S-22: ¿Y dónde están esos demagogos?
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Editorial

S-22: ¿Y dónde están esos demagogos?

 


Como nunca, la tragedia generada por la fuerza de la naturaleza se ha volcado sobre Oaxaca y miles de oaxaqueños. Hace un par de meses fueron las lluvias, que no han cesado desde entonces y que dejaron un panorama de desolación en cientos de comunidades afectadas. Más de 2 mil 500 millones de pesos requeriría el erario estatal para reparar solamente los tramos carreteros y de caminos afectados. Los daños y afectaciones han continuado, pues las lluvias no le han dado tregua a los oaxaqueños. Ayer fueron los efectos de “Beatriz” y “Calvin”, ahora son los de “Katia” y seguramente “José”. Sin embargo, como si fuera parte de un cuento de terror, el pasado jueves 7 de septiembre, a las 11:49 horas, un sismo de 8.2 grados en el Escala de Richter –el más grande que registra la historia sísmica del estado- hizo a los oaxaqueños despertar con los efectos de una pesadilla. Esa tarde se habían registrado severas afectaciones en la vialidad citadina, gracias a la tormenta que se había precipitado, con vientos y lluvias intensas. Parecía ser el cierre de un día difícil, de disturbios, de violencia, enfrentamientos y vandalismo, propiciado por el enemigo público número uno: el magisterio afiliado a la abominable Sección 22.

Envalentonados como siempre lo hacen en multitud, un grupo reducido de mentores y vándalos trataron a toda costa de boicotear la visita del presidente Enrique Peña Nieto. En su intento, generaron caos vial, actos de terrorismo, como fue el lanzamiento de un petardo al fuselaje de una aeronave. Tomaron un trayler y una camioneta repartidora de pan, para prenderles fuego. Los hechos dieron la vuelta al mundo y nos ubicaron de nueva cuenta en el triste papel de una entidad en donde la ley es una ficción. Para festinar sus acciones, aún realizaron una marcha al Centro Histórico. Sin embargo, cuando se dieron a conocer las noticias y las afectaciones a miles de istmeños que perdieron su patrimonio; a los familiares de los más de 70 ciudadanos fallecidos y cientos que resultaron heridos, sobre todo en Juchitán de Zaragoza, Ixtaltepec, Unión Hidalgo y otras, muchos se preguntaron: ¿Y dónde están esos falsos luchadores sociales, demagogos y farsantes, que operan como mercenarios de la coyuntura política; que operan como viles sicarios de grupos políticos escondidos en las sombras? Obviamente, los sicarios de la educación y sus alfiles de las normales, han de estar escondidos en su madriguera, luego de los ilícitos cometidos en los que aún, de manera estúpida, fueron considerados víctimas. Que no salgan ahora con que formarán brigadas para atender a los damnificados, a quienes de manera indirecta, tanto han dañado.

 

Urgen acciones a futuro

La lección que hemos padecido como ciudadanía respecto a la toma del basurero municipal, debe alentar en el gobierno estatal y, particularmente en municipal, acciones en torno a dos medidas urgentes: analizar la posibilidad de privatizar el servicio de limpieza y realizar los estudios necesarios para la construcción de un nuevo relleno sanitario, habilitado con tecnología de punta en materia de desechos orgánicos, reciclaje de los mismos e impacto en el medio ambiente. Estamos ciertos de que las cosas no serán fáciles y que habrá demasiados problemas. Por ejemplo, quitarle la recolección de basura al Sindicato “3 de marzo”, no es cosa simple. Es desafiar a un monstruo de vicios y negocios hechos al amparo del manejo de la basura. Muchas ciudades en el país han encargado la recolección de los desechos a empresas privadas, las cuales operan con una módica aportación de la ciudadanía. Son ellas quienes se encargan de todo. El usuario solamente separa los residuos sólidos y los entrega a los camiones recolectores. No son pocos los que tomarán esto como una utopía, habida cuenta de los problemas que se viven en Oaxaca en materia de gobernabilidad y en donde, cualquier asunto es motivo de protesta y capitalizado por los falsos redentores sociales.

En torno a la construcción del relleno sanitario, hay que recordar que desde hace al menos cinco años se declaró prácticamente lleno el tiradero actual. Es decir, ya no había más espacio para seguir depositando ahí la basura. Se sabía incluso que había planes para reubicarlo en terrenos de Tocuela, Ocotlán. Nada se supo después. Con el arribo de José Antonio Hernández Fraguas a la presidencia municipal de la capital, de nueva cuenta asomaron los problemas, con un insano propósito de generarle problemas a su administración. El relleno sanitario tuvo una inversión considerable para seguir utilizándolo. Se amplió el espacio y se reactivó su capacidad. No obstante –y como lo hemos venido diciendo en este espacio editorial desde hace tiempo- se requiere un espacio que no sea tomado más como botín político de grupos y organizaciones; de dirigentes venales, corruptos y partidos políticos. Un espacio de esa naturaleza debe estar despojado por completo de presiones y chantaje. Su objetivo es recibir a diario cientos o miles de toneladas de basura, que se generan en la ciudad capital y en 21 municipios conurbados. Ése es su propósito. No más.