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Opinión

De Frente y de Perfil

Sin credibilidad

 


Nuevamente los procesos electorales que se desarrollan en los distintos estados del país muestran el abuso por parte de todos los involucrados en los comicios, partidos políticos, dirigentes y candidatos se comportan por igual, dando cifras, acusando a los adversarios, proclamando sus triunfos y ensuciando la elección.
Unos y otros actúan por igual, usan las redes sociales, los medios de comunicación y todo lo que encuentran a la mano, para intentar sorprender y dar un golpe de mano.
El madruguete ha sido desde siempre, el método más recurrente de los participantes en los comicios para intentar engañar a los ciudadanos con números que, más adelante, se comprueba no corresponden a la realidad.
Se volvió costumbre hacerlo de esa forma, creyendo que anticiparse a los resultados oficiales, podría cambiar los números contenidos de las actas de las casillas que están siendo contabilizadas.
El uso de estos recursos genera solamente incertidumbre entre la ciudadanía que ya es, de por sí, apática y elude acudir a las urnas, por lo que las participaciones electorales son sumamente bajas.
Para los partidos y candidatos es sumamente importante engañar a la ciudadanía con números que se confirma están distante de la realidad y que se basan en sus encuestas, las que son levantadas a modo.
Pareciera ser que quien se pronuncie ganador primero ganará la confianza de las autoridades, de los electores, de los medios y de cuantos estén interesados en este proceso.
Pero si los dirigentes y candidatos proceden de esa forma, los rumores que se generan alrededor del día de la elección tensan más la elección y contribuyen a la ausencia de los ciudadanos en las casillas.
El colmo de esta situación es que las redes sociales son otro instrumento en las que se difunden supuestas encuestas que las principales casas dedicadas a estas tareas niegan, pero después de que ya circularon por todos lados.
Pero no solamente ocurrió eso en los estados con elección, sino que el mismo día de los comicios se produjeron irregularidades de todo tipo, se acusó el uso de propaganda, intentos de compra de votos, amagos de todo tipo, difusión de información falsa, coacción y se produjo una gran ausencia de votantes en las casillas.
Si hace un año, Ricardo Anaya Cortés dio un golpe de mano, anticipando el triunfo de su partido en siete de los doces estados con proceso electoral para gobernador, ahora pretendió hacer lo mismo dando a conocer que su partido sigue creciendo con la victoria entre de los cuatro estados en que ocurrieron los comicios.
Priistas, panistas y Morena, dieron a conocer sus supuestas victorias, lo que anima a sus seguidores, preocupa a sus adversarios y provoca que los perdedores no reconozcan la victoria de sus adversarios, sin importar que hubiese ganado con amplitud.
Fue Ricardo Anaya el dirigente nacional del PAN, el que rompió el esquema anunciando las victorias del PAN en tres de los cuatro estados en que compitió, sin importar que en Nayarit las casillas siguieran abiertas por el distinto horario al del centro del país.
Los dos principales candidatos que compitieron por el gobierno de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme del PRI y Guillermo Anaya Llamas del PAN, se proclamaron ganadores, casi al unísono.
Los priistas divulgaron primero un tuit en que establecían la victoria de su candidato mexiquense, Alfredo del Mazo Maza, el que salió al poco rato, para anunciar tendencias favorables, según las distintas encuestas de salida, claro que las de su partido.
Al poco rato los dirigentes del partido que abanderó Delfina Gómez salieron a dar la réplica y Horacio Duarte, dirigente estatal de MORENA anunció, con prudencia, el triunfo de su candidata a gobernadora. Igualmente basados en sus propias encuestas.
Pero como si fuese poco lo anterior para generar mayor incertidumbre en la población, los panistas y perredistas mexiquenses que fueron superados con amplitud analizan la posibilidad de impugnar los comicios.

El fracaso de los independientes

Los que quedaron a deber nuevamente fueron los candidatos a gobernadores independientes que compitieron en tres estados, los que se situaron sumamente lejanos de los principales competidores.
Los independientes no prendieron en el ánimo electoral, a pesar de que en algunas entidades compitió más de uno.
Sin importar que alguno de ellos como es el caso de Hilario Ramírez Villanueva, el polémico Layín, ya hubiese tenido un triunfo como candidato independiente a alcalde en Nayarit o que Javier Guerrero en Coahuila, ya hubiese ganado en las urnas, en sus tiempos de priista una alcaldía y una diputación federal.
La independiente del Estado de México, Teresa Castell del Oro, quedó a deber con una votación sumamente baja, lo que demuestra que estaba lejana de cualquier posibilidad no solamente de ganar, sino siquiera de entrar en la competencia.
El más contento de cuantos candidatos participaron en todos los comicios fue Juan Zepeda, del PRD, quien se siente motivado por haber sido una de las revelaciones entre los candidatos, mientras que Josefina Vázquez Mota dejó en claro lo mismos que Margarita Zavala que son buenos prospectos plurinominales, pero que en las urnas les falta aplomo, carisma y otras cosas atractivas para los ciudadanos.

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