Expresiones de violencia
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Editorial

Expresiones de violencia

 


Debido a que cada vez se presentan más manifestaciones violentas que alteran la paz social y el orden público, es urgente sancionar con apego a la ley a quienes azuzan y avivan la inestabilidad. Lo ocurrido en la pasada visita del presidente Enrique Peña Nieto y la agresión al helicóptero en que se transportaban periodistas que cubrían la gira, no puede ni debe quedar en la impunidad.

Es inadmisible que grupos y organizaciones de la Sección 22 de la CNTE pretendan hacerse justicia por propia mano y vulneren los derechos de terceros, de ahí que exista el firme respaldo de la sociedad para que se aplique la ley sin ninguna distinción. Ya basta de tolerar estos excesos y de permitir que su manto de impunidad los cobije ante la aplicación de la ley.

Tras los sucesos ocurridos el pasado jueves, en franco reto al Gobierno de la República y a la administración estatal, los oaxaqueños se vuelven a preguntar hasta cuando van a seguir siendo rehenes de estos grupos de presión y chantaje.

Es necesario fortalecer el Estado de Derecho y generar condiciones de gobernabilidad y legalidad, pues resulta fundamental que haya unión en lo esencial, comenzando por el compromiso con las vías legales e institucionales en el devenir político, económico y social, así como en la solución de cualquier conflicto.

Esta expresión de violencia debe obligar a garantizar que la fuerza del Estado se aplique en estricto apego a la ley, con respeto irrestricto a los derechos humanos porque no son momentos fáciles y hay una fuerte crisis de credibilidad en las instituciones. No se vale que en aras de defender el derecho a la libre manifestación de las ideas se trastoque la estabilidad y paz social, ya que con ello se afecta los esfuerzos de todos los sectores que buscan reanimar la economía e impulsar el progreso y desarrollo de Oaxaca.

Una cosa es luchar por la educación y otra son estos actos de vandalismo que no ayudan en nada, pues no se justifican cuando se ha brindado todo apertura de diálogo al magisterio para encontrar cauces políticos, dentro de la ley, que atiendan las legítimas demandas. Insistir en crear condiciones de violencia solo responde a intereses de quienes buscan la inestabilidad política y social.

 

Prevenir desastres

Ante la confirmación de que únicamente 16 de los 570 municipios del estado cuentan con un atlas de riesgo, instrumento fundamental para reducir los impactos de algún desastre natural provocado por una tormenta, un sismo, un huracán, entre otros, es necesario redoblar esfuerzos para que al menos los municipios en donde hay más presencia de estos fenómenos cuenten con este tipo de información.

Al margen de que sólo 380 municipios han conformado sus Consejos Municipales de Protección Civil Municipal y en 50 considerados como de muy alta probabilidad que puedan tener algún fenómeno perturbador natural ya se han hecho diagnósticos y planes municipales de contingencias, las intensas lluvias en las diferentes regiones han cambiado por completo los escenarios.

Los peligros naturales se deben a circunstancias naturales que ponen en peligro el bienestar del ser humano y su medio ambiente. Se suele considerar como tales a aquellos que son debidos a fenómenos climáticos o geológicos, lo que excluye los riesgos sanitarios que representan los agentes patógenos.

Los desastres naturales más espectaculares son los terremotos y la erupción de volcanes, que se producen en los bordes de las placas continentales, y son por tanto, característicos de ciertas áreas en particular del Pacífico que incluye al estado de Oaxaca. Otro riesgo importante son los tsunamis, que son olas gigantescas que alcanzan su altura máxima junto a la costa, produciendo enormes pérdidas tanto materiales como humanas.

Los desastres climáticos incluyen varios tipos de tormentas, daños a las líneas de costas, las sequías, las inundaciones, el granizo, los rayos del sol y los incendios debido a causas naturales. Los huracanes tropicales son la catástrofe natural más extendida y dañina, produce daños no solo directos por la acción del viento, sino también por las inundaciones.

La actividad ha incrementado la gravedad de las inundaciones en algunas áreas debido a los cambios en el uso del suelo, como los provocados por la urbanización y la deforestación. Muchos desastres naturales, como los terremotos son inevitables, pero es posible adoptar medidas para minimizar su impacto.