Las reservas del Banco de México
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Columna sin nombre

Las reservas del Banco de México

 


Mejor ya no cantemos «y retiemble en sus centros la tierra». El Mapache Guasón

Ya todo el mundo en México está pensando en la reconstrucción.

Tanto en las altas esferas de la iniciativa privada como en los tres niveles de gobierno.
En eso de la reconstrucción estamos de acuerdo en que debemos ir unidos todos los mexicanos.
Sin embargo el principal problema es el dinero, siempre el bendito dinero.

El señor Presidente Peña Nieto ha señalado que el costo aproximado para llevar a buen fin esa tarea será de algo así como treinta y cinco mil millones de pesos, y francamente es una cantidad difícil de imaginar y más escribirla, porque estimo que no alcanzaría el espacio de esta hoja de papel para tantos ceros.

Señaló también el señor presidente, que el Fondo para Desastres con que se cuenta en el Gobierno, no es infinito, luego, habrá que escarbar para encontrar ese dinero.

En principio parece que los recursos iniciales saldrán precisamente de ese fondo y de un «seguro catastrófico» -así le llaman en el Gobierno Federal- contratado oportunamente por las autoridades, además de las contribuciones de toda la ciudadanía, empresas, bancos, los partidos políticos PRI y Encuentro Social, que seguramente ayudarán en esta tarea de romanos.

Ahora bien, yo echo de menos en esta circunstancia de angustia a Don Agustín Carstens, Gobernador del Banco de México y a las reservas en divisas de esta institución, que se ha señalado en diversos medios alcanzan la nada despreciable suma de ciento setenta y cinco mil millones de ¡dólares! -o algo más- cantidad verdaderamente estratosférica que existe gracias a la buena administración de las finanzas públicas.

Bien. Si la cantidad expresada por Peña Nieto la transformáramos en dólares, nos daría al cambio actual, redondeo, cosa de dos mil millones de dólares, luego entonces en mi ignorancia pregunto:
¿No podemos acaso recurrir a esas reservas?

¿Qué, ese dinero se guarda para menesteres de mayor magnitud que la desgracia sufrida?

No tengo respuestas, pero pienso, es un decir, que dos mil millones de dólares son pecata minuta para esa reserva, entonces solo me queda correr esas preguntas a Don Agustín Carstens para que antes que se vaya a Suiza en Noviembre, saque de la duda a todos mis lectores, a su humilde servidor y desde luego a todo México.

Yo también soy Pueblo.
Por allí nos encontraremos.