S-22: Sin convocatoria; sin razón
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Editorial

S-22: Sin convocatoria; sin razón

 


Luego de los amagos y chantaje de un reducido grupo de maestros de la Sección 22, el pasado lunes, para boicotear La Guelaguetza, en un afán abiertamente provocador, la cuestión no pasó a mayores. Los radicales pertenecientes al grupo de “Los Pozoleros” quedaron exhibidos ante la opinión pública, no sólo entre los oaxaqueños sino de miles y miles de visitantes del país y el extranjero, como un cáncer pernicioso que el Estado debe acotar y someter a la norma. No pudieron tener una respuesta más triste y deplorable que la pobre asistencia a la llamada “guelaguetza popular”, la cual se realiza con el dinero del gobierno y es regenteada por los capos del Cártel-22. El deslucido evento se llevó a cabo en el Estadio de Fútbol del Instituto Tecnológico de Oaxaca. Las gradas vacías y solamente unos cuantos despistados. El evento sólo generó risa y compasión. En efecto, la sinrazón de estos torpes dirigentes está echando por la borda lo poco de consistencia que aún tiene el Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación (MDTEO). Hoy, además de la consabida oposición a la Reforma Educativa y la negativa a los exámenes de evaluación, se han sacado de la manga una idea burda y estúpida: querer recuperar el control del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO).

Como es de todos sabido, el 28 de octubre de 1992, como una maniobra burda del desaparecido ex Secretario General de Gobierno y encargado del despacho del IEEPO, Lino Celaya Luría, se le otorgó a la Sección 22, a través de un acuerdo, la potestad de designar a los funcionarios de los diversos niveles de mando. Es decir, salvo el director general y algunos coordinadores de áreas, el 90% de los cargos obedecían ciegamente las instrucciones de los miembros del Comité Ejecutivo Seccional (CES). Algo nunca visto, la Sección 22 era a la vez trabajador y patrón. Desde ese entonces hasta el 20 de julio de 2015, cuando el gobierno federal presionó al ex gobernador Gabino Cué para recuperar el IEEPO, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), matriz de la S-22, tenía el control absoluto del presupuesto, el personal, los programas educativos, las plazas, etc., responsabilidad que sólo le compete al Estado. Los demagogos y dirigentes radicales, de todas las corrientes, han pataleado y hecho una y mil movilizaciones para recuperar el control del IEEPO. Otorgarles un solo espacio, será la perdición del gobierno.

Contra abusos, la ley

Uno de los segmentos que han aprovechado la temporada vacacional para llevar agua a su molino son los taxistas. Han incrementado sin autorización las tarifas. El costo de una dejada del Centro Histórico a la Colonia Reforma que es de máximo 50 pesos, algunos la han subido hasta los 80 pesos. Hace unos días en este mismo espacio dijimos que somos nosotros, con nuestras actitudes, los que alejamos al turismo. Y no nos referimos sólo a los maestros de la Sección 22, que con sus bloqueos a la Terminal de Primera Clase y el crucero del Aeropuerto, se perfilaron a los ojos de Oaxaca, México y el mundo, como un sector parásito, abominable y pernicioso, sino a la ciudadanía en general y a los prestadores de servicios turísticos. Sorprende que las organizaciones como la Unión de Organizaciones de Taxistas del Estado de Oaxaca (UOTEO) u otras que tienen como agremiados a ciertos sitios de la capital, no condicionen a sus operadores a servir con diligencia y sin abusos a los visitantes.

De alguna suerte es de donde comen, no se entiende esa conducta abusiva. Tampoco se sabe que la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (CANIRAC) o la Asociación de Hoteles y Moteles de Oaxaca (AHyMO), apliquen sanciones para evitar cobros indebidos o mal servicio.

Hace algunos meses hubo un comentario respecto a restaurantes de la Villa de Zaachila, que cobran el platillo de mole negro en 400 pesos. Otro lugar está en Teotitlán del Valle, en donde con el ardid de ser una cocina prehispánica, las propietarias indígenas zapotecas, cobran cantidades impresionantes por el servicio. Los mercados de la capital al igual que otros en comunidades como El Tule, Tlacolula, Etla o la misma Zaachila, hacen en el mes de julio su agosto. No hay pues -como lo hemos dicho en ocasiones anteriores- una cultura de atención al visitante del país o el extranjero; no existe vocación de servicio, de poner en alto el nombre de Oaxaca, sino de aprovecharse al máximo de quienes vienen a conocer nuestras tradiciones, folklore y gastronomía. Es menester pues, instrumentar reglamentos y mecanismos punitivos para evitar más abusos. La Secretaría de Turismo, principalmente, debe operar ventanillas de denuncias a fin de que las personas afectadas puedan interponer sus quejas y los establecimientos o personas responsables puedan al menos ser exhibidas en los medios de comunicación.