Rumbo desconocido
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Rumbo desconocido

 


El PRI sigue con los motores calientes después de su XXII Asamblea, soñando con el “carro completo”. Ya uno de sus voceros oficiosos (Gamboa) anunció que hay cuatro posibles aspirantes a la presidencia en 2018, entre los que se incluyen dos sin afiliación pero miembros del gabinete. No pasaron ni 24 horas cuando el líder nacional enmienda la plana y dice que son más de cuatro, por aquello de que con estas declaraciones se pueda asustar a los adversarios con el petate del muerto.

Mientras, el partido de la purificación (llamado Morena) dice haber elegido por encuesta secreta e impublicable, a quien será candidata a Jefa de Gobierno, si bien le inventaron el frondoso título de “Coordinadora territorial”, para cubrir apariencias en uno de los procesos más obscuros de que se tenga noticia. No hay duda, el “dedito” del venerado redentor de la “izquierda” señaló la inminencia de una forma de decidir ya conocida: “L’Etatc’estmoi” y es el camino, la verdad y la vida de los seguidores de un flautista mágico que igualmente arrastra ratas que ambiciosos y lambiscones, todos en pos de curules, escaños o lo que decida el índice que tutela una ceguera política que está envolviendo a México.

Vaciar al PRD es el deporte de moda. Finalmente ni siquiera es un cisma, sino que es la revelación de la verdad: el PRD siempre fue propiedad del purificador tabasqueño y sencillamente está acarreando a sus devotos en un éxodo que revelará dos cosas: que ahora puede ser una ganga adherirse al “sol azteca” y ganar espacios electorales que dejan los tránsfugas. A su vez el morenismo se satura y los espacios para los puestos de elección se reducirán y el dedito mágico tendrá de sobra incondicionales a quienes señalar.

Mientras, el PAN vive una encrucijada. Sus aspirantes están muy diferenciados. La ex primera dama concita simpatías y encabeza las encuestas, pero una vez que se la oye en las entrevistas se descubre que no hay sustancia en la materia, sólo vaguedades y ningún proyecto sólido, salvo que advierte a las mujeres de México que entrenen a sus hijas para tener una mujer presidenta. Por otra parte, un diario capitalino, cilindreado por Bucareli, acusa de riqueza a la familia del líder nacional del PAN, intentando desacreditar el esfuerzo de inmigrantes españoles que llegaron hace cien años a México a trabajar y hacer fortuna. Pero es obvio, el PRI-gobierno tiene miedo de que en un debate Ricardo Anaya los apabulle como lo hizo con Beltrones. La otra carta panista, el ex gobernador de Puebla parece ser más una bisagra que permitirá el movimiento de piezas propias y ajenas dado que su lugar en sondeos sigue siendo bajo, y al mismo tiempo la propia Federación finge que analiza el productivo sexenio en obras, del aspirante angelopolitano.

Por ahora el escenario es nebuloso. Se ven muchos actores pero no se sabe lo que ocurre tras bambalinas (o “back stage” para los anglófilos). Hay sin embargo una tendencia que presagia una tragedia similar a la de Venezuela, Nicaragua o Bolivia: la eternización de un presidente y de gobernadores, jefes (o jefas) de gobierno en caso de que un electorado ingenuo se incline por elevar a los altares patrios al más tortuoso de los partidos que hayamos tenido, que tras una dudosa faz de honestidad esconde pretensiones de dictadura, que sería los único que tienen de izquierda, pues la historia demostró que los gobiernos de esa tendencia sólo aspiran a la permanencia indefinida en el poder, casos claros de Castro, Chávez, Maduro, Ortega, Evo y demás fauna de acompañamiento.

Por las simpatías y declaraciones del llamado Peje, lo único que se vislumbra es la pérdida patrimonial de las familias mexicanas, la salida de capitales, la disminución de la inversión extranjera, el sostenimiento de un régimen a base de programas sociales (fondo perdido), el fin de la clase media, la muerte de la propiedad privada, la pobreza extrema junto a una oligarquía de gobernantes satisfechos por haber engañado al pueblo de México.