Estado: firme en educación
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Opinión

Editorial

Estado: firme en educación

 


Nadie se explica, al menos en los estados en donde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tiene presencia: Michoacán, Guerrero, Chiapas y una mínima parte en la Ciudad de México, a excepción de Oaxaca, en donde sí lo sabemos, de dónde han surgido las demandas de que la CNTE controle plazas y nómina. Se asume, y así lo establece la ley, que los sindicatos o gremios no pueden fungir como patrones. En Oaxaca, como mucho lo hemos comentado a lo largo de dos décadas, el llamado Cártel 22 se acostumbróa hacer y deshacer a su antojo, durante los 23 años que mantuvo el control casi total del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), gracias a un desafortunado compromiso gubernamental.

Hay que recordar que fue por un acuerdo del ex gobernador Heladio Ramírez López, no fue ni Decreto ni nada parecido. Pero para no despertar a la fiera con sus movilizaciones, sus paros locos, plantones y bloqueos, los gobiernos posteriores simplemente se encogieron de hombros y la disidente Sección 22, siguió controlando hasta el presupuesto destinado a la educación que imparte el Estado.

Por todo ello, hay que reconocer la propuesta de iniciativa enviada por el presidente de México al Congreso de la Unión, para reformar la Constitución, derogar la anterior Reforma Educativa y aprobar una nueva, con una filosofía irreversible: la rectoría del Estado en materia educativa. De ninguna manera debe el Estado Mexicano estar condicionado por un movimiento desgastado y minoritario, como es la CNTE y sus aliados, a otorgarles el manejo de plazas y hasta nómina.

Es justamente lo que Eloy López Hernández y secuaces han estado exigiendo al gobernador Alejandro Murat que, igualmente, no debe ceder en las pretensiones del magisterio. Si se trata de arriesgar a que los niños y niñas oaxaqueñas vivan de nuevo una etapa de oscurantismo, de rezago y soslayo por la docencia, no hay que mostrar debilidad.

Ya se acercan días aciagos para los oaxaqueños, pues el magisterio seguirá con sus viejos y anquilosados métodos de “lucha” o más bien de chantaje. En Oaxaca, siempre hemos de insistir, estamos hartos de estos mecanismos de presión. La educación pública, seguiremos reiterando, no es una moneda de cambio ni, mucho menos, resorte para el arreglo político. Es el futuro de las generaciones que vienen detrás.

Capital insegura

Con gran escepticismo recibió la ciudadanía de la capital la noticia del ayuntamiento capitalino, respecto a los operativos que pondrá en marcha la Coordinación de Seguridad Pública y Vialidad, a cargo del capitán enfermero-pagador, Aquileo Hermelindo Castellanos, para otorgar seguridad y confianza a la sociedad oaxaqueña. Se sabe que el personal acreditado en la Policía Municipal, así como el número de patrullas y demás instrumentos, son insuficientes para dicha tarea. He ahí el por qué pese a las constantes denuncias de robos, cristalazos, asaltos en pleno Centro Histórico, las autoridades municipales hacen caso omiso.

Han sido las redes sociales las que de manera oportuna difunden datos, fotografías y notas respecto a la galopante inseguridad que padecemos, no precisamente de la delincuencia organizada –que es otro boleto- sino de raterillos y bandas comunes, dedicadas a este tipo de ilícitos. Basta decir que en San Felipe del Agua, en menos de una semana, se registraron al menos quince robos a casas habitación, con un modus operandi que no ignoran los cuerpos policiales: los ladrones someten a un escrutinio diario ciertos domicilios, de clase media hacia arriba.

Ubican en los que viven ancianos (as), mujeres solas, empleadas domésticas con niños o simplemente casas que se encuentran solas entre semana y sólo son habitadas los fines de semana o viceversa. Para ir a la segura, los delincuentes comunes marcan las casas, ya sea con supuesto graffitti o simplemente con señales, en un lenguaje que ellos identifican.

Por otra parte, los robos de auto partes se han incrementado por diversos rumbos de la capital. Es obvio que los ladrones tienen su contraparte: quienes adquieren los productos robados, como llantas, rines, autoestéreos, computadoras o celulares que son sustraídos de manera ilegal, etc. Tenemos la certeza de que las corporaciones policiales tienen perfectamente identificados tanto a los delincuentes como aquellos que comprar los productos de los hurtos. Sin embargo, aquí no pasa nada.

En lo que va de la administración de Oswaldo García Jarquín tal parece que los hurtos se han incrementados de manera escándalos, como son los asaltos afuera de las sucursales bancarias, que hace suponer, posible colusión de empleados del banco con la delincuencia. La capital está hoy en día tan insegura, que no solamente se han dado balaceras afuera de ciertos antros, sino incluso homicidios, como es el caso de un sujeto que fue acuchillado en pleno Centro Histórico.