No vivas dando tantas explicaciones
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

¡Que conste.... los olvidados!

No vivas dando tantas explicaciones

 


“No vivas dando tantas explicaciones, tus amigos no las necesitan… tus enemigos no las creen, y los pendejos no las entienden”. Anónimo.

Ciertamente dirían las viejas de mi pueblo, claramente escrito sostendría el Tío Lolo, y al paso de los años, de los muchos años donde vengo cargando tantas cosas sin entender que, efectivamente, mis amigos no necesitaban de explicaciones porque ellos participaban en lo que hacía o cuando menos me conocen tanto que saben que siempre actuamos de buena fe y no perversamente, los enemigos, jamás creerán las explicaciones solo por estar chingando la borrega, y los pendejos, definitivamente, a pesar de que se les expliquen las cosas y las causas, jamás entenderán…. como dice el tío Lolo: El que nace para pendejo se queda abanicando todo…no entiende ni madres…

Hoy, observaba a unas mariposas de varios colores revolotear cerca de las rosas y de las campanas que así les dicen a las flores de la datura en estos lados, y me recordaba las viejas historias que escuché de jovencito allá, en Papantla, que tiene este nombre por ser el río de las mariposas, y por la Huasteca, allá por Huejutla y Yahualica, donde también se ven muchas en los arroyos y los ríos. Decían los viejos que las mariposas eran los espíritus que llegaban en el día después de resucitar y estar en los ríos profundos donde los perros tienen que auxiliar a las ánimas de los difuntos para cruzarlos, y ahí, encapsulados los gusanos que solamente se arrastraban entre los follajes comiendo todo a su paso, después, se hicieron capullos para cruzar esos ríos negros y apoyar a los perros en su tarea de guiar a los difuntos y, después de mucho, decían las nanas que nos cuidaban y hablaban en su lengua y reían con sus ojos bien listos para ver cómo reaccionábamos, que resucitaban en los días santos y en las lluvias, porque las gotas de lluvia son las lágrimas de las ánimas que andan penando y no tienen forma de tener paz, y así, salían de sus capullos, y después de estar al sol, porque sin el sol no podían iniciar sus primeros vuelos, salían en grupos alegrando los campos para dejarlos limpios de las ánimas en pena, y por eso no teníamos que molestarlas ni corretearlas para agarrarlas. Eran tan bellas y tan delicadas que también tenían la contraparte de las mariposas negras que andan revoloteando por las noches, esas son las guías de las de colores y las vienen a llamar para que siendo gusanos, se vayan a sus refugios y se encapsulen y se hagan en capullo y apoyen a los perros para guiar a las ánimas. Decían que cuando te tocaban las mariposas negras en su vuelo, deberías prender cigarros y darle a la tierra aguardiente y cantar salmos y rezar padres nuestros y aves marías, porque seguramente, te había tocado algún muerto… y ahí estábamos temblando y queriendo escuchar más de las historias, de esas bellas historias que dan la idea del alma de los indios y de su sensibilidad, de su cariño a la naturaleza y de la forma en que interpretan las cosas.

También, cuando salían las luciérnagas, allá, en Tianguistengo, por la casa de mamá Rosa, y esperábamos con los ojos abiertos ver los destellos verdosos y esa luz que era mágica daba para muchas historias. Decían que esas luciérnagas eran como las velas para iluminar los pasos difíciles en los caminos de los arrieros, que eran como pequeños ángeles luminosos y que les daban la seguridad en las noches, era como cuando salían los fuegos, nos decían, de las tumbas, y se prendían en la noche, y es cierto, el fósforo de los huesos cuando se desprende se prende en muchos sitios como almas en pena o como almas que se liberan. Qué hermosos recuerdos, y dicen también, en las historias de los pueblos, que cuando ya eres medio viejo o entras en la ancianidad, pues cuando comienzas a recordar las historias de niños también te están acercando a los caminos de la muerte que ya está cercana, y solo falta que uno tenga muchas historias que contar para que se alarguen los días, y entre que pienso y entre que les creo, porque los indios son sabios, y si de algo saben es del tiempo y de la paciencia y de lo que observan y callan, y cuando cuentan, siempre comienzan a contar historias de espantos como para alejarnos a todos de la muerte… o alejarse ellos de la misma.

Los Nahuales siempre salen a la plática, cuentan que don Adelfo, aquél viejo que nadie sabía la razón por la que vivía solo en una vieja casa de tablones y salía casi de noche y madrugada a recoger la leña, que era un gran Nahual, muchos lo veían con temor y los demás con respeto, le consultaban y daba plantas para todo, distintas, él las recogía y un día lo encontré en el campo cantando en Nahuatl que era su lengua, y después, creo que me sintió, cantaba en “la castilla” y le pedía perdón a las plantitas y les decía que le perdonaran por cortarlas porque ellas tendrían que hacer la labor para curar a doña Hilaria que tenía susto y soledad, sí, mucho susto, no por más que ya los días se le vienen encima y sabe que está vieja y enferma de soledad y que nadie la visita y que en cualquier rato puede morir, y por eso, siempre anda como ratón de iglesia, y por más rameadas que él le da y por más plantitas que le hace en cocidos y el agua hirviendo, no sale de sus angustias, y ahora, tratará con esas plantas de ortiga macho para ver si responde o cuando menos para que ya no se queje porque a lo mejor las ánimas no se la llevan porque todo el día está gritando y llorando, y para bien morir hay que estar callado y pensativo, para que los buenos espíritus se lleven los anuncios y los pensamientos, como los colibrís, a las gentes que amas y que dejan con dolor. Don Adelfo, era un buen viejo, cuando me vio de frente, yo estaba como dormido y extasiado de verlo y me agarró de arriba de la cabeza y solo me dijo: Mira pinche cabezón por donde andas, porque cuando no se fija uno donde pisa se rompe la madre y se cae en el lodo o pisas la mierda de las vacas… y se arrancó a reír con ganas, y no corrí, solo, lo vi de espaldas lleno de fuerza y de luz, como todo un gran Nahual en el camino…como si de pronto fuera una gran luciérnaga…