Estimulación prenatal
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Comentario Pediátrico

Estimulación prenatal

 


La estimulación prenatal es un conjunto de técnicas destinadas a favorecer el desarrollo mental y sensorial del feto, y posterior desarrollo físico, psíquico y social del bebé, aplicadas cuando éste está aún dentro del útero.

Desde el momento de la selección genética entre la herencia del padre y de la madre, el nuevo ser con su particularidad individual ya específica, empieza a expresar una serie de secuencias programadas de su particular código genético; que incluyen, en primer lugar: una multiplicación binaria acelerada de cada una de sus células, para dar como resultado el crecimiento en masa de sus componentes; y por otra parte, la especialización en funciones de cada célula, permite ir estableciendo su desarrollo específico en la función, que en el futuro tendrá que desempeñar en forma transitoria y/o definitiva.

Pero este nuevo ser, es viable de modificar alguna de esas características (crecimiento y/o desarrollo), por las influencias que en su medio de vida los rodea y que incluyen en forma significativa el microambiente de su sitio de implantación (cavidad uterina), el ambiente intermedio (madre) y las condiciones externas (medio ambiente).

Cada uno de esos espacios influyen de forma especial para favorecer o limitar sus capacidades en forma específica; para lograr establecer al final del embarazo, un producto en condiciones de salud o de enfermedad, con capacidades potenciales de desarrollo variados de acuerdo a sus condiciones genéticas y ambientales.

Es a través del equilibrio y estimulación hormonal adecuada de la madre, que se puede influir a un crecimiento y desarrollo favorable para el producto. En otro sentido, si durante el periodo previo y durante la gestación existen condiciones de preocupación y deficiencias físicas o emocionales prolongadas, el desarrollo anatómico y funcional del cerebro del niño no podrán alcanzar sus potenciales de crecimiento y se verán limitados en su capacidad potencial sus funciones.

En base a lo anterior, se ha demostrado que un buen vínculo y una relación apropiada de madre e hijo, son factores proactivos y protectores, capaces de influir y mejorar a nivel molecular y funcional en el cerebro de un niño, tanto en las capacidades científicas (lóbulo izquierdo) como en las artísticas y emocionales (lóbulo derecho).

La relajación de la madre y la generación de sentimientos positivos, influyen de forma específica en la liberación de dos sustancias de ella hacia el bebé: cortisol y oxitocina. Cuando su estado anímico se encuentra relajado, los niveles de cortisol se encuentran disminuidos, y esto favorece, a mejores condiciones del ambiente interno (uterino) para proporcionar los mejores estímulos para su crecimiento y desarrollo. A su vez, la oxitocina permite establecer el vínculo apropiado entre el bebé y sus padres al ir generando conexiones y sustancias (neurotransmisores), para favorecer al desarrollo y comunicación de zonas especializadas relacionadas con las emociones.

Cuando el vínculo del amor es pobre y la relación entre madre e hijo es deficiente, se nota que el niño en su desarrollo posterior, se vincula más a problemas emocionales y deficiencia en su desempeño intelectual. Son propensos a la depresión, retraso mental, alteración social, déficit de lenguaje, trastornos emocionales, abuso de sustancias.

Así con estas consideraciones, durante los últimos años se han establecido medidas de estimulación variadas que tienen el propósito de influir en particular, en forma positiva sobre el cableado de nervios que se están formando y conectando en el bebé dentro del vientre materno, con la intención que sean estímulos óptimos para condicionar una anatomía y función adecuada para su expresión favorable a largo plazo. A esta serie de procesos de estimulación durante el tiempo previo al embarazo y durante el mismo, se le conoce como estimulación prenatal que incluye estimulación a los sentidos del bebé y también a sus capacidades emocionales para estimular esa inteligencia (emocional) en especial, que influirá de forma importante sobre las otras. Esta estimulación se potencializa en grados variables con la participación del padre y/u otros familiares.

Existe variedad de actividades para establecer la estimulación prenatal, que en general establecen una serie de estrategias sensoriales y psicoafectivas, aplicadas al bebé en el útero por la familia que lo rodea, creando un ambiente estimulante y proporcionándole un clima emocional positivo, de manera que permitan el máximo desarrollo de sus potencialidades, como organismos bio-psico-sociales normalizados además de prevenir los posibles déficits.

De forma general, la estimulación prenatal puede tener una secuencia especial, que incluye: actividad física materna, relajación de la madre, estímulos afectivos dirigidos al bebé, estímulos sensoriales para tranquilizar y para activarlo, estímulos auditivos, vestibulares (asociado a movimientos), gustativos y visuales, que se pueden ir aplicando en relación al desarrollo que manifiesta el bebé dentro del vientre materno.

Actividad física materna. Algunos beneficios de la actividad física para el bebé dentro del vientre, son los siguientes: durante el ejercicio realizado por la madre, se liberan hormonas maternas que pasan a través de la placenta hasta el feto, para modificar la proporción y tipo de transmisores neurológicos que regularán y establecerán una actividad predominante a mejorar la atención y estimular las funciones de sus dos lóbulos cerebrales. A través de las diferentes actividades, el bebé recibe estímulos emocionales que provienen de la adrenalina materna. Experimentará los efectos de las endorfinas maternas y las propias, que le hará sentir mucho mejor y más relajado, con un poderoso efecto tranquilizador, el cual puede durar más de ocho horas. El bebé se sentirá complacido y confortado por el efecto de los balanceos, debido a que cuando la gestante se ejercita, los músculos de su abdomen realizan una especie de masaje agradable y calmante. La actividad física de la madre no deberá ser extenuante.

Los estímulos afectivos dirigidos al bebé, aún sin poderse demostrar en total apego a una comprobación científica, involucra la participación de hormonas e influencia de neurotransmisores maternos, para moldear de forma especial las características cerebrales que pueden generar zonas cerebrales con mejor calidad de función emocional y mayor capacidades de abstracción, que pueden influir al desarrollo de emociones y la creatividad mejorada ante una imaginación potencialmente más extensa.

Todas las maniobras adicionales de estimulación sensitiva al niño, se recomiendan en especial, practicarlas de forma más frecuente durante el último trimestre del embarazo, por contar con estructuras anatómicas y funcionales ya definidas.

El resultado potencial a obtener con la estimulación prenatal adecuada, es una mayor conexión entre el bebé y la madre; y por tanto, que el niño sepa cuanto antes que es querido y que habita en un lugar seguro y agradable, lo que posteriormente redundará en su felicidad y seguridad en sí mismo. En forma adicional, es factible tener como resultado de la estimulación prenatal adecuada, en el bebé: mayor desarrollo en las áreas visual, lingüística, auditiva y motora. Ciclos de sueño más regulares y descansos más profundos, mayor capacidad de atención y por tanto de aprendizaje, mayor facilidad para calmarse al percibir los sonidos y voces que escuchó mientras estaba en el útero y mejora a largo plazo en las relaciones padres-hijo.

En consecuencia a una estimulación prenatal adecuada, se obtendrá generalmente una vinculación y apego apropiados. Entendiendo por vinculación a la relación que se forma entre los padres y su niño, mientras que el apego es la condición emocional que existe entre el bebé y el cuidador principal, dando relevancia a éste último porque posterior al nacimiento, suele ser quien pasa más tiempo estimulando el desarrollo siguiente. Un bebé no tiene la influencia genética emocional de los padres, ya que la desarrolla de acuerdo a la estimulación que recibe desde el momento que es concebido. Ámenlos.