Vialidades para llorar
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Editorial

Vialidades para llorar

 


Uno de los ejes del desarrollo de un estado o un municipio es, sin duda alguna, el estado físico en que se encuentran sus calles, avenidas, parques públicos, edificios, etc. Por el contrario, calles llenas de baches, semáforos en mal estado, plazas públicas convertidas en zahúrdas y otros, son pruebas fehacientes del atraso y el abandono; de la pobreza o de la corrupción, que agudiza más la miseria. Desde que inició la temporada de lluvias, en este mismo espacio editorial advertimos del mal estado de ciertas vialidades citadinas, así como muchas en el área conurbada, principalmente en los municipios de Santa Cruz Xoxocotlán, Santa Lucía del Camino, Santa Cruz y San Jacinto Amilpas, entre otros.

En reciente entrevista colectiva sostenida en este diario, el edil de Xoxocotlán, Emmanuel Alejandro López Jarquín, aceptó la crítica del mal estado que guardan decenas de avenidas y calles de su jurisdicción e incluso el arranque de obras de drenaje y alcantarillado, justamente cuando iniciaba la temporada de lluvias, lo que hizo de dichas vialidades verdaderos lodazales. Es más, ofreció que las obras estarán concluidas en estos días, a fin de que al inicio del ciclo escolar 2017-2018, padres y madres de familia que circulan por dichas calles y avenidas tuvieran menos molestias.

El argumento que esgrimen algunos munícipes es que las lluvias traen consigo el deterioro de la carpeta asfáltica y consecuentemente, la generación de baches y hoyancos. Concediendo sin aceptar dicho argumento, es prudente reconocer que es la mala calidad de las obras públicas lo que agiliza su deterioro. Si bien es cierto que toda comparación es mala, tenemos el ejemplo del socavón en el Paso Express de Cuernavaca.

La abulia, el desinterés y la irresponsabilidad con la que se llevan a cabo algunas obras, generan daños materiales y humanos graves, sin que a los responsables se les finquen responsabilidades. ¿Alguien se hace responsable de los graves daños en los automóviles que pasan por los baches enormes en las vialidades de Xoxocotlán o en los entronques de las carreteras como la 190 o la 175? Por supuesto que no. Siempre habrá argumentos para eludir el bulto.

En un par de meses habrá de concluir la temporada de lluvias y ni entonces se corrigen los desperfectos. El bacheo y otras obras menores se llevan a cabo cuando las condiciones de presión pública obligan a los gobiernos locales.

A merced de la delincuencia

Las declaraciones públicas del titular de la Secretaría de Seguridad Pública, José Raymundo Tuñón Jáuregui, han sido por demás contradictorias. Hace al menos un mes declaró que la inseguridad no era privativa de Oaxaca, poco después, ante los medios admitió que la cuestión de inseguridad ya no era sólo la percepción que tenía la sociedad sino una realidad irrefutable. Sólo el sábado 12 de agosto, fueron ejecutadas seis personas en la zona de Tuxtepec, un hecho en sí mismo preocupante, habida cuenta de que las estadísticas criminales nos siguen ubicando a nivel nacional, como una de las entidades en donde se cometen más asesinatos dolosos.

En los Valles Centrales, y eso es un secreto a voces, los propietarios de negociaciones diversas, más aún los giros negros, deben pagar protección para poder operar. Hasta el negocio más modesto, incluso al interior de los mercados, tienen que pagar derecho de piso. Las extorsiones, los secuestros y otros delitos, están a la orden del día. Muchos no se denuncian, porque por miedo o por precaución, las víctimas prefieren guardar silencio y no dar parte a las autoridades, sabidas también de que la impunidad campea.

Hace unos días, un grupo de parroquianos que se encontraba libando en una populosa colonia de Juchitán de Zaragoza fue atacado con ráfagas de armas largas, por un grupo armado, de ésos que se han apropiado de la tranquilidad de la zona istmeña. El resultado fue de tres muertos y cinco heridos. Es más, en el mismo festejo de Nuestra Señora de Los Ángeles, que se venera en el ex Convento de “Los Siete Príncipes”, en medio de la verbena popular y la feria, fueron asesinados frente a centenas de vecinos, dos personas, que cayeron abatidas ahí mismo, con el consecuente pánico y terror de niños y adultos.

Si ello ocurre en la capital del estado, a unas cuadras del Palacio de Gobierno, ya podremos imaginar lo que pasa en las regiones del estado. Es impresionante la inseguridad que estamos padeciendo sin que se advierta, al menos de manera palpable, la reacción de las corporaciones policiales. Tienen razón los diputados de MORENA que la semana pasada arremetieron en contra de los funcionarios responsables: dejar de hacer circo mediático o asumir el papel de mediadores, cuando no están cumpliendo a cabalidad la función para la cual fueron designados.