Encuentros y desencuentros
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Encuentros y desencuentros

 


El presidente López Obrador volvió a visitar Oaxaca entre dos contradicciones.
1. Vino a la entidad donde los rijosos maestros de la CNTE, liderados por el cártel 22, lo retan abiertamente. No sé si sea un enfrentamiento real o una simulación derivada de la perversidad política que identifica a AMLO y sus aliados, pero vemos que están midiendo fuerzas por una nueva reforma educativa, a modo, aunque traiga un mayor deterioro para la ya disminuida calidad de la educación pública.

2. En contraste, lo recibió con entusiasmo un gobernador que, como Alejandro Murat, hace política, mucha política. Sabedor del triste destino de un estado cuando su gobernador se aleja del presidente de la República, construye un acercamiento inusual con un jefe de la nación surgido de un partido ajeno al PRI. Y, además, duro crítico del tricolor al que califica como un partido de mafiosos.

Notorio ha sido el atraso que resiente Oaxaca cuando las relaciones entre el gobernador y el presidente de la República no son óptimas. El olfato político de Murat descubre que, por primera vez en la historia, un mandatario de México anuncia su decisión de impulsar el desarrollo de la marginada región sur sureste, y se le une. No son pocos los encuentros en los que Murat ha hecho público reconocimiento al presidente López Obrador. El gobernador sabe su juego.

Nuestras tristes experiencias por la fallida política de acercamiento político nos han dejado muchos años de atraso. Así pasó con el mismo José Murat, primer gobernador que le hizo un plantón a Vicente Fox para exigir mayores apoyos. Luego vino Ulises Ruiz quien, abiertamente, se enfrentó con Fox y su alejamiento con Felipe Calderón fue más notorio a partir del conflicto político del 2006. La separación fue total y Oaxaca padeció lo indecible por la falta de flujo del presupuesto. Estos desencuentros suelen ser fatales dado que el 90 por ciento del presupuesto público para Oaxaca lo aporta el gobierno federal.

Con el capo priista del grupo “atracomulco” Enrique Peña Nieto, el enfriamiento de las relaciones trajo consigo cuestiones fatídicas. Nos volvió a dejar vestidos y alborotados con las supercarreteras y una serie de obras muy sentidas con todo y que, en su campaña, vino a hacer la faramalla de decir “lo firmo y lo cumplo” en el zócalo.

Con el saqueador Gabino
Cuatro años de tratos simulados entre Peña Nieto y el saqueador Gabino Cué. Ya veían la rapacidad de Gabino y su banda de saqueadores y, por lo mismo, no fluyó suficientemente el dinero público. En los dos años restantes de Peña, Alejandro Murat intentó recomponer al trato. Solo alcanzó a desempolvar los proyectos, hubo promesas sobre la conclusión de las súper carreteras, pero nada se concretó. Hoy, Alejandro Murat cultiva una nueva relación. Lo vimos ayer en Guelatao.

Que el pueblo decida
Apenas ayer por la mañana, ante la rijosidad del cártel 22 que insistía en doblar al presidente López Obrador para que autorizara una nueva reforma educativa al gusto de ellos, éste les respondió: “Dialoguemos, hay que debatir y que la ciudadanía decida, califique y atengámonos al veredicto de la Opinión Pública”.

Eso bastó para que, unas horas después, en Guelatao un disminuido grupo de “maistros” del cártel 22, se haya llevado rechifla fenomenal. Fue la primera reacción del pueblo ante la intransigencia de los vividores del chantaje político. En una explanada cerca del evento de la visita presidencial, lanzaron sus consignas y al terminar fueron objeto de burlas y rechazos. Se desbalagaron, como dicen en la Sierra, “con la cola entre las patas”. Primera demostración de que la gente ya le creyó a López Obrador que, en su entrevista mañanera, en referencia a la testarudez de la CNTE, dijo: “no sé los motivos de este movimiento; no tienen razón los que disienten”.

Cachetadas guajoloteras
Hubo una segunda expresión del hartazgo de la sociedad contra los que han hecho del chantaje y la presión política, su modus vivendi.

La triqui(ñuela) Lorena Merino la que invade impunemente desde hace años los portales del palacio de gobierno protegida por el tutelaje de la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) y la Defensoría de Derechos Humanos (DDHO), recibió ayer en Guelatao, una sopa de su propio veneno. Le asestaron unas cachetadas guajoloteras.

Al llegar con su pistolero al evento, se sentó frente al estrado principal, desplegó una gran manta con adulaciones para AMLO. Los de atrás le exigieron que no les tapara. Ella empezó a grabarlos con su celular de última generación. Se hicieron de palabras, su guarura golpeó a un joven, el público se enfureció y se fueron sobre el agresor y Lorena Merino. El escándalo fue antes de que llegara el presidente y como allí no había policías a quien agredir, la triqui(ñuela) se puso a llorar. Vaya, show.

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