Gasolina al fuego
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Gasolina al fuego

 


“No vamos a reabrir el tiradero de basura hasta que “Don Panchito” y sus pistoleros estén en la cárcel”. Me informan que así es la tronante decisión del incendiario “Demonio de Tasmania” y operador estrella del partido Morena, Flavio Sosa Villavicencio.

En mi entrega del pasado día 23, al dar a conocer la consigna que recibieron los “halcones” del Morena alrededor del muladar de Zaachila, de capturar “a todo uniformado (policía) que vean “para que el jefe (Flavio) pueda negociar”, hice la interrogante: ¿Qué quiere negociar el incendiario “Demonio de Tasmania?

Mis fuentes me han revelado en qué consiste la transacción que pretende el bárbaro demonio. Quiere que la ley “se aplique en los bueyes de mi compadre”. Es decir, apetece ver en la cárcel a su emulo “Don Panchito” dueño de la indomable organización “14 de junio”. El demonio, la presidenta municipal de Zaachila, Maricela Martínez Coronel, el presidente del comisariado de bienes comunales, José Coronel Martínez y otros esbirros del Morena, quieren apagar el fuego con gasolina, literalmente. Además de ver a “Don Panchito” en la cárcel, exigen que el gobierno tumbe todas las casas vacías que dejaron los militantes de la 14 de junio. Expresiones de salvajismo puro.

Pide también que el gobierno revalide esa especie de Patente de Corzo, para que el regordete Flavio tenga preponderancia en la industria del chantaje político. Ansía que sólo su organización Comuna y los grupos afines al partido Morena, exploten eso que llaman agitación política.

Apegado al distintivo Maquiavélico de “el fin justifica los medios”, este agitador nato no tiene pudor. Ha brincado de partido en partido, sirve al PRI, al PAN (le alzó el brazo la mano a Fox, muchos días antes de que fuera electo presidente) y hoy se alinea con el dueño del partido Morena.

Desde el 2006 empezó a forjar su personalidad de incendiario implacable. Su involucramiento en una ola de asesinatos de campesinos y activistas de otras organizaciones que no le son afines, están en su negro historial. Servir a los grupos de poder es su particularidad. Eso le valió una pena judicial irrisoria y un breve encarcelamiento después del desastre que incitó en Oaxaca en el 2006. Su proceso simulado se cerró desde el momento en que Gabino Cué fue gobernador. También sirvió incondicionalmente a este gran saqueador que llegó a la grosería de hacerlo diputado (plurinominal) presidente de la ¡Comisión de cultura!

Consignas y lineamientos sobre muchos crímenes tienen el sello del “Demonio de Tasmania”. El asunto más dramático fue el 14 de mayo del 2011, en Choapam, donde un grupo de maestros, curas y operadores sanguinarios seguidores de Flavio Sosa y su secuaz Cesar Mateos, fueron señalados como autores de la masacre de 10 campesinos que se oponían a la imposición del presidente municipal de la alianza “paz y progreso”. Los deudos de las víctimas aportaron pruebas y señalamientos pero nunca se aplicó la ley. La impunidad la otorgó Gabino Cué, por tratarse, dicen, de maestros proclives a la Sección 22.

Pifia

El líder estatal del PRI, Germán Espinoza, carga sobre sus espaldas la gran pifia de haber llevado a “Don Pachito” ante el gobernador Alejandro Murat y presentarlo como un “soldado leal” para su causa política. De tan cándido, el exdirector del Cobao no alcanzó a calcular lo letal que resultaría esta alimaña en las filas del PRI. Cometió tantas tropelías que ahora es un “prófugo protegido” a quien Flavio quiere usar como “moneda de cambio”: “Métanlo a la cárcel, destruyan las casas de sus seguidores y abrimos el tiradero de basura”.

Qué desgracia. Las pugnas entre el PRI y el MORENA por ver quién despliega mejores arterías para imponer sus condiciones, ponen a los oaxaqueños en riesgo de una epidemia con sus calles y casas atestadas de basura. Solo en Oaxaca se ve esta política coprofágica. Bueno, algunos como el lánguido responsable de la conducción de la política interna, Anuar Mafud tiene una visión diferente. Dice que “no hay falta de gobierno”.

Apestositos

La testarudez de los perturbadores más atrevidos de lo que queda del cártel 22, no les permite entender que su llamado movimiento “democrático” magisterial, apesta a cadáver.

Cada día son más los pueblos, escuelas, padres de familia, donde les dan el trato de lo que son: unos apestados.

A vuelo de pájaro les menciono algunas escuelas donde los han echado al grito de “fuera, flojos, zánganos, revoltosos”.

Lo más grotesco es que, repudiados por sus abusos, incapacidad y holganza, algunos siguen apegados a sus métodos de chantaje. En la región de la Costa, los padres de familia y autoridades municipales les impidieron la entrada por oponerse al inicio puntual del año escolar. En respuesta, una decena de “maistros” cerraron la carretera 125. En la escuela primaria de Tenochtitlan, Putla, el pueblo advirtió a la profesora Edith Santibañez que no la recibirán porque en todo el año no se presentó a laborar. Se escudó en una comisión sindical.

En la secundaria técnica de San Antonio de la Cal, el pueblo y el Ayuntamiento lanzaron vergonzosamente a cuatro “maistros” y una intendente que se oponían en asamblea, al reinicio de clases. Lo mismo sucedió en La Mina, Tuxtepec, donde expulsaron a la planta de docentes por sus constantes paros y cierre de la escuela.
En la escuela Pestalozzi, de esta capital, en una secundaria tecnológica de Salina Cruz; en Arrazola, en San Andrés Huayápam, etc. Cada día, el pueblo muestra su repudio a tantos años de abusos del cartel 22.

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