MDTEO: Movimiento devaluado
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Editorial

MDTEO: Movimiento devaluado

 


Lo único que sabe hacer el magisterio afiliado a la Sección 22, para mostrar una fuerza que desde hace mucho perdió, es recurrir a los aberrantes bloqueos carreteros. Los cierres carreteros del pasado primero de septiembre, para protestar por el V Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, sólo provocaron risa y la certeza de que el Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación en Oaxaca (MDTEO) está desfondado y devaluado. Hay varios factores que advierten esta situación. Por ejemplo, poco más de setecientos, recién egresados del sistema de escuelas normales se examinaron. Dicha acción la hicieron pese a la amenaza de los dirigentes del Cártel-22.

La mayoría de ellos aprobó y obtuvo su plaza, lo que motivó a las hordas radicales al servicio de dicho gremio a detectar los lugares de adscripción y amenazar con impedir su entrada. Otra de las muestras de debilidad es la aparición en Oaxaca del Sindicato Independiente de Maestros, que está afiliando a más maestros, además, obviamente, de la existencia de la Sección 59, aunque bastante fracturada. En las últimas acciones de presión que se han observado, los incondicionales del Comité Ejecutivo Seccional (CES) insisten en eliminar a los maestros “idóneos”.

Hablar de los maestros en Oaxaca genera molestia y hasta escozor entre la población. Se trata de un gremio que insiste en mantener a la sociedad contra la pared; que persiste en su empeño de cuidar sólo sus privilegios y confort, pero además, sus acciones son una perpetua ofensa al clima de libertades ciudadanas.

La recurrente imagen de una capital tomada o las carreteras cerradas o el Aeropuerto y la Terminal de Autobuses de Primera Clase secuestrados, han creado en la conciencia colectiva un sentimiento de aversión y repudio. De aquellos tiempos en los que el maestro era digno de respeto y veneración, hemos llegado a los tiempos en que se les caracteriza como delincuentes.

El magisterio ha perdido la esencia de su responsabilidad, al abandonar las aulas en pos de una lucha callejera sin rumbo y sin razón. Ha perdido de vista que nada dignifica a un pueblo más que la educación; que la ignorancia hace a los pueblos presa de la explotación y el vasallaje. Nada, absolutamente nada ha traído consigo de beneficio a Oaxaca el movimiento magisterial, más que ignorancia, rezago y atraso. Ha sido, en muchos sentidos, la peor tragedia que arrastra nuestra entidad.

 

Vigilar cuotas y colegiaturas

Araíz del desapego del magisterio oaxaqueño que está asignado al sistema educativo oficial, el crecimiento en el directorio de escuelas particulares ha ido en proporción directa al deterioro de dicho sistema. Sin embargo, ello ha permitido que se abuse en el cobro de cuotas y colegiaturas más allá de lo permisible en los protocolos existentes. Los abusos en la venta de útiles escolares, libros, uniformes, cuotas de inscripción y demás, estarán a partir del inicio del ciclo escolar 2017-2018, a la orden del día.

 

La supervisión no sólo debe ser competencia de instancias federales como la Procuraduría para la Defensa del Consumidor (Profeco), sino asimismo del propio Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO). Hay instituciones educativas en donde se hace negocio con todo. Las aportaciones que hacen padres y madres de familia no tienen precedente. Y se trata de excedentes que muchas veces no están contemplados en el gasto normal. Adicionalmente, existen pagos para fiestas tradicionales, independientemente de los eventos que se llevan a cabo en el transcurso del año.

Las escuelas oficiales no están exentas del pago de inscripciones y otros pagos adicionales. Se dice a menudo que la educación que imparte el Estado es gratuita y que el cobro de cuotas está prohibido, pero no es así. No es un secreto que directores con la complicidad de asociaciones o directivas de padres de familia, también hacen negocios con la adquisición de libros y uniformes escolares, sobre todo en los niveles de enseñanza media y media superior.

 

La compra de los mismos no se puede hacer libremente, sino que ya están etiquetados los lugares en donde adquirir determinados libros o materiales escolares. Todo ello -y a nadie se engaña- representan ingresos adicionales de los que poco se da cuenta, pero que deben estar vigilados por las autoridades educativas.

 

Lo que sí preocupa es que aquellas ferias que se ponen en la temporada de inicio de clases para hacer ahorros a las familias, parece ser que sólo operan de manera parcial, habida cuenta de los argumentos que describimos líneas arriba. Ya las directivas de escuelas oficiales y particulares se han apalabrado con ciertos negocios, bien o regularmente acreditados, para prestar el servicio de venta de los útiles escolares. En el caso de los uniformes para las escuelas oficiales, que aporta el gobierno estatal, hay que decir que tampoco están exentas de los negocios personales.