¿Cuál se va?
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Opinión

De Frente y de Perfil

¿Cuál se va?

 


La moneda está en el aire y uno de los dos tendrá que tragarse sus palabras triunfalistas vertidas el pasado domingo, cuando con campanas al vuelo anunciaron el triunfo de sus respectivos partidos en tres estados cada uno.

Con fanfarrias y sonrisas que iluminaban su rostro, Ricardo Anaya Cortés, dirigente nacional del PAN asomó primero y destacó que su partido triunfaba en tres de las cuatro entidades en que se realizaron procesos electorales, al poco rato, Enrique Ochoa Reza, presidente nacional del PRI, hacía lo propio, pero más explicito asumía que su partido ganaba en los tres estados en que se eligió gobernador.

Uno y otro mentían, ya que no se puede asumir como una jornada victoriosa que el PAN y su candidata Josefina Vázquez Mota hayan sido relegados hasta el cuarto lugar en la votación del Estado de México, donde no rebasaron el once por ciento de los sufragios.

Tampoco es para echar las campana al vuelo en Veracruz, donde, es cierto, la alianza PAN-PRD, ganó más de la mitad de los 212 ayuntamientos en disputa, pero Morena un partido que participó por vez primera le arrebató la capital del estado (Xalapa) y los tres principales centros petroleros del estado, Minatitlán y Poza Rica, donde se ubican refinerías y Coatzacoalcos, el segundo puerto en importancia del estado.

Cuatro de las ocho principales ciudades del estado fueron ganados por Morena, tres por Acción Nacional y una por el PRI.

Es cierto que los panistas obtuvieron más de un millón de votos, el doble de los priistas y de Morena y consolidaron el eje Yunes, con lo que Miguel Ángel tiene el camino abierto para decidir cuál de sus hijos es el candidato a gobernador que lo sustituya, pero dejan claro que requieren de la alianza para el futuro.

En Coahuila, donde se anunció el triunfo del candidato panista, Guillermo Anaya Llamas, queda la duda y faltan algunos días para resolver quien fue el triunfador, si él o le correspondió la victoria al PRI.

Nayarit era bola cantada que ganaba la alianza conformada, nuevamente, por panistas y perredistas, donde la diferencia fue enorme, aunque el porcentaje de sufragios con que ganó Antonio Echevarría García, no fue tan grande.

Es precisamente Nayarit el estado que evidencia los aires triunfalistas del priista Ochoa Reza, ya que por anticipado sabía que la entidad estaba más perdida que le mismo cuando arribo a la dirigencia nacional del partido y no sabía bien a bien dónde estaba la sede.

Pero de los tres estados que dijo en su discurso triunfalista que había ganado, se podría quedar con uno solo, Estado de México, que si bien es el más representativo, por mucho, de los tres, no resulta suficiente para garantizar su permanencia al frente del partido tricolor.

Si Manlio Fabio Beltrones fue cercado por obtener poco más del 40 por ciento de las gubernaturas en juego (cinco de 12), Ochoa Reza podría serlo todavía más al ganar el 33 por ciento de las mismas.

Por eso la moneda está en el aire y Coahuila puede definir la consolidación de uno y el despido del otro, aunque todavía no se sabe cuál de ellos se queda y cuál tendría que irse.

Sin embargo, en el caso de Ricardo Anaya sus problemas no son tan simples, ya que dentro de su partido se alebrestaron los principales contendientes por la candidatura presidencial.
Margarita Zavala Gómez del Campo se siente relegada y se le va a la yugular a Anaya Cortés, al que pide defina su participación y no continúe usando al partido en su beneficio.
La esposa de Felipe Calderón siente que se le escapa la posibilidad de ser candidata y se lanza con todo contra Anaya al que responsabiliza de la debacle en el Estado de México, donde su candidata Josefina Vázquez Mota quedó en cuarto lugar y con apenas un 11 por ciento de los votos.

Morena, posicionado

Se equivocan quienes desestiman las posibilidades presidenciales de Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena en los comicios del 2018, por no ganar el gobierno del Estado de México.
Y es que Morena se convirtió en una alternativa real de gobierno, luego de extraordinario resultados obtenidos en distintos estados del país, tanto en los comicios del 2015, 2016 y 2017, sus primeros tres años de participación en procesos electorales.

Morena puso a temblar la maquinaria del poder y a los tres principales partidos nacionales, el PRI, PAN y PRD en los comicios del Distrito Federal, Veracruz y Estado de México, las tres entidades más pobladas del país.

En la ahora Ciudad de México, el perredismo tembló cuando Morena ganó la mayoría en la ALDF y algunas jefaturas delegacionales, más una buena porción de diputaciones federales.
En Veracruz dos veces, en los comicios del año pasado su candidato, Cuitláhuac García sumó más del 25 por ciento de los sufragios y mantuvo en jaque durante algún tiempo al PAN y PRI y ahora ganando cuatro de los ocho principales ayuntamientos del estado, incluida la capital.

Ahora en el Estado de México, Delfina Gómez, la candidata a gobernador de esa entidad quedó a menos de tres puntos porcentuales del candidato del sistema, el priista Alfredo del Mazo.
Todo eso abona a favor de un partido que se presenta en cada una de esas elecciones por vez primera y obtienen una buena dotación de sufragios, algo que ninguno de los otros partidos logró en su primera incursión en la época moderna del país.

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