Tenorio: Enérgica acción de Estado
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Editorial

Tenorio: Enérgica acción de Estado

 


Desde su arribo a la gubernatura de la entidad, el ejecutivo estatal, Alejandro Murat ha tenido encima una exigencia ciudadana: que el saqueo del anterior régimen a las arcas públicas no quede impune. Recientemente, el titular de la Secretaría de la Contraloría y Transparencia Gubernamental, José Ángel Díaz Navarro, dio a conocer las cifras del quebranto económico, aún sin las de 2016. Al trascender la información hubo quienes abiertamente se preguntaron el por qué no se actuaba de inmediato.

Por fortuna, el sábado pasado fue detenido en Guadalajara, Jalisco, Germán Tenorio Vasconcelos, ex titular de los Servicios de Salud en el Estado y señalado -con pruebas irrefutables- de haber sido uno de los presuntos responsables de la devastación que hoy padece el sector salud. No hay que olvidar que aún dentro del cargo se hizo pública la adquisición de un avión, cuyo costo fue cercano a los 235 mil US dólares. Pero había mucho más: las compras millonarias de medicinas que, luego se sabría, eran de mala calidad y de bajo precio. Ahí Tenorio operó junto con otros cómplices que, asumimos, están confiados en que el brazo de la justicia no les alcanzará.

La situación del sector salud no ha sido aún superada. No hay medicinas, no hay avituallamiento, existen grandes carencias, en tanto aquellos que manejaron el presupuesto siguen gozando de cabal salud. La detención de Tenorio Vasconcelos, como seguramente será la del ex titular de la Secretaría de las Infraestructuras y Ordenamientos Territorial Sustentable (SINFRA), Netzahualcóyotl Salvatierra o el de la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico (STyDE), José Zorrilla y de otros más, no puede ser interpretada como ajuste de cuentas, revanchismo político ni nada parecido. Es una exigencia del pueblo oaxaqueño al gobernador Murat Hinojosa.

El saqueo y las gravísimas afectaciones que dejaron para la actual administración no pueden quedar en la impunidad. Requieren de aquí para adelante, de enérgicas acciones de Estado que castiguen a quienes han hecho uso ilícito de los recursos del pueblo, para su beneficio personal. Desde el sábado pasado en que se dio la aprehensión y traslado de Tenorio Vasconcelos, flota en el ambiente local un hálito de esperanza para que aquellos que como el citado nos saquearon, paguen por ello.

El reto ahora es ir por los demás y no dejar que las prácticas corruptas sigan como parte de la institucionalidad en el gobierno estatal.

Beatriz: Devastación y muerte

Aunque aún no se han cuantificado del todo, los daños y la muerte de siete personas, incluyendo un menor de edad, da cuenta de la tragedia que se volcó sobre el Istmo, los Valles Centrales, la Sierra Sur y la Costa oaxaqueña, con el paso de la tormenta tropical “Beatriz”. Los desgajamientos y deslaves fueron las principales causas de la muerte de un menor, en San Marcial Ozolotepec; tres mujeres en San Pablo Topiltepec y San Francisco Ozolotepec, además un adulto mayor en San Pedro Quiatoni, Tlacolula y dos más en otras circunstancias, ello sin descartar la desaparición de otra menor de edad y comunidades totalmente devastadas por el paso del meteoro, como Santa Catarina Xanaguía, distrito de Miahuatlán.

 

Las afectaciones a la infraestructura carretera son cuantiosos, como en la vía 190 Oaxaca-Istmo de Tehuantepec, con al menos dos daños graves: el posible derrumbe del puente en Magdalena Tequisistlán, cuya estructura amenaza venirse abajo y el corte carretero, a la altura de la comunidad minera de San José de Gracia. Ello sin contar con la caída del puente Copalita, la devastación en la zona costera que impactó directamente a Huatulco, Puerto Escondido y Puerto Ángel, que fue el punto de entrada a tierra de la citada tormenta tropical.

Sin embargo, más allá de la devastación y muerte que dejó el fenómeno natural, hay que recordar que justamente hace al menos tres semanas, el gobernador Alejandro Murat llamó severamente la atención a su equipo de colaboradores en virtud de que no habían entregado el estado de fuerza de su dependencia en cada región, como les había sido solicitado por la Comisión Estatal de Protección Civil (CEPC), para hacer frente a algún eventual caso de desastre.

El hecho hizo patente la apatía de los funcionarios en torno a lo que implican fenómenos como “Beatriz” u otros que seguramente están por venir. Nada hay más relevante que la prevención. Justamente porque no existe una cultura como tal, los fenómenos naturales hacen estragos entre la población. En el último año de gobierno de Ulises Ruiz, por ejemplo, varias comunidades de la Sierra Norte y la región de los Mixes, fueron identificadas como de alto riesgo para vivir, lo que significó que después de estudios e investigaciones, se propusiera a las autoridades estatales su reubicación. Nada ha ocurrido a la fecha. Aún existen ahí y en otras regiones de la entidad, comunidades enteras y colonias urbanas, ubicadas en peligrosas laderas y cerros.