Publicidad oficial o promoción personal
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Opinión

Mis dos centavos

Publicidad oficial o promoción personal

 


Hace unas semanas en Twitter pude leer uno de los gritos desesperados por entrar dentro del presupuesto a medios de comunicación de la presidencia de la República por parte de uno de los autonombrados “youtubers de izquierda”, Nacho Rodríguez, mejor conocido en las redes sociales como “Chapucero”.
Publicó: Pregunta honesta: ¿@JesusRCuevas tomará en cuenta a youtubers para contratar pautas de publicidad? Porque si para audiencia vamos, nuestro alcance es mucho muuuuuy superior a los medios nativos digitales como @sdpnoticias o @Pajaropolitico.
De inmediato comenzaron las críticas sobre el uso que se le da al presupuesto para la publicidad oficial y a señalar al bloguero como “chayotero” y es que como rezan los cánones políticos de nuestra criticable historia “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” y pareciera que los “youtubers de izquierda” lo tienen bien presente.
Y el bloguero inició una campaña en su red social de Twitter para justificar el hecho de recibir dinero por parte del gobierno por hablar, bien y bonito del presidente en turno, algo así como lo que solía criticarse a la “prensa fifí”.
Se le unieron otros “youtubers de izquierda” para demandar que la publicidad oficial no llegue a la prensa que “ataca” a López Obrador, porque sería como si “AMLO financiara a sus calumniadores” en otras palabras ese dinero le correspondería —en esta la lógica— a quienes aplauden lo que sea que diga o haga el presidente.
Recuerdo que el actual director de comunicación social del gobierno federal, Jesús Ramírez Cuevas, buscó los mecanismos para que los youtubers pudiesen recibir su acreditación y cubrir la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador, que los reconoció en su discurso con aquello de “las benditas redes sociales”. Pero aquellos eran días de euforia nacional, hoy la realidad es distinta.
Estos blogueros han señalado que Youtube ha roto los paradigmas de la comunicación y probablemente sí, hay mucha audiencia para los videos en internet, y hasta ahí todo bien; el problema fue que también se han autonombrado periodistas, al grado de insultar a todo aquel que piense distinto o contradiga al presidente, se han convertido más bien en una guardia digital de AMLO.
Sanjuana Martínez, en algún momento los criticó fuertemente al señalar que a este grupo de personas “no les interesa la información, quieren el escándalo, el entretenimiento y el espectáculo” que han encontrado en AMLO una marca sin registro del que pueden vivir plenamente, al menos hasta que la popularidad del presidente se venga a pique.
Estas páginas de Youtube han monetizado contenidos con videos donde básicamente se habla bien del presidente y se incita a denostar a quienes se atrevan a cuestionarlo, no existe el ejercicio periodístico.
Vamos, el mismo Chapucero, tiene un sitio donde pueden encontrar playeras con la leyenda “me canso ganso”, un e-book con “Las 10 claves para ser el próximo AMLO” y lo más absurdo, un cuadro del presidente rindiendo protesta, éste último en 999 pesos mexicanos. Claramente viven de la imagen del presidente y como el libre mercado lo permite, por qué no exigir que se les pague por hacer lo que en su momento Jacobo Zabludovsky hizo con los gobiernos en turno.
La publicidad oficial ha sido utilizada de manera discrecional a lo largo de muchos gobiernos —en cualquier nivel— asignando presupuesto para acallar a quienes los critican.
La publicidad oficial debiera ser para comunicar y rendir cuentas, pero la historia nos ha mostrado que es usada para la promoción personal y para saciar el hambre de los mercenarios mediáticos, que han utilizado al periodismo como herramienta de extorsión.
La duda entonces, ¿es correcto comprar publicidad únicamente en los medios donde se hable bien del presidente? Dónde se ataque a quienes opinen contrario al gobernante en turno.
Lo que nos lleva a otra interrogante, ¿cuáles deben ser los criterios de las oficinas de comunicación social para adquirir publicidad? O con esta nueva administración federal ¿se debe gastar en publicidad oficial?
En nuestro estado, hemos sido testigos de cómo la publicidad oficial pasó de los medios impresos a los digitales durante el sexenio de Ulises Ruiz Ortiz y tuvo su expansión con Gabino Cué Monteagudo, en ese entonces el número de portales de “noticias” incrementó de manera exponencial.
Hoy, las nuevas herramientas son el Whatsapp y Facebook, —seguramente está usted en algún grupo de información o sigue alguna página sobre noticias— pero, ¿éstos son medios donde se puede gastar en publicidad oficial?
Y es que de acuerdo con la organización Fundar cada año se gasta más en publicidad oficial y no sabemos por qué.
Entonces el debate que se genera por la petición de El Chapucero no es exclusivo del gobierno federal, es más bien un debate sobre la delgada línea que divide la publicidad oficial con la promoción personal.
Quién debe —entonces— vigilar que el gasto de publicidad corresponda al mismo y no a la promoción de una persona, ¿una oficina de contraloría del mismo gobierno? O qué herramientas tenemos como sociedad para poder observar el gasto de los gobiernos en comunicar y con ello exigirles rendir cuentas.
@argelrios