sus trabajos sobre las leyes fundamentales de la mecánica. Sentó los principios del cálculo de fluxiones, dedujo la naturaleza de la luz blanca, expuso la teoría corpuscular de la luz y formuló las leyes fundamentales de la mecánica, de las que dedujo la ley de la gravitación universal. En 1687 publicó Filosofía Natural del Principio Matemático, fundamento de los métodos de la ciencia moderna. También intervino en la administración como inspector y director de la Casa de la Moneda (Salvat Editores, Diccionario Enciclopédico Básico, Barcelona 1986, p. 1005).

Asimismo, excelente actuación la del actor que personificó a Galileo Galilei (1564-1642). Físico, matemático y astrónomo italiano. Partidario de la teoría copernicana, su defensa del movimiento de la tierra le valió entrar en conflicto con la iglesia, que le prohibió difundir sus enseñanzas al respecto. Abordó los problemas de la mecánica desde un punto de vista matemático y formuló la ley de caída libre de los cuerpos. Inventó el anteojo que lleva su nombre y descubrió el relieve accidentado de la superficie lunar, las manchas solares, las fases de mercurio, cuatro satélites de Júpiter y la naturaleza estelar de la Vía Láctea (Ibid, p. 677),

El final entusiasma al público, pues da esperanza de que el mundo y sus habitantes cambien al analizar ellos y ellas lo que se debe, o no, hacer; sobre todo gobernantes de ciertos países a quienes parece importarles poco, o más bien nada, lo que llegaría al continuar ellos entusiasmándose, en unión con ciertos “científicos” que andan como “niños con traje nuevo”, experimentando métodos que ni siquiera debían existir, como la llamada “Inteligencia Artificial”, con la que esperan crear seres semejantes a humanos (¿por qué y para qué?); automóviles que no requieren manejo personal, y provocarían accidentes fatales; aviones y trenes de extrema velocidad, que ya funcionan y no dejan ver a los usuarios los hermosos paisajes que pudieran admirarse, y muchas necedades más contra las que hay que protestar. Esto es, recapacitar con buen criterio, quienes llevan la batuta, digamos ciertos gobernantes insensatos, sobre lo más conveniente para recuperar la cordura, países y habitantes, con alma, inteligencia y sensatez.