Inseguridad y hambre, la realidad mexicana
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Inseguridad y hambre, la realidad mexicana

 


Hablar de inseguridad en nuestro país es un tema que aqueja a las autoridades y azota a los ciudadanos, según datos reportados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (www.secretariadoejecutivo.gob.mx) los presuntos delitos registrados en el periodo comprendido de enero a julio de 2017 ascienden a un millón 40 mil 783.

O sea que, en México se cometieron al día más de 5 mil 700 delitos registrados, en los últimos seis meses, qué pasa con nuestro país, con nuestra gente y sobre todo qué pasa con las autoridades que no pueden ofrecer seguridad a los mexicanos.
Es terrible ver todos los días la nota policiaca en la que los homicidios, los secuestros y asaltos inundan sus páginas, es horrible ser parte de una estadística y decir que en la Ciudad de México se cometa el 15% de delitos registrados a nivel nacional y que en Oaxaca se tenga la cifra de más de 16 mil incidentes asentados en los últimos seis meses.

En días pasados, un colega fue asesinado afuera de su clínica veterinaria, ubicada en San Jacinto Amilpas, la comunidad de médicos veterinarios zootecnistas y protectores de animales mostraron una consternación ante semejante noticia, Carlos Melo estaba muerto.

No fue mi amigo, pero sí mi conocido y siempre lo recordaré educado y compartido con el conocimiento, los protectores de animales lo encumbran porque siempre apoyó a esta noble causa, por la que se preparó y que practicó hasta el último de sus días.

Cómo es posible que un hombre dedicado a la salud pública, que usaba sus conocimientos y habilidades para el beneficio de los animales, procurando el bienestar de ellos y por ende la salud de los humanos, haya sido privado de su vida por la mano del hombre, el motivo por el cual haya ocurrido le corresponde a las autoridades investigarlo.

La inseguridad se siente, se vive y sobre todo se ve notoriamente cómo su crecimiento aumenta en las calles y carreteras de nuestro país.

No hay palabras para justificar estas cifras, el hambre, la miseria y la falta de empleo podrían ser detonantes de actos delictivos, pero también lo es la impunidad que existe en este México postrevolucionario.

Las encuestas Ingreso-Gasto y Registros del IMSS con datos hasta el 2015, señalan que 56.6% de mexicanos sobrevive con un ingreso entre 68 y 136 pesos diarios, con los que alimentan a una familia, en contradicción con el 1.8 % de hogares que recibe más de mil 706 pesos al día, quizá esos extremos provoquen la delincuencia por hambre o poder.

Y con base en los datos publicados este 30 de agosto por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informa las estimaciones de pobreza en México y de cada entidad federativa, correspondientes al año 2016.
En nuestro país más de la mitad de los mexicanos son pobres, el 51.2 % de la población se encuentra en pobreza y pobreza extrema y entonces las autoridades qué deberían hacer para disminuir estas cifras alarmantes.

La tergiversación y mala aplicación de las políticas públicas ha generado que la población en situación de pobreza en algunas entidades aumentara como en Oaxaca (de 66.8% en 2014 a 70.4% en 2016), Tabasco (de 49.6% en 2014 a 50.9% en 2016) y Chiapas (de 76.2% en 2014 a 77.1% en 2016).

Hace falta generar empleos, reactivar el campo y dejar de depender de Estados Unidos y otros países, porque les compramos cereales, es risible que nuestra dieta se sostenga con maíz y no produzcamos el grano en nuestros campos y andemos con la canasta vacía pidiendo créditos para comprarlo.

Somos una sociedad de contrastes y esto provoca hambre y miseria, aumentado así la brecha social entre pobres y ricos, la clase media está pauperizada, lo que significa que su poder adquisitivo se está reduciendo de manera alarmante hasta en la adquisición de alimentos.

Ojalá que la bandera de disminuir la pobreza y de recuperar la seguridad nacional no sea sólo para campaña electoral y se pongan a trabajar nuestros representantes, y para los que tienen un cargo dejen de soñar con la campaña y laboren mientras se decide quién va a la contienda.