Mi reino por un like
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Opinión

Mis dos centavos

Mi reino por un like

 


Yo quiero tener un millón de amigos/ y así más fuerte poder cantar
(Roberto Carlos)

Llega el aviso del whatsapp y el mensaje muestra un meme con una foto de un personaje de El planeta de los simios y una leyenda insultando a seguidores de Andrés Manuel López Obrador y parte de su gabinete.
¿Les ha ocurrido? ¿En Facebook, Twitter?, esto ha sido recurrente desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia, donde amigos, conocidos y uno que otro personaje constantemente comparten una serie de memes reclamando lo que para ellos es falta de respuesta, incongruencia por parte del actual gobierno, pero con una serie de calificativos que nos llevaría dos planas de este diario.
Existen dentro de ese grupo de personas, aquellas que desde hace tres campañas mantienen una fiel ideología de ir en contra de todo lo que represente la imagen de Obrador.
También hay otro grupo que ataca todo lo que han perdido con la salida del Partido Revolucionario Institucional del grupo fuerte en la toma de decisiones del país.
A esos dos hay que respetarlos, se han mantenido fieles a su animadversión al presidente.
Por el contrario, hay otro sector que antes de las elecciones, sus señalamientos eran hacia cualquier decisión que tomara o hiciera el entonces presidente Enrique Peña Nieto, el PRI era la figura principal de sus ataques, ni a Morena, ni al PAN, mucho menos al PRD que permanece como un fantasma en la esfera política.
Pero este sector ha encontrado un nicho de likes y retuits en las descalificaciones y memes contra el gobierno en turno, además de un incremento de seguidores en sus redes sociales.
En la trama de la Operación Berlín, difundida por Santiago Nieto Castillo, titular de la unidad de inteligencia financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, se mencionó que un grupo multidisciplinario de empresarios, académicos y periodistas, habrían pagado hasta 50 mil pesos por un meme contra Andrés Manuel López Obrador. Imaginen cuánto dinero pudieron haber hecho si esos memes que inundaron su time line o muro, los hubiesen sabido vender.
Desafortunadamente para este sector, el dinero no llegó… y que bueno, porque si no hoy los estuviesen investigando y hasta podrían funcionar como chivos expiatorios en un caso parecido a una serie de Netflix.
Pero, ¿entonces? Tantos memes y calificativos a todo lo que sea del nuevo partido en el poder, ¿a qué se debe?
A una razón básica, la necesidad de pertenencia, de ser reconocido y ser aceptado socialmente en una red global, ser consideradas como personas dignas de consulta por el número de seguidores.
No son “influencers”, quizá su pretensión sea llegar a serlo, por ello han basado su plataforma de promoción atacando —más que criticando— a una nueva administración.
Ojo, tampoco significa que las personas que integran este cambio político a nivel nacional en México no sean merecedoras de las críticas y señalamientos de sus acciones y posiciones como entes políticos en la estructura de toma de decisiones del país, la línea en este sentido es muy delgada, es válido criticar.
Pues también hay que añadir que el “efecto López Obrador” de la elección presidencial trajo consigo a un sinnúmero de actores y actrices en la política que no hubiesen logrado posiciones por si mismos.
Y pareciera que las y los nuevos personajes de la política morenista, fueron ungidos con un manto de benevolencia y moralidad que todo acto que hagan es lo mejor que pudo pasarle al municipio, estado o país y que nadie puede ni debe criticarlos por acciones como —no lo sé, se me ocurre… promocionar la “donación” de mísero material de curación de esos que vende conocida franquicia de farmacia chiapaneca—
No, las críticas son necesarias para una sana democracia, pero es deber hacerlo cuando existan razones, con fundamento y no por unos likes, retuits o seguidores y mucho menos inundar las redes de tus amistades con tanto odio.
En contraparte, existen también aquellos que aplauden, celebran todo lo que el gobierno de López Obrador realice, tampoco cuestionada absolutamente nada de lo que hagan las figuras políticas que llegaron a ocupar un espacio en el municipio, congreso local, gobierno estatal o federal.
Llamémosles los nuevos “PeñaBots”, esos que no han salido de la euforia que ya lleva más de 100 días en el poder y un poco más en las legislaciones locales. Estos son iguales a quienes critican, ansían likes y seguidores, aunque no son periodistas buscan influir en alguien, su familia o amigos, son esas figuras que trae consigo nuevas administraciones, los que por ninguna razón quieren estar fuera del presupuesto o alejados del amigo que conoce a un amigo, que está en el poder.
Por cierto, también hay en Oaxaca, un grupo de mercenarios de la información, que han encontrado en las redes sociales una forma de negocios, donde la crítica es proporcional al tamaño del “convenio” logrado, a mayor acuerdo, menor la crítica.
Se hacen llamar “influencers” y su leguaje se reduce a vituperios, groserías y demás insultos, porque en su imaginario es así como se hacen negocios, y quizá tengan algo de razón, porque detrás de ellos se identifican claramente las figuras políticas que “invierten” en los mercenarios de las redes.
No, su estrategia no es en generar vínculos con un sector, tampoco en difundir la plataforma de un político, menos en la implementación de redes, lo suyo es, ha sido y será la desinformación y el ataque.
Estamos pues en tiempos donde es bueno desconectarse por momentos de las redes sociales, de hacer limpieza y de evitar una alta dosis de odio que se comparte a diario por Facebook, Twitter, Whatsapp, es momento de recuperar esas charlas con amigos, del café godín, de las quinielas del soccer, algo bueno que platicar en casa a parte de lo malo que seguramente nos encontraremos, porque esto hay que dejarlo muy claro, las burradas no son ajenas a cualquier partido político y su uso –desafortunadamente—es recurrente.