Razón de ser de pueblos y gobiernos
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Razón de ser de pueblos y gobiernos

 


Hay temas que por su trascendencia no se deben guardar, deben ser compartidos de inmediato con ustedes tan pronto como los vayamos encontrando, analizando y comprendiendo.

Los encontramos porque los estamos buscando, por supuesto; además estamos en contacto con las personas adecuadas, en el momento oportuno. No se encuentran por casualidad, son consecuencia una búsqueda permanente, constante, programada.
Por una parte, estoy convencido que las cosas no suceden antes o después, suceden en el momento exacto, ni antes, ni después, en el momento preciso, cuando deben de llegar. Por otra, para darlos a conocer, debes esperar para publicar tus propios temas de investigación.

Les comento esto porque estoy aprendiendo apenas los conceptos de México y mexicano, matria y aunque parezca increíble, el concepto de Anáhuac y todo lo que implica no saber de dónde vinimos y por qué debemos sentirnos orgullosos de nuestros viejos abuelos indígenas, sabios, cultos, poderosos.

La mejor forma de compartir los temas prioritarios es darle la palabra al autor. Para que hagan el análisis ustedes mismos, con esta idea pongo en sus manos el concepto de México y mexicano en la colonización del Anáhuac, dice Guillermo Marín, y cito textualmente:

“El llamarle México al Anáhuac, por una parte nos habla del desprecio y negación de los criollos por la civilización invadida. Pero por la otra, nos demuestra la absoluta amnesia y sometimiento de los sobrevivientes al holocausto. Su total colonización mental e intelectual. Lo que explica la dramática y miserable situación que viven históricamente los descendientes culturales de los antiguos anahuacas.

“A pesar de ser una de las seis civilizaciones más antiguas y con origen autónomo de la humanidad, no conocen su milenaria historia, no saben quiénes son y cómo se llaman. Se han formado como “extranjeros incultos en su propia tierra”. Han vivido como sumisos esclavos y peones de los invasores y sus descendientes culturales. Explotados en la encomienda, luego en la hacienda y hoy, como empleados con el salario mínimo,trabajando para hacer ricos a los extranjeros y vivir en la miseria más lastimosa de generación en generación.”

“Esta civilización le llamó por milenios a este continente Cem Anáhuac y aún los historiadores criollos como Francisco Javier Clavijero en el Siglo XVIII recogen en sus escritos el nombre de “Anáhuac” para nombrar los territorios originales. Todavía en 1813, José María Morelos y Pavón convoca en la ciudad de Chilpancingo un congreso al que le llamó “Congreso del Anáhuac”, donde los sublevados del Virreinato de la Nueva España definirían cuál sería el derrotero de la sublevación y en el cual Morelos daría a conocer “Los Sentimientos de la Nación”. Sí estas tierras milenariamente fueron “El Anáhuac”, por qué ahora se llaman “México”.

“Fue la lucha de 1810 un estallido social provocado por las fuerzas económicas y políticas del Virreinato de la Nueva España, no la lucha de los pueblos originarios para poner fin a la invasión y explotación extranjera.

“Después de 11 años de una cruenta y devastadora guerra civil, los criollos vencen a los gachupines, más por factores externos que internos definieron esta supuesta “independencia”. Y en 1821 los criollos crean “su propio país” al que “ellos” llaman México. En esta nueva realidad social, nuevamente quedan excluidos los pueblos originales y su milenaria civilización y con ello el nombre ancestral del Anáhuac.

“Después de la expulsión de los gachupines, los criollos vencedores se dividen en dos grupos, opuestos y antagónicos, que lucharán por dos concepciones “de país” totalmente diferentes una de otra. Sí unos son liberales los otros serán conservadores, si unos son federalistas, los otros serán centralistas, sí unos son republicanos los otros serán monárquicos.

Esta lucha llega hasta el Siglo XXI, en dónde si unos son priistas, los otros serán panistas. El país de los criollos desde hace dos siglos está dividido y enfrentado.En lo único que se unen y se ponen de acuerdo los criollos, es en la exclusión y explotación de los pueblos originarios y sus, al parecer, inacabables recursos naturales. La ideología criolla les ha negado totalmente a los pueblos y culturas originarias el derecho a ser y auto determinarse en estos dos siglos de “vida independiente”.

“Los criollos al termino del estallido social, crean “su país”, como los que a principio del Siglo XIX se estaban formando por iniciativa de los mercaderes en el continente europeo. En efecto, el “Nuevo Orden Mundial” se inicia con la creación de Estados Unidos de Norteamérica en 1776, y prosigue la estrategia con el financiamiento del golpe de Estado a la monarquía francesa en 1789, al que la “historia oficial de occidente” llama con eufemismo la “Revolución Francesa”. Pero que implica no solo el derrocamiento de los gobiernos constituidos, primero en Europa y luego en todos los pueblos del mundo, sino además una nueva visión de organización humana, en la que el individualismo, la propiedad privada, las sociedades anónimas, el comercio y el consumo, serán la razón de ser de pueblos y gobiernos. La “modernidad” implica la ascensión del capitalismo y el “culto al Becerro de Oro” a través de la democracia.

“Los mercaderes han pretendido derrocar las milenarias formas de gobierno de los pueblos, que fueron creadas a través de sus tradiciones, costumbres e historia, para imponer “la democracia” y con ella el capitalismo, el dominio del mercado sobre el Estado, el sistema de partidos políticos, el consumismo y un largo etcétera. Nada nuevo desde 1789 en Francia hasta 2010 en Irak.

“Los criollos en su rebeldía querían crear un origen “autóctono”, para confrontarlo con lo ibérico. Por eso transformaron a los mexicas, y en su discurso los convirtieron en “un poderoso imperio”, al que sus antepasados habían conquistado. Esta es la razón por la que le ponen “México” y no Anáhuac” a su nuevo país.

Hasta aquí, una pequeña parte de lo que escribe Guillermo Marín; no hay duda que nuestro futuro está en nuestro pasado, que es la fuerza que nos acompaña siempre, por lo tanto debemos conocerla.

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