Migrantes oaxaqueños
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Editorial

Migrantes oaxaqueños

 


Apesar de los agobios que ha significado Donald Trump para los trabajadores mexicanos en Estados Unidos, hay un incremento del 5.6 por ciento en las remesas con respecto a 2016. En el primer semestre de este año, los inmigrantes mexicanos enviaron 13,946 millones de dólares, es el récord desde que existen registros disponibles, a partir de 1996, es decir, en más de 20 años.

Según el Departamento del Trabajo de Estados Unidos, el número de trabajadores mexicanos sumó 15.97 millones en el segundo trimestre en lo que va del año, 402 mil más que en el mismo periodo del año pasado y a pesar del escenario adverso, la población nativa de México representa el grupo más numeroso de población extranjera radicada en ese país.

De los casi 3 mil kilómetros de frontera que separa ambos países, el cruce hacia o desde Estados Unidos se realiza a través de 23 localidades, ocho de las cuales concentran el 94 por ciento de los flujos que transitan en las dos direcciones.

Las ocho ciudades son: Tijuana y Mexicali en Baja California; Nogales, Sonora; Ciudad Juárez, Chihuahua, Piedras Negras, Coahuila, y Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, en Tamaulipas.

El Consejo Nacional de Población (Conapo) ha detectado algunos cambios en la migración México-Estados Unidos, entre los más importantes destacan: la disminución de la emigración masiva de mexicanos indocumentados, el carácter permanente y menos circular de los flujos migratorios, la extensión territorial a lo largo y ancho de ambos países, así como el perfil más heterogéneo de los migrantes.

A lo largo de la historia el hombre ha emigrado en busca de mejores oportunidades para mejorar su vida. Muchas veces los hombres no migran por su propia voluntad sino que una serie de condiciones adversas los obligan a hacerlo.

En el año 2000 los ingresos por remesas en México representaron 6 mil 573 millones de dólares, cifra que alcanzó su máximo en 2007 al sobrepasar los 26 mil millones de dólares. Después de una caída en 2009 y 2010 en 2013 los ingresos por remesas representaron poco más de 22 mil millones de dólares.

Los recursos recibidos, en su mayoría, se gastan en la satisfacción de necesidades básicas, en la adquisición de bienes de consumo duradero y en la compra y mejora de las viviendas; sólo una pequeña proporción se destina al ahorro o bien a la inversión productiva.

Tolerancia religiosa

En nuestro estado existen por lo menos unos 12 conflictos por intolerancia religiosa en igual número de comunidades y durante los últimos años se han detectado amenazas, abuso de autoridad, detenciones arbitrarias, imposiciones de multas, arrestos por 24 horas y la negativa de proporcionar servicios indispensables, entre otros en contra de quienes profesan una religión contraria a la católica, que obliga a las autoridades a realizar una verdadera campaña de concientización para hacer respetar estos derechos.

La libertad religiosa es un derecho fundamental que se refiere a la opción de cada ser humano de elegir libremente su religión, de no elegir ninguna, o de no creer o validar la existencia de un Dios y ejercer dicha creencia públicamente, sin ser víctima de opresión, discriminación o intento de cambiarla a la fuerza. Es reconocida por el derecho internacional en varios documentos, como el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos determina en su Artículo 24 la libertad religiosa de las personas, lo cual significa que cualquier individuo puede profesar la creencia religiosa de su elección y practicar el culto respectivo con la única limitación de no contravenir las leyes vigentes.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) sostiene que el Estado mexicano tiene el deber de garantizar la libre manifestación y ejercicio de conciencia y de religión, sea de manera individual y colectiva, tanto en público como en privado, toda vez que se trata de un derecho inherente a cada individuo, cuyo principio radica en su dignidad y en su consecuente autodeterminación como persona.

En nuestra entidad, según el último censo de población y vivienda, los que se declararon católicos representaban el 81.3 por ciento de la población de 5 años y más; los protestantes o evangélicos, 10.6 por ciento, otras religiones 2.9 por ciento y el 4.3 por ciento declaró no tener ninguna religión. Y a pesar de los avances en materia de derechos humanos en nuestro país, el fenómeno de intolerancia religiosa va en aumento y cobra vidas, principalmente en zonas rurales e indígenas.